Más distendido que lo habitual y con un tono casi paternal, el presidente Alberto Fernández juntó a su gabinete ampliado en un asado en Olivos. Los participantes aseguran que la mesa fue muy larga para que los 30 comensales se sentaran a distancia. A todos se les tomó la temperatura para poder ingresar. Lo más importante fue el agradecimiento del jefe de Estado a todo su equipo después del ‘reto’ público de Cristina Kirchner.
Lo esencial fue lo que no se dijo. La gestualidad pesó más que las palabras. No hubo referencias explícitas al discurso de la Vicepresidenta en el Estadio Único de La Plata, donde reclamó que se “busquen otro laburo” los ministros o legisladores que no se animen a defender al Gobierno. Pero el tono tranquilo y relajado de Alberto Fernández y sus elogios a los ministros fueron una señal para todos de que tienen que superar el mal momento.
Primero habló Gabriel Katopodis, ministro de Obras Públicas, que dejó el municipio de San Martín para asumir un cargo pensado como fundamental en el diseño de obras este 2019 y que terminó apuntalando la estrategia para pelearle a la pandemia.
Después habló el Presidente. Se mostró optimista respecto a la economía, al operativo vacunación y a la recuperación del país. Agradeció a cada funcionario presente con palabras cariñosas, por ejemplo hacia el ministro de la Producción, Matías Kulfas, quien esta semana ocupó un lugar destacada junto al Presidente en la visita a Río Grande, capital alterna. Kulfas es uno de los que dicen está en la mira del ala dura kirchnerista.
También, claro, participaron los ministros más alineados con el Instituto Patria: el de Interior, Eduardo ‘Wado’ de Pedro, que ya es un bien ganancial que comparten el Presidente y su vice; el de la Vivienda, Jorge Ferraresi, y el de Cultura, Tristán Bauer.
La única ausente fue la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, que tenía un compromiso familiar ineludible. Sí estuvo la ministra de Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta a quien no dejaron de preguntarle por el debate del próximo martes en el Senado de la ley de interrupción voluntaria del embarazo. También destacaron sus compañeros de gabinete que ella y Matías Lammens, el ministro de Turismo, fueron los únicos en llegar a la quinta presidencial sin chofer.
Como anfitrión, el Presidente estuvo acompañado por Fabiola Yáñez. Y estuvo todo el gabinete, además ampliado. Desde Martín Guzmán, de Economía, a Marcela Losardo, de Justicia. Y también la vicejefa de gabinete, Cecilia Todesca, una de las funcionarias más visibles con un rol destacado en temas de coordinación presupuestaria; el secretario general, Julio Vitobello; el jefe de asesores, Juan Manuel Olmos; el asesor Julián Leunda y el secretario de Comunicación y Prensa, Juan Pablo Biondi, uno de los más cercanos al Presidente y casi omnipresente. En su caso aguantó los reproches públicos de Alicia Castro, cuyo pliego se retiró del Congreso y no avanzó como candidata a la embajada en Rusia. Castro criticó que no hubiera aplaudido el duro discurso de CFK en el acto por el primer año de gestión de Axel Kicillof cuando Biondi sí aplaudió aunque lo hizo al final. Lo que reveló fue el malestar de una parte del kirchnerismo duro. Aún así, el Presidente trató de que el asado fuera más una palmada cariñosa en la espalda de sus funcionarios y funcionarias, al menos según la interpretación que hicieron ante Infobae varios de los presentes.
Se habló mucho sobre la llegada de la vacuna Sputnik V. El avión estaba en vuelo a la hora del asado y Ginés González García y el jefe de gabinete, Santiago Cafiero, conversaron sobre el anuncio de esta mañana en Ezeiza. A Cafiero muchos ministros le agradecieron su paciencia y trabajo del año.
Según comentó el Presidente, también habrá un agasajo la semana próxima para los diputados nacionales. A diferencia de lo que ocurre en el Senado, en la Cámara baja el Frente de Todos no tiene ni quórum ni mayoría propia, lo que obligó a intensas gestiones y redoble de esfuerzos al titular del cuerpo, Sergio Massa, y al bloque que conduce Máximo Kirchner. Además el martes 29 tendrán otra sesión difícil, esta vez para aprobar la ley de movilidad jubilatoria en paralelo a la sesión del Senado por la IVE y la ley de los Mil Días.
De todos modos lo que más nerviosismo generó, entre algunos, fue el partido Boca-Racing. Los más futboleros quedaron en un extremo de la mesa, atentos al celular: el ministro de Salud; Lammens y los dos felices hinchas de Boca, Katopodis y el ministro de Ambiente, Juan Cabandié.
Los aplausos llegaron con el brindis, señal de tensión contenida en un año en que la población atravesó un aislamiento total desde el 20 de marzo y con un virus que vuelve a mantener en vilo a la ciudadanía y al Gobierno por la nueva suba en la curva de contagios. A pesar de los recaudos, hubo quienes olvidaron la nueva recomendación y chocaron sus copas.