Finalmente, el senador de Cambiemos Juan Carlos Marino anunció que mantendrá su postura en contra de la legalización del aborto para la votación del proyecto de ley del Poder Ejecutivo, que ya cuenta con media sanción de la Cámara de Diputados. La opinión del legislador era una incógnita, ya que había generado expectativa y se había manifestado abierto a revisar su decisión.
“Voy a votar según lo que me pide mayoritariamente la sociedad pampeana: no avanzar en la legalización. Sé que se habló de la posibilidad de un cambio en mi postura dado que nuevamente escuché y me reuní con todos”, expresó esta mañana en un comunicado de prensa.
Marino, que en 2018 votó en contra del proyecto de interrupción voluntaria del embarazo (IVE), opinó que se trata de “un debate que no está saldado completamente en la sociedad” y recordó que en el Congreso se escuchó a “reconocidos abogados y médicos tanto a favor de una postura como de otra”.
“Agradezco a todas las personas y organizaciones con las que me reuní, por la responsabilidad y el respeto con que plantearon sus argumentos y posiciones. La legalización del aborto es una ley que divide las aguas y que no genera consenso unánime en ningún ámbito ni en la sociedad en su conjunto”, expresó en el texto difundido a la prensa.
El senador añadió que, “luego de analizarlo mucho y de tomar en cuenta cada opinión y cada arista del tema”, decidió “ratificar el voto de lo que mayoritariamente le “solicita la sociedad” a la que representa.
El voto del senador de la oposición es uno de los que se contaban como posibles cambios en la nueva votación prevista para el 29 de diciembre en la Cámara alta. “No soy celeste ni verde. Aplico el sentido común, consulto, tengo una hija que es pañuelo verde y la otra más grande no tiene posición. Pero no me voy a guiar por lo que dice mi familia, me tengo que guiar por todo. Soy un hombre católico, creo en Dios, no soy militante. Tengo respeto por muchos curas y odio por otros, como los pedófilos”, había dicho públicamente.
Correligionarios suyos de la Unión Cívica Radical (UCR) le habían pedido que se pronuncia votara a favor, como los grupos “Mujeres Radicales”, “Juventud Radical” y “Franja Morada”. En el radicalismo provincial hay malestar por la falta de consulta en la agrupación sobre la emisión del voto en contra de sus dirigentes en la Cámara de Diputados y en el Senado, como el diputado Martín Berhongaray.
“El partido no ha tenido una instancia de debate respecto al proyecto. Nos han negado el debate. Lo hemos planteado hace dos años, lo planteamos ahora. Lamentablemente el partido no estuvo a la altura y decidió no debatir para dar un mandato a sus legisladores de que hacer en el Congreso”, sostuvo la diputada Agustina García, una referencia del feminismo radical.
Otro de los sectores que le habían reclamo a Marino fue la Red Pampeana de Profesionales de Salud por el Derecho a Decidir. “El rechazo al proyecto de interrupción voluntaria del embarazo en 2018 no sólo no salvó a nadie, sino que se cobró la salud y la vida de muchas mujeres de nuestro país”, le señalaron desde ese sector.
Aunque Marino afirma que la mayoría de la sociedad pampeana “está en contra”, lo cierto es que sus representantes se inclinan hacia la marea verde. En la media sanción en Diputados, tres votaron a favor y dos en contra (uno de ellos de la UCR). En 2018, la ecuación fue más contundente: en Diputados fue 4-1 a favor; mientras que en el Senado 2-1.
Tras la confirmación del senador pampeano, Lucila Crexell (Movimiento Popular Neuquino), la opositora Stella Maris Olalla (Corrientes) y la barilochense peronista Silvina García Larraburu aún permanecen en duda sobre cómo se pronunciarán en la Cámara alta.
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