La pandemia no terminó y la vacuna no llegó. Aunque falta poco. Este jueves por la mañana arribarán las primeras 300 mil dosis de la Sputnik V, provenientes de Rusia, que comenzarán a aplicarse a partir de la próxima semana. En el Gobierno esperan poder empezar a vacunar a partir del lunes 28. Pero mientras ponen toda la energía en la organización del plan de vacunación, la preocupación crece a destajo por el comportamiento de la sociedad.
El presidente Alberto Fernández está impactado por las imágenes de los centros comerciales en los últimos días. Las calles de Flores, la feria de La Salada. Todos los escenarios están repletos de personas. Con y sin barbijo. La mayoría incumpliendo con la distancia social. Los videos y fotos de los últimas horas, previas a la Navidad, dan cuenta de que para los argentinos la pandemia terminó.
En un diálogo informal con los acreditados de la Casa Rosada, el jefe de Estado aceptó que le preocupa mucho el comportamiento de la gente y que no haya responsabilidad individual, como tantas veces pidió en las conferencias de prensa que realizó a lo largo del año. No hay conciencia social, no hay un cumplimiento efectivo de las normas que el Gobierno impuso como básicas en el inicio de la pandemia.
“Me preocupa mucho lo que vi en los últimos días. La gente no entiende que la pandemia no terminó. Es importante que se concienticen sobre eso”, expresó el mandatario. Pidió tomar recaudos para la fiestas y seguir cuidándose. El mensaje es claro. La llegada de la vacuna no modifica el escenario. Recién a mitad de año podría haber un nivel de vacunación importante que genere una inmunidad de rebaño.
El Gobierno, por ahora, no analiza medidas restrictivas. Sin embargo, el dinamismo marcado por el virus lo obligó al Presidente a reconocer que el año se termina igual que como empezó: sin demasiadas certezas. “Este virus nos obligó a caminar sobre un pantano, donde uno nunca sabe donde pisa”, advirtió. Pero las imágenes de los centros comerciales no son el único foco de preocupación. Otro de los temas latentes es la aparición de una nueva cepa de coronavirus.
En la tarde de este miércoles el Gobierno informó restricciones para el ingreso de vuelos provenientes desde Italia, Dinamarca, Países Bajos y Australia. Pondrá en marcha a partir de las 0 horas del 25 de diciembre nuevos requisitos para el ingreso y egreso de argentinos y residentes. y extranjeros, previamente autorizados por Migraciones.
Los requisitos incluirán la presentación de un test de PCR negativo y la realización de una cuarentena obligatoria de 7 días, según una decisión administrativa de la Jefatura de Gabinete, que se extenderá hasta el 8 de enero.
De esa reunión no solo saldrá la decisión sobre qué hacer con las fronteras del país y la llegada de los vuelos provenientes de Europa, también se terminará de delinear el operativo de vacunación. Las 300 mil dosis que llegarán de Rusia serán utilizadas solo para el personal de salud de todo el país. Son 700 mil en total. Luego seguirán las fuerzas de seguridad y los docentes. Y un escalón más abajo aparecen los mayores de 60 años.
En el encuentro están Alberto Fernández y los ministros que integran el Comité de Vacunación: el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro y el ministro de Salud, Ginés González García.
Fernández reconoció que se va a poner la vacuna rusa. Es un acto simbólico. Un puntapié inicial para el inicio de la temporada de vacunas. No sucederá lo mismo con su Gabinete. La prioridad la tienen los grupos esenciales que están en contacto permanente con pacientes que tienen covid-19 o que desarrollan sus tareas en la calle, como es el caso de las fuerzas de seguridad.
En ese contexto, el paso que sigue es el envío de las vacunas a todas las provincias y la puesta en marcha del plan de vacunación. En el Gobierno lo definen como un operativo inédito que necesitará una coordinación aceitada de los ministerios que participan. El operativo logístico pondrá a prueba la coordinación del Comité de Vacunación y la gestión de los gobernadores e intendentes.
El tercer tema que preocupa al Presidente es la fabricación en escala de las vacunas. Si bien espera que Rusia cumpla con el contrato firmado y pueda brindarle a la Argentina las 5 millones de dosis estipuladas para enero, advierte que la necesidad de vacunas en el mundo, sumado al tiempo que tardan en producirse, no va a la misma velocidad de las necesidades que tienen los gobiernos. Todos quieren la vacuna y la quieren con urgencia.
La misma preocupación tiene sobre el laboratorio Pfizer, con quien mantiene una compleja negociación, luego de que la empresa exigiera más cambios en la ley de vacunación. Exigen una mayor protección legal para evitar eventuales juicios por negligencia antes de firmar el contrato por 1.500.000 de vacunas que llegarían entre enero y marzo.
En el diálogo informal que tuvo con los acreditados evitó dar precisiones sobre las críticas de Cristina Kirchner al Gabinete. Es un tema espinoso. “Está todo bien. No pasa nada”, repitió tres veces. En el Gobierno no cayeron bien los cuestionamientos. Es obvio. Pero prefieren no entrar, nuevamente, en la confrontación interna. Implicaría gastar energías en un problema de convivencia.
El Gobierno retomó la agenda de la pandemia. Había cambiado el temario de prioridades en los últimos dos meses, donde quedaron atrás las medidas restrictivas de la cuarentena y el Presidente se enfocó en una agenda marca por la reactivación económica. La llegada de la vacuna y el aumento de casos de coronavirus obligaron a Fernández a retomar el camino de la gestión de la curva de contagios. La segunda ola puede llegar más temprano. Así lo advirtió Ginés González García. En la Casa Rosada se enfrentan a un múltiple desafío: vacunar y evitar que los casos aumenten.
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