La lapicera del Presidente o la fe en él definirán la votación más importante del primer año de su gobierno e incluso de todo su mandato. Más aún que la reforma judicial, el Presupuesto o hasta la movilidad jubilatoria. La interrupción voluntaria del embarazo es uno de esos proyectos que se garantizan una página en los libros de historia, como el matrimonio igualitario o el divorcio vincular. Aunque nadie se define triunfalista, en el oficialismo creen que en la madrugada de mañana será ley. Si las proyecciones estimadas por Infobae se concretan, los verdes podrían imponerse por 35 o 36 votos contra 32 o a lo sumo 33. No hay certezas pero a la hora de las definiciones es más probable que se sumen votos a favor de la ley que en contra o que en cambio se engrose la lista de abstenciones.
El presidente Alberto Fernández sigue las conversaciones y el conteo de posibles votos para la legalización del aborto principalmente con Anabel Fernández Sagasti. Como vicejefa del bloque del Frente de Todos, y representante del sector verde la mendocina lidera la estrategia para sancionar la ley. Del otro lado ayer por la tarde, pasadas las 18, el formoseño José Mayans, jefe del bloque del Frente de Todos, lideraba otra reunión pero junto a la radical Silvia Elías de Pérez. El “interbloque celeste”, como lo llaman en el Congreso, hacía su propio conteo y delineaba su estrategia para rechazar la ley. En ese “poroteo”, como lo llaman en la jerga parlamentaria, se contaban 34 votos a favor; 32 en contra (sin el voto de Carlos Menem); dos abstenciones (Alberto Weretilneck y Lucila Crexell) y dos indecisos (Edgardo Kueider y Sergio ‘Oso’ Leavy). Esos 32 o a lo sumo 33 votos celestes serían el techo de los que se oponen a la IVE, según dejaban trascender.
Quienes prefirieron no revelar su posición para escapar de las presiones, o no están convencidos aún de su voto, hoy deberán definirse y hacer pública su posición. El fin de semana Infobae hizo cuentas según las manifestaciones, sin proyecciones ni especulaciones: 30 senadores y senadoras habían manifestado que votarían a favor y 32, en contra. En el medio quedó un grupo de 9 senadores, sin contar al tucumano José Alperovich que está de licencia investigado por un caso de abuso sexual a su sobrina. El estado delicado de la salud de Carlos Menem deja, con el ex gobernador de Tucumán, dos votos menos para los celestes.
La lista de las dudas, que siempre puede engrosarse con sorpresas y cambios de último momento, terminaría inclinando la balanza a favor. Por otra parte, el quórum estaba garantizado ya que se acordó que se dará el debate y se definirá el resultado a través de la votación. Señal de que no se utilizará esa herramienta es el orden del día: primero se debatirá y votará la ley de los Mil Días de asistencia a futuras madres y niños hasta los tres años. Una vez sancionada esa ley, quizás por unanimidad, arrancará la discusión por la legalización del aborto.
Ese punteo incluye al salteño Sergio ‘Oso’ Leavy. Era celeste pero podría cambiar de posición por pedido del Gobierno. Después de que él mismo admitiera que estaba pensando su voto, Salta fue empapelada con su cara y un mensaje para que rechace la ley. El dilema para él es si vota lo que cree que los salteños esperan o según su mandato partidario. Dos años atrás el jefe de La Cámpora, Andrés Larroque, tuvo el mismo problema y votó a favor.
Algo parecido a los escraches que sufrió Leavy le pasó a Edgardo Kueider, también peronista pero entrerriano. Su caso es diferente porque siempre estuvo a favor de despenalizar el aborto y firmó el dictamen en disidencia. Puso objeciones a algunos artículos de la ley que podrían habilitar abortos después de la semana 14 en caso de que la persona gestante considere que está en riesgo su “salud integral”. Parece difícil que el senador por Entre Ríos vote en contra de una ley que se redactó en Casa Rosada y que facilite una derrota que se atribuiría al Presidente. En cambio el triunfo, aunque le daría aire al jefe de Estado, seguramente será compartido por lograrse con un voto transversal. Pero la derrota es un escenario que varios senadores del Frente de Todos quieren evitar.
En la misma línea insistió con pedidos de cambios el ex gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck. En su caso espera una promesa de veto parcial o alguna especificación en la reglamentación como respuesta a algunos de sus pedidos para votar a favor. Su otra opción es la abstención. Habría conversaciones que lo acercarían al voto impulsado por el Gobierno nacional pero la definición estará en el recinto.
Cambios al texto de la ley no habría. Ya lo descartaron en Gobierno y en el Ministerio de Mujeres, Diversidad y Géneros donde Elizabeth Gómez Alcorta sigue hora a hora las conversaciones del grupo de senadores que buscan garantizar la sanción de la ley y que lidera Fernández Sagasti. También hubo charlas con los gobernadores que en algunos casos están más comprometidos por el peso de la Iglesia en sus distritos.
Dos senadores de Juntos por el Cambio que votaron a favor en 2018, con fuertes argumentos hoy prefieren guardar silencio. Se trata de los cordobeses Ernesto Martínez y Laura Rodríguez Machado que creen que las circunstancias cambiaron desde que Mauricio Macri habilitó la discusión como Presidente y esta ley que impulsa el Gobierno junto con vastos sectores de mujeres y organizaciones que llevan años de reclamo. En Córdoba habrá elecciones el año próximo y mientras se mantienen los rumores sobre supuestos pedidos del PRO para no ayudar al oficialismo, en el interbloque de Juntos por el Cambio aseguran que al final, ambos mantendrán la posición de dos años atrás. “Es verde”, responden sobre cada uno de los dos.
Una incógnita es en cambio la entrerriana Stella Maris Olalla, tal vez el único voto que podrían sumar los celestes de este pelotón de dudosos aunque anoche no lo contaban en ese pelotón. Lucila Crexell del Movimiento Popular Neuquino ya se abstuvo en 2018, por lo que repetirá su postura o votará a favor. Solo Oscar Castillo, del Frente Cívico de Catamarca, que el año próximo termina su mandato, podría dar marcha atrás y pasar de verde a la abstención. También en su caso parece altamente improbable que vote en contra.
Aunque en Olivos y en la Rosada desmienten presiones oficiales, hubo un argumento repetido en las charlas con distintos senadores: la ley la impulsó el Presidente y una derrota lo debilitaría. Aseguran que la propia vicepresidenta dio instrucciones para trabajar en su apoyo. De hecho, para facilitar la sanción de la ley y resguardar a los senadores de posibles presiones en sus provincias, Cristina Kirchner habilitó la participación presencial de los legisladores en la histórica sesión.
Si bien dentro del recinto solo habrá una docena de senadores, entre las autoridades y los representantes elegidos de cada bloque, se les permitirá un sistema de rotación a la hora de los discursos. El permiso corre para los dos colores. Por ejemplo, Silvia Elías de Pérez viajó por primera vez a Buenos Aires desde la declaración del aislamiento en marzo.
Varios senadores sufrieron en los últimos días escraches, envío de cartas, mensajes por las redes sociales y en sus casillas de correo para reclamarles su voto. La tucumana Beatriz Mirkin, del Frente de Todos, se describió “harta” después de haber recibido 900 mails en solo un día. Al misionero del PRO Humberto Schiavoni le pidieron reunión representantes de distintas iglesias y aunque dialogó, aseguró que no cambiará su voto a favor. Como él, hay un núcleo duro en Juntos por el Cambio que no solo votará a favor sino que trabaja por la IVE: Guadalupe Tagliaferri, Martín Lousteau y Luis Naidenoff, entre otros.
Entre los que esta vez prefieren sesionar desde sus despachos, hay senadores de distintas posturas y bloques. Por ejemplo, además de los porteños y bonaerenses, por Juntos por el Cambio viajaron varios de los que votarán en contra como el fueguino Pablo Blanco; la tucumana Silvia Elías; el chaqueño Víctor Zimmerman; el entrerriano Alfredo de Angeli y también Olalla y la mendocina Pamela Verasay, otra de las abanderadas del voto a favor.
En el Frente de Todos hubo senadores que emprendieron el viaje durante el fin de semana de manera de no correr riesgos, como la chubutense Nancy González, otra de las operadoras a favor de la ley. También sesionarán desde sus despachos el entrerriano Kueider, como es habitual lo harán Jorge Taiana y Mariano Recalde; Oscar Parrilli y Fernández Sagasti, entre otros. Si hubiera asistencia perfecta, 38 senadores se encontrarán sesionando desde el Palacio Legislativo, 32 conectados en forma remota, un ausente y uno de licencia.
La definición será de madrugada y tras una larga sesión con discursos de diez minutos cada uno, excepto los cierres, y con la promesa de ser flexibles en el uso de la palabra para que cada cual se pueda expresar. Para conocer el resultado habrá que esperar el final de la sesión que al menos tendrá un punto de acuerdo mayoritario con la ley de los Mil Días.
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