La mitad de setenta y uno no es un número entero. En el Senado sólo podría haber empate en caso de registrarse ausencias o abstenciones al momento de votar la ley de regulación del acceso a la interrupción voluntaria del embarazo y a la atención postaborto. Hasta ahora la pelea es uno a uno y nadie tiene certezas de cuál sería el resultado. El oficialismo, con mayoría ‘verde’ en el Gabinete nacional, empuja la ley con circunstanciales aliados de la oposición. El propio presidente Alberto Fernández habla con gobernadores y legisladores indecisos. Para él es una apuesta fuerte y en el Congreso muchos avisan: la IVE es una política de salud que prometió en campaña. Lo repiten para que no queden dudas.
El senador que no estará presente en el debate es José Alperovich, de licencia por una causa judicial de abuso contra su sobrina. Por eso no son 72 sino 71 los senadores en condiciones de dar la discusión. El voto del ex gobernador tucumano se resta al sector ‘celeste’.
El recambio del año pasado determinó algunos votos más a favor de la ley, como los de Martín Lousteau y Guadalupe Tagliaferri de la ciudad de Buenos Aires. Con varios otros nombres que se sumaron se puede revertir aquel 38 contra 31 que bloqueó la ley en 2018. Nadie celebra por anticipado ni se anima a contar más de 34 a favor de cada postura. Alguno hablan de 33 a 33. Tres votos podrían estar en disputa. O tal vez, cuatro o cinco.
En ese escenario se impone la prudencia y el silencio, especialmente en el oficialismo. Sólo está claro hoy el núcleo duro inamovible de ‘celestes’ y ‘verdes’. Tan inamovibles son esos dos grupos que ni el Presidente o la Vicepresidenta podrían hacer cambiar de opinión al jefe del bloque del Frente de Todos, José Mayans, como tampoco influye la opinión contraria de Horacio Rodríguez Larreta frente a la postura de los dos senadores de Juntos por el Cambio que representan a la Capital. De hecho la condición de Lousteau para ser candidato el año pasado y sellar la alianza opositora fue que quien lo acompañara en la boleta fuera verde. Las contradicciones alcanzan por igual a Juntos por el Cambio y el Frente de Todos.
Aunque ahora es presidenta de AySA, Malena Galmarini retomó las negociaciones del 2018. La última semana se instaló en el Congreso con ministros y funcionarios nacionales y habló con varios gobernadores: Jorge Manzur (Tucumán), Gustavo Sáez (Salta), Oscar Herrera Ahuad (Misiones) y Sergio Uñac (San Juan). El norte es más celeste que verde pero se dieron algunas particularidades como que todos los tucumanos peronistas, excepto una, votaran a favor de la ley; dos misioneros, tres salteños y sólo un sanjuanino, Francisco Guevara, que tuvo una larga charla con la intendenta Mayra Mendoza. La quilmeña también trabajó, como Galmarini, reeditando la ‘sororidad’ de dos años atrás. Desde Córdoba sorprendió la unanimidad del bloque de Juan Schiaretti: cuatro en contra. En cambio el mediterráneo Pablo Carro, de La Cámpora, que cedió su lugar en las internas para un acuerdo peronista, reivindicó su familia de mujeres desde su abuela a su madre y hermanas. En el Senado el escenario es inverso: los tres cordobeses podrían votar a favor.
Ahora la pelea está en el Senado. Tanto el oficialismo como la oposición, que trabajan juntos pero por color y no por partidos, conversan intensamente para evitar roces y agresiones en los debates de comisión y en el recinto. El kirchnerismo decidió jugar fuerte y Cristina Fernández de Kirchner puso a liderar la estrategia a varias mujeres de su confianza y sólo a un varón. A diferencia de lo que ocurrió en 2018 será cabecera de los debates la comisión de la Banca de la Mujer que preside la pampeana Norma Durango. La vice es Tagliaferri, del PRO. Son dos votos ‘verdes’ y trabajan tan juntas como si fueran del mismo partido y en sintonía con los demás negociadores del voto a favor: Anabel Fernández Sagasti y Nancy González, dos senadoras cristinistas, y el senador por Tierra del Fuego Matías Rodríguez de La Cámpora. En Juntos por el Cambio coordinan las charlas y consultas la senadora porteña, la mendocina Pamela Verasay y dos varones: Lousteau y el jefe del interbloque, Luis Naidenoff. Del lado ‘celeste’ hay espadas fuertes: el jefe del bloque del Frente de Todos, Mayans, además de Mario Fiad (presidente de la comisión de Salud que en 2018 lideró el debate) y la tucumana Silvia Elías de Pérez.
A pesar de la dureza de las posiciones hubo conversaciones estos días. Para mostrar pluralismo y evitar roces innecesarios el sector ‘verde’ cedería y ampliaría el acotado listado de expositores. Este lunes a las 14 participarán del plenario de comisiones la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta; el ministro de Salud, Ginés González García; y la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra. Redactoras del proyecto de ley, Ibarra y Gómez Alcorta, son además algunas de los más férreas defensoras y guardianas de la ley. Tras su participación podría arrancar este mismo lunes el desfile de disertantes que como en Diputados será equitativo entre las posiciones a favor y en contra. La hoja de ruta terminaría con reunión de senadores el jueves para dictaminar y enfrentar la votación en el recinto el próximo martes 29.
Gómez Alcorta e Ibarra no sólo hablan con los senadores del oficialismo. Abrieron un puente de diálogo con la oposición desde antes del envío del proyecto al Congreso. El viernes Santiago Cafiero, jefe de gabinete, recibió a Oscar Parrilli, enviado de la Vicepresidenta y presidente de Justicia, otra de las comisiones que participan. Fernández Sagasti también pasó por Casa Rosada para puntear votos y estrategia.
Uno de los pedidos que se reitera es bajar el nivel de litigiosidad en lo discursos. Hay hasta quien ha sugerido no pelear por la herencia que dejó Mauricio Macri o la anterior de Cristina Fernández o los logros que cada uno usualmente reivindica de ambos ex presidentes o del actual, Alberto Fernández. Ante las diferencias por el aborto, buscan despejar la otra “grieta” y alivianar el debate.
Otra preocupación es la seguridad de los senadores. Ya en Diputados el jujeño Daniel Ferreyra cambió en medio de la votación su postura a favor por abstención. Aseguró sentirse amenazado. Para prevenir ese tipo de situaciones hubo un cambio protocolar en el Senado que no todos advirtieron aunque fue votado en sesión. Lo que CFK negó durante toda la pandemia se acordó para tratar la IVE, y la ley de los Mil Días que la acompaña. Todos los senadores que lo deseen podrán conectarse en forma remota desde sus despachos en el Palacio del Congreso y rotarse en el recinto. Es decir que seguirá siendo una sesión por teleconferencia pero en simultáneo habrá una docena de senadores y las autoridades mientras el resto tendrá la posibilidad de rotar y dar sus discursos en forma presencial desde una banca. Sería una forma de evitar posibles escraches.
El cambio del protocolo evidencia la decisión política de Cristina Kirchner que si tuviera que votar para desempatar volvería a hacerlo a favor. El empate no es una estrategia que contemplen quienes quieren aprobar la ley: es un riesgo que nadie quiere correr. Y aunque su voto quedaría en los libros de historia, la propia Vicepresidenta justificó en 2018 su anterior rechazo y su cambio de opinión. Votó por las militantes de su fuerza política, por sus hijos y por sus nietas. Ella también se amigó con Bergoglio desde que fue entronizado como Papa y hasta se mostró con un rosario en el cuello en los últimos meses en dos ocasiones.
El otro aporte según la experiencia de dos años atrás fue la apertura del proyecto a las negociaciones paralelas entre Diputados y el Senado. Se trabajó activamente el último fin de semana largo para modificar el proyecto de ley antes de la votación en la cámara baja. No todos los pedidos de algunos senadores se aceptaron pero si dos importantes: que las niñas de 13 años embarazadas sean acompañadas para la realización de la práctica y la objeción institucional de conciencia, un cambio que además llena un vacío legal que quedaría en caso de que todos los profesionales de una institución alegaran objeción individual. Así, al permitir legalmente que una clínica privada y sus profesionales se excusen de practicar un aborto se los obliga a garantizar la asistencia de la persona gestante acuerdo mediante con otra institución a la que se la derivaría.
Consultada por Infobae la senadora Tagliaferri aseguró que “hay un largo camino hacia el 29, no hay nada definido, la vocación del sector verde es poder transitarlo con respeto, tolerancia y escucha en un ámbito democrático con mucho respeto”. Al mismo tiempo señaló: “Celebro que el Presidente haya vuelto a poner el debate en el Congreso” y reivindicó como “importante” la experiencia del 2018 cuando aún en contra de la ley Macri habilitó la discusión. Coincide con ella la ministra Gómez Alcorta que cree que aquella discusión sacó el tema que era “tabú” y lo instaló social y políticamente. Ambas creen que hoy se está “más cerca” de una ley que no pertenece a un partido político. Los senadores del kirchnerismo en cambio decidieron hacer prudente silencio y no dar pistas sobre las negociaciones en marcha.
Todos cuidan las listas de posibles votos en disputa. Alegan que deben preservarlos de presiones o escraches. Esta cronista recibió este sábado un mensaje vía mail de quien se presentó como pastor y solicitó teléfonos celulares de los senadores ‘provida’ o ‘indecisos’ supuestamente para expresarles su “apoyo” y “agradecimiento”. Los legisladores tienen vías de comunicación públicas por lo que el pedido fue enfáticamente rechazado por improcedente. Ya hubo este año, como en 2018, escraches a domicilios de diputados nacionales o familiares. Y también hace dos años, cuando por primera vez se discutió en el Congreso la legalización del aborto, se viralizaron números particulares de diputados y senadores. En septiembre, en el marco del debate por el protocolo de funcionamiento se viralizó el número de celular de Sergio Massa y él y su familia recibieron amenazas que denunciaron ante la Justicia. En 2018 los números de los diputados de Tierra del Fuego que votaron a favor del aborto fueron expuestos en pantallas gigantes durante una ceremonia religiosa y este fin de semana el Consejo de Pastores de Misiones expresó su “profundo desagrado y decepción por los votos favorables” de las diputadas Cristina Brítez y Flavia Morales y la abstención de Héctor Bárbaro. Convocaron además a movilizaciones para evitar la sanción de la ley en el Senado.
Como ocurrió con la votación del matrimonio igualitario, una década atrás, los ausentes (o las abstenciones) podrían inclinar la balanza a favor. En sesiones remotas hubo alta asistencia, en ocasiones perfecta. Carlos Menem se ausentó sólo por problemas de salud y su hija, Zulema Eva, es militante provida aunque hace un tiempo retomó conversaciones con el Presidente como empresaria. Hasta hay quien le ofrece una candidatura en Buenos Aires o La Rioja. Su padre, según el resto de los senadores, ya no tiene qué perder, políticamente, ni tampoco qué más ganar. Su voto es celeste, si es que participa de la sesión.
También el futuro electoral de otros senadores que renuevan su banca el año próximo está en juego. Los senadores son casi tan conocidos como los gobernadores en muchos casos, o incluso fueron mandatarios provinciales. Y la proyección de otros a futuro y a nival nacional, es otro ítem que pesa además de que un tercio del Senado se renueva el próximo año y varios arrancarán la campaña el próximo mes de marzo. Los pampeanos, como los tucumanos, por ejemplo. Juan Carlos Marino, de la UCR de La Pampa, habría anticipado que acompañará. Los jujeños Mario Fiad y Silvia Giacoppo estarían en contra, aunque en la última sesión se ausentaron y no votaron la quita de partidas a la Ciudad en línea con el apoyo de Gerardo Morales al presidente Fernández. El salteño Guillermo Snopek votó ‘celeste’ pero está muy cerca del Gobierno nacional.
Las especulaciones son muchas y hasta pueden pesar las presiones familiares de algunos senadores con hijos militantes de la legalización como es el caso de Dalmacio Mera. Por eso cada uno de los 71 senadores tiene el mismo peso que los otros a la hora de votar.
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