El 19 de marzo de 2020, con la llegada del COVID-19 al país, se puso en marcha el despliegue militar más grande desde la Guerra de Malvinas: la operación “General Manuel Belgrano”.
En una entrevista con Infobae, Jefe del Estado Mayor Conjunto, General Juan Martín Paleo, reveló qué hay detrás de los 283 días de operación y de las más de 34 mil tareas realizadas.
-¿Cómo puede describir la performance de los militares en el marco de la operación “General Manuel Belgrano”?
-Llevamos más de 280 días de operaciones, lo cual marca el alto nivel de empeño. Tal como nos pidió el presidente de la Nación, Alberto Fernández, cuando nos convocó allá por marzo: pusimos los recursos humanos, financieros y materiales a disposición para mitigar los efectos del COVID-19. Considero que uno de los factores de éxito, en principio, fue haber reaccionado en forma rápida a través del desarrollo de un planeamiento abreviado. Aprovechamos la experiencia adquirida durante las elecciones, basándonos un poco en la organización de los comandos electorales para poder conformar los 14 Comandos Operacionales de Emergencia. Allí se trabajó de manera integrada, no solo entre las Fuerzas, sino también con otras agencias. Hoy, el trabajo interagencial, es un término superador de la conjuntes. También, fue importante la predisposición de las distintas Fuerzas, el general Agustín Humberto Cejas, el brigadier Xavier Isaac y el contraalmirante Julio Horacio Guardia pusieron todos los recursos a disposición de nuestro Comando Operacional. Además, destaco el trabajo de la gente de campo, porque puede haber un excelente planeamiento y predisposición, pero si la ejecución de la primera línea no es de excelencia, eso puede desmerecer todo lo otro. En términos de jerarquías, eso es mérito de todos los escalones intermedios y bajos.
-¿Cuáles fueron las fortalezas y debilidades de la asistencia brindada?
-Además del espíritu altruista del personal militar, las primeras estuvieron dadas por la capacidad de reacción y, a modo de antecedente, como dije antes, el trabajo en las elecciones. Estamos acostumbrados a operar en un marco de incertidumbre, esa fue otra fortaleza: el militar se prepara para cumplir misiones en este tipo de ámbito. El adiestramiento y la mentalidad de estar dispuestos para lo peor -un conflicto armado-, nos permitió afrontar esto con éxito. Al fin y al cabo, quien puede lo más, puede lo menos. Las debilidades pasaron fundamentalmente por los medios disponibles: escasos y, algunos, vetustos. Pero la situación también presentó una oportunidad: se visibilizó, ante nuestra población y ante la política, la herramienta formidable que representan las Fuerzas Armadas para, no solamente desarrollar operaciones militares, sino también para este tipo de misiones. Pienso en todo lo que hicimos y hacemos con tan poco e imagino todo lo que podremos hacer con un presupuesto menos exiguo. Lo relevante que resulta poder otorgar el bien público “Defensa” a todos nuestros compatriotas en forma adecuada y permanente.
-Afortunadamente comenzó el plan de vacunación. En ese contexto, ¿qué misiones tienen las Fuerzas?
-Esa es una operación contribuyente de lo que es “Belgrano I”, como pasamos a denominar a las actividades de protección civil y ayuda humanitaria. A partir de ahora, todo lo que esté relacionado con el apoyo al plan de vacunación nacional, lo denominamos “Belgrano II”. ¿Por qué continuamos llamando a la operación con el mismo nombre? Porque además de haberse cumplido, durante el 2020, los 250 años del nacimiento y el bicentenario del fallecimiento de nuestro prócer, reconocemos con esta denominación la labor que tuvo el creador de la Bandera como precursor de la vacunación en las campañas militares que llevó adelante; una parte de su rica historia que no se conoce mucho. A diferencia de la primera operación, “Belgrano II” tiene su centro de gravedad en el Ministerio de Salud de la Nación. Nosotros somos contribuyentes. En función de eso, colaboramos en el planeamiento del plan de vacunación de cada provincia.
-¿Tendrán un rol activo?
-Hay requerimientos concretos. Como el pedido de instalaciones militares, por ejemplo, para el almacenamiento de vacunas o insumos. Además, estamos colaborando con la distribución de vacunas en algunas provincias. En otras, está previsto el apoyo con vacunadores y registradores. También recibimos el pedido de apoyo de comunicaciones, así como también de transporte de personal y de insumos. En el caso de la Armada, prevemos su asistencia en toda la zona ribereña. Continuamos trabajando de manera integrada con el Ministerio de Salud, allí tenemos un enlace permanente. Todo está previsto y los elementos están preparados para trabajar de forma ininterrumpida durante el tiempo que demande esta actividad.
-Además, debieron realizar una campaña antártica en plena pandemia y llevar adelante el relevo de los cascos azules…
-Fue una epopeya. El objetivo que trazó el ministro de Defensa, Agustín Rossi, fue ambicioso. Su meta fue llevar adelante la campaña y nos pidió propuestas en torno a cómo realizarla, de forma de mantener nuestra presencia y apoyar a la ciencia, pero extremando cuidados. Para ello, las organizaciones de salud de las Fuerzas y la Secretaría de Asistencia para la Salud del Ministerio, desarrollaron un protocolo que pudo ser puesto en práctica. Fue extremadamente complejo, no solo porque las tripulaciones debieron hacer una cuarentena previa, con testeos permanentes, sino porque, además, debimos sanitizar todas las cargas. Similar fue con Chipre. En este caso, debimos hacer el relevo con Aerolíneas Argentinas, nuestra aerolínea de bandera. Esperamos poder contar, en el corto plazo, con un Boeing 737 que nos permita hacer esos vuelos.
Deudas saldadas
-Esa visibilización de la herramienta militar, de alguna manera, respondió la pregunta que muchos se hacían: para qué invertir en las Fuerzas Armadas en tiempos de paz.
-Se generó un consenso en la opinión pública y en la política. Por ejemplo, la medida del FONDEF no tuvo votos en contra. Este año, logramos dos herramientas fundamentales para el presente y para el futuro de las FF.AA. Por un lado, el blanqueo salarial. Eso repercutió en un montón de aspectos, como haber neutralizado la industria de juicios que existía alrededor de este tema. También, permitió levantar los embargos de las cuentas militares, lo cual obstaculizaba el normal funcionamiento operativo de las unidades y comenzó a mejorar, también, la situación de nuestra obra social. Además, se les presentó un futuro más atractivo a los integrantes de las Fuerzas. Hoy, ellos pueden pensar en dedicarse, durante su vida activa, a servir a la Patria, sabiendo que podrán tener un retiro digno cuando finalicen sus carreras.
-El FONDEF también es otra gran oportunidad…
-Es una medida de gran impacto porque cambia, de alguna manera, la visión de la carrera militar. Es un importante incentivo para el personal, que podrá tener los medios necesarios para desarrollar su vocación de manera adecuada. Además, permite pensar y proyectar a largo plazo y en proyectos de inversión que eran inimaginables y que nos permitirán recuperar capacidades.
-¿Cuáles serán las prioridades para su aplicación?
-Se hizo un trabajo dirigido por el Estado Mayor Conjunto, con participación de todas las Fuerzas y de las distintas secretarías del Ministerio. La idea que prima es la de apuntar a depender cada vez menos del exterior y buscar ser autosuficientes. Tenemos que desarrollar nuestro aparato de producción para la defensa. En primer lugar, y así fue orientado por la ley, buscamos modernizar en el país, recuperar -aprovechando las capacidades de la industria nacional- aquello que valga la pena hacerlo. Luego, desarrollar, a través de la investigación, aquellos recursos que puedan elaborarse acá. Y, en tercera instancia, se trabajará sobre adquirir materiales, siempre teniendo en cuenta la transferencia y el offset. Aproximadamente, con este fondo, para el año que viene contaremos con 34 mil millones de pesos. Para el 2022, con 57 mil; para el 2023, con 87 mil; para el 2024, con 104 mil; y para el 2025, con 120 mil. A partir de ese año, el valor destinado al FONDEF será del 0,8 por ciento de los ingresos corrientes.
- Usted mencionó que el blanqueo de salarios también influyó en la obra social. ¿Cómo está hoy el tema IOSFA?
-La situación no es la ideal y no escapa a la problemática que tienen hoy las obras sociales. La actual gestión se hizo cargo con un déficit que superaba los 5.000 millones de pesos; hoy se está cerrando el año con un ejercicio equilibrado y con una disminución del orden del 50% en los cortes de servicio por parte de prestadores y proveedores. Continuaremos trabajando para optimizar su funcionamiento.
-¿Están pendientes algunas normas que regulen el funcionamiento de las FF.AA.?
-Se está trabajando en dos leyes: la de reestructuración de las Fuerzas Armadas y la del personal militar. Ambas serán presentadas para que sean introducidas en el ámbito legislativo. Creo que con esas tres patas -salario, FONDEF y marco normativo- estamos dándole a la carrera militar una previsibilidad de largo plazo. Porque, la ausencia de los avances logrados, originó que, durante los últimos años, hayamos tenido una importante cantidad de hombres y mujeres que se fueron de las FF.AA. por mejores ofertas laborales. Otro aspecto importante, previsto para el año que viene, es la aprobación de la Directiva de Planeamiento de Defensa Nacional, un documento de carácter político pero que finaliza con instrucciones para el instrumento militar. A partir de ahí, el EMCO -como responsable del nivel estratégico militar- desarrolla el planeamiento que lo vemos materializado en el desarrollo de una estrategia multicapa de defensa. Para ello, esperamos trabajar con el personal de la Escuela Superior de Guerra Conjunta. La idea es que en esos claustros se desarrollen distintos planes de campaña que son los que nos permitirán evaluar cómo debemos organizarnos, equiparnos e instruirnos.
-¿Hay mayor cantidad de interesados en seguir la carrera militar?
-Si se analiza los últimos informes, con relación a los pedidos de ingreso e inscripciones, las cifras aumentaron significativamente. Evidentemente, colaboraron con este fenómeno, factores como la visibilización, el blanqueo, el reconocimiento a nuestro trabajo, la motivación con la que el personal lleva adelante las misiones (sabiendo que es útil para la sociedad) y el FONDEF.
Desafíos para los nuevos escenarios
- La ciberdefensa es un desarrollo clave, ¿cómo se preparan las Fuerzas?
-Uno de los objetivos que tenemos para el 2021 es la creación del Instituto de Formación de Ciberdefensa de las FF.AA. Aspiramos a que allí se concentre todo lo que es formación y especialización de los recursos humanos que se necesitan.
-Debe ser difícil retener a esos recursos, super calificados, cuando son tan requeridos en el ámbito civil…
-Justamente, otro de los temas que buscamos trabajar durante el 2021 es sobre la recomposición del salario. Apuntando, como hablamos cuando nos hicimos cargo, de equiparar la situación salarial a la de las Fuerzas de Seguridad, una necesidad que se viene reclamando hace tiempo. Lógicamente, eso va a depender de la situación económica del país. Soy optimista en este sentido.
-El ciberespacio también es otra área clave.
-Está bastante desarrollada. Lo que necesitamos ahí es la recuperación de la capacidad de caza interceptora supersónica. Ese es otro de los objetivos. En principio, este año tuvimos la triste noticia del veto de Gran Bretaña a la posibilidad de adquisición del Caza interceptor FA-50, de Corea del Sur. Eso nos retrasa un poco, ahora estamos evaluando otras opciones. Tenemos, en términos de adquisiciones, una visión totalmente pragmática. Evitamos depender de un solo proveedor o de una sola línea de abastecimiento.
-En cuanto a recuperación de capacidades, ¿cuáles son los objetivos?
-La capacidad de caza interceptora supersónica la vamos a recuperar, no a partir del año que viene, porque adquirir un sistema de armas de este tipo es una decisión de mediano a largo plazo y que tiene un costo elevado. Pero, actualmente, el personal de la Fuerza Aérea está evaluando las opciones. Lo mismo ocurre con la adquisición de un sistema de armas submarino. Son adquisiciones que requieren un importante financiamiento. Sin embargo, iremos incorporando capacidades a nuestra industria. Por ejemplo, se está evaluando la compra de un vehículo blindado a rueda para el Ejército Argentino. Entre las opciones está el Guaraní, realizado en la planta de Iveco, en Brasil. Sin embargo, el motor y el chasis se producen en Córdoba. Esa es la idea, promover y desarrollar la industria vinculada a la defensa, traccionando al resto del sistema productivo, científico y tecnológico del país. Argentina supo gozar de un aparato productivo orientado a la defensa que, a pesar de sus discontinuidades y falta de encadenamiento adecuado, alcanzó logros notables. Reactivemos aquellas capacidades que nos hicieron grandes de la mano de Savio y Mosconi.
-¿Y eso cómo repercutiría?
-Si nosotros sumamos capacidades a nuestra industria, ahorraremos mayor cantidad de divisas. Además, también podemos hablar de un eventual ingreso de éstas si es que logramos comercializar los materiales con otros países. Algo similar a lo que ocurre con FADEA. Dotar a la industria de la defensa de una orientación estratégica con origen en la conjuntes, integrarla con el sistema académico universitario nacional, articularla con el conglomerado industrial y proyectarla regionalmente constituyen pilares fundamentales de un proceso que tenga por finalidad asegurar la defensa de la soberanía nacional y sus recursos estratégicos.
-¿Está prevista la incorporación de material en el corto plazo?
-Continuaremos con la modernización del helicóptero UH-1H a Huey II, se sumarán equipos de comunicaciones de campaña, camiones blindados Oshkosh, armamento liviano, vehículos de guarnición y de campaña, helicópteros Bell AB 206 y terminales satelitales móviles para el Ejército. Además, para esta Fuerza, en TANDANOR, vamos a reacondicionar unas balsas. Para la Armada, seguiremos incorporando las OPV. Y, en TANDANOR, se construirán las LICA, unas lanchas de instrucción. Además, estamos terminando la modernización de otro Hércules C-130. Para fines del año que viene tendríamos cinco en vuelo. A ellos, se sumarán los Tucanos modernizados. También se incorporarán 4 aviones A4-AR, un helicóptero MI 16, un Bell 412, dos Hugues 500 y aviones de enlace B-200, que se pueden unir al patrullaje marítimo. Finalmente, prevemos el desarrollo de sistemas aéreos no tripulados. Estos son tan solo algunos de los proyectos.
-Las fronteras y el mar son dos lugares estratégicos para el futuro de las Fuerzas…
-Estamos participando en la operación “Marval”, en apoyo a las Fuerzas de Seguridad. Eso se integra a la operación “Fronteras”, con el sistema de radarización. Además, está a la firma, la creación de un Comando Conjunto Marítimo, que nos va a permitir trabajar en el desarrollo del Sistema Nacional de Vigilancia y Control del Espacio Marítimo. Todo esto es parte de la integración del concepto de defensa multicapa.
Balances
-¿Fue positivo que el poder político los haya convocado?
-Sumamente positivo. La razón de ser de las Fuerzas Armadas es la defensa de su población y contribuir al bienestar de nuestra Nación y para eso fuimos llamados. Aquellos Estados que se sienten amenazados o que tienen intereses, utilizan sus instrumentos militares para defenderse. En zonas de paz, como América Latina, quizá no existe la percepción de esa amenaza. En esta oportunidad, la sociedad pudo observar que el instrumento militar es una herramienta idónea.
-El mundo ya no es el de antes de la pandemia…
-Uno de los fuertes de la cultura militar es el planeamiento. Sabemos que se requieren de recursos humanos previamente adiestrados, organizados, equipados e instruidos. El nivel de previsibilidad de la guerra debe ser mayor. Y no hay otra forma de prepararse más que mediante la capacitación y el desarrollo de planes para cada escenario.
-A nivel personal, ¿qué significó haber estado a la cabeza del mayor despliegue militar después de Malvinas?
-Una gran satisfacción, en lo personal y en lo profesional. Pero también soy consciente de que no soy la figura principal. Los grandes actores fueron mi director de planeamiento, el General Pereda y mi comandante operacional, el General Deimundo Escobal. A ellos se sumó la generosidad de los jefes de las Fuerzas, que pusieron todos sus recursos a disposición, y el trabajo de los hombres y mujeres de la primera línea. Lo hicieron en forma sobresaliente y eficaz. Ellos son los grandes protagonistas. No tengo dudas de que en 10 años vamos a tener nuestro submarino, nuestro caza interceptora y otros avances que hoy vemos de manera alejada. El futuro depende de las acciones que empecemos a tomar hoy y somos responsables, desde nuestro rol, del país que entregaremos a nuestros hijos. Comenzamos desde el Ministerio de Defensa y el EMCO a dar pasos firmes en ese sentido. Iniciamos un buen camino.
Seguí leyendo: