Se perfila una semana clave para el Gobierno, pero también para la oposición. Los debates parlamentarios de la legalización del aborto y de la nueva fórmula de actualización jubilatoria servirán como un test para medir lealtades y convicciones, a pocos días de que comience el año de unas elecciones legislativas en las que se pondrán en juego los equilibrios en el poder político hasta 2023.
Alberto Fernández sigue haciendo números para saber si se rompe la paridad de votos en el Senado y así capitalizar el rédito político si se convierte en ley el martes próximo el proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), una de sus promesas de campaña.
Para la oposición, es todo un desafío. El debate por el aborto legal cruza de manera transversal a todas las fuerzas políticas y hay votos “verdes” entre los senadores de Juntos por el Cambio, aunque en muchas provincias de esos legisladores, la sociedad está más cerca de los “celestes”.
El interbloque de senadores de JxC ratificó hace cinco días que cada uno votará de acuerdo con sus convicciones, como en el debate parlamentario de 2018, y, según confirmó a Infobae el jefe del bloque del PRO, Humberto Schiavoni, habrá “libertad de acción, libertad de conciencia respecto al contenido del voto y libertad de quórum porque también se especulaba que los verdes nuestros no iban a dar quórum para de esa manera hacer caer la sesión”.
¿Pero qué pasa si esas libertades terminan favoreciendo la sanción de la ley y permiten que el Gobierno se anote un triunfo político que utilizará para hacer campaña? Hay dirigentes de Juntos por el Cambio que eran partidarios de no dejar librado todo a una cuestión individual y que preferían que, de manera explícita o reservada, se hubiera resuelto frustrar la iniciativa.
Sobre este punto también las posturas son transversales y no dependen de su adhesión al sector duro o dialoguista de la coalición opositora. De por sí, la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, es de las más intransigentes y sus allegados aseguran que no hizo gestiones de ningún tipo para favorecer o perjudicar la aprobación de la ley. “No llamó a nadie para presionar, no es su estilo y no cree en esas jugadas. Incluso cree que es mejor que la ley se vote ahora porque no es bueno que esta discusión sobre el aborto se eternice y siga desgastando a la sociedad”, señalan.
¿Mauricio Macri se movió entre sus legisladores para frustrar la sanción de la ley? En su entorno también lo niegan, aunque reconocen que si existiera algo semejante, sería imposible que alguien lo admitiera públicamente. En caso de que un senador opositor transformara su voto verde en celeste, lo haría a último momento, no lo anunciaría en los diarios. Schiavoni negó presiones, confirmó su voto favorable y negó que la ley sea un triunfo del Gobierno.
En Juntos por el Cambio hay mejor clima luego de la reunión cumbre del PRO de hace dos semanas, en la que Macri y Horacio Rodríguez Larreta mostraron una mejor sintonía y dieron señales de distensión interna, lo cual no significa que no haya diferencias.
El otro escenario que viene para medir la salud opositora será la sesión de este martes de la Cámara de Diputados en la que se tratará el proyecto que fija la nueva fórmula de movilidad jubilatoria, cuestionado porque deja afuera a la inflación como parámetro para su actualización y perjudicará al sector, si de manera efectiva no baja el costo de vida.
El oficialismo aún no tiene el número de diputados para aprobar la iniciativa y aunque la oposición cuenta hasta hoy 122 con votos para expresar su rechazo, en las mismas filas de Juntos por el Cambio deslizan que hay que seguir de cerca qué posición adoptan los dos diputados de la UCR de Jujuy que tienen como referente al gobernador Gerardo Morales.
El mandatario jujeño es hoy el dirigente opositor de mejor diálogo con el Gobierno, hasta el punto de que fue el primer gobernador en haber firmado a principios de diciembre el nuevo pacto fiscal con la Casa Rosada en medio de la quita de fondos a la Ciudad de Buenos Aires.
No sólo eso: María Burgos y Jorge Rizzotti, diputados de la UCR jujeña, obedecieron el pedido de su jefe político y votaron el impuesto a la riqueza que impulsó el kirchnerismo. Esos mismos legisladores y Osmar Monaldi, del PRO jujeño, votaron el Presupuesto 2021 junto al oficialismo. ¿Podrían auxiliar a Alberto Fernández para sancionar los polémicos cambios jubilatorios? Monaldi fue el único de los tres que publicó en Twitter un claro mensaje: “No al robo a jubilados”.
A Morales lo entienden en las filas de JxC porque le tocó gobernar un distrito complicado por la falta de fondos, la emergencia sanitaria y la amenaza permanente de Milagro Sala, pero hay quienes creen que para la oposición será un límite intolerable si avala la reforma jubilatoria.
En un sentido distinto, Elisa Carrió hizo su nueva contribución a sembrar inquietud en Juntos por el Cambio cuando anunció que iba a ser candidata a diputada en la provincia de Buenos Aires en 2021 y no descartó que se postule para pelear la gobernación bonaerense en 2023.
Luego de su respaldo a Daniel Rafecas como procurador y de la sugestiva foto con Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal en plena pelea interna de JxC , la fundadora de la Coalición Cívica volvió a sorprender y a dividir las opiniones en la coalición opositora.
Algunos dirigentes apoyan su lanzamiento anticipado porque creen que para las próximas elecciones legislativas “hay que poner en juego a las principales figuras”, pero otros opinan que su anuncio descoloca a Vidal, quien aún mantiene la incógnita sobre sus próximos pasos políticos, y le apunta sobre todo a Emilio Monzó, aspirante a competir en la provincia de Buenos Aires en nombre de una oposición distante tanto de Macri como de la propia Carrió.
Las PASO que quieren suspender el Presidente y un grupo de gobernadores serán la mejor herramienta para definir las postulaciones opositoras. Y si no, tendrán que apostar por unas elecciones internas a las que Bullrich le puso pimienta cuando propuso que allí se diriman “ideas y no candidaturas”. Para eso falta mucho. Hoy, Juntos por el Cambio tiene por delante una semana de dos votaciones parlamentarias clave y de un frente interno que puede mostrarse más homogéneo, pese a sus matices, o dominado por las tensiones de siempre.
Seguí leyendo: