Al igual que en la discusión de 2018, la diputada nacional Gabriela Cerruti tuvo un rol trascendente en el debate por la legalización del aborto. Esta vez su bloque la eligió para cerrar una sesión maratónica que se inició el jueves por la mañana.
Antes de arrancar con su exposición recordó al Eduardo “Pino” Solanas, quien murió el pasado 7 de noviembre en París mientras ejercía su cargo como embajador ante la Unesco por COVID-19: “Permítanme la licencia de traer a un compañero que nos anunció que contra viento y marea iba a ser ley. Pino, acá te decimos que vamos a cumplir y que va a ser Ley”.
Puso como ejemplo las luchas que se vinieron dando en el país desde el año 45 que luego de se convirtieron en derechos y destacó: “Cuando eso sucede esas leyes prontamente cambian el paradigma y se convierten en sentido común del colectivo. Esto es lo que va a pasar, sin duda”.
Durante su discurso, la diputada dijo que se habló mucho sobre el rechazo al deseo de ser madres en determinados momentos de las vidas de las mujeres y en ese sentido cuestionó que durante todo el debate no se mencionó lo que sí quieren esas mujeres que deciden terminar con un embarazo: “No discutimos en toda la noche lo que sí deseamos porque cuando un embarazo es no deseado es porque desea otras cosas y el verdadero conflicto está con esas otras cosas que sí desea”.
“En el discurso de 2018 dije que mi generación somos las hijas de las locas del pañuelo blanco y las madres de las locas del pañuelo verde. La verdad, es que somos bastante más que eso. Somos la generación que en el 82/83 salió a la calle a pelear por la democracia y las compañeras radicales van a entender bien lo que digo porque en aquel momento pelear por la democracia y el divrocio iban de la mano porque si alguien tenía claro que la democracia era la ampliación de derecho ese era Raúl Alfonsín”, enfatizó Cerruti al referirse a la importancia de la aprobación del proyecto de ley de aborto legal.
Recordó que en su juventud, peleó no sólo por los “cuerpos desaparecidos” sino también por la “patria potestad compartida”, en momentos donde la mujer tenía menos derechos que los hombres.
También dijo que su generación sufrió su propia pandemia, como lo fue el SIDA en los años 90 y que a partir del 2003, pero que en 2003 los militantes volvieron a las calles y se reencontraron con la lucha del matrimonio igualitario y la identidad de género.
“Nos gusta mucho hablar de nuestras ancestras. Sepamos que somos las ancestras de las que vienen. Llevamos en nosotros la memoria del futuro y hoy, esta noche, podemos decidir acá qué memoria de esas pibas queremos ser”, señaló la diputada.
Y concluyó: “Queremos ser la chispa que prenda una antorcha de una piba que en algún futuro, en algún lugar del planeta, se plante a luchar por otro derecho. Por las pibas que están en la calle, por las pioneras, por las ancestras, pido que pongamos en votación este proyecto y que sea ley”.
Con un efusivo aplauso por parte de sus compañeros de bloque y los que apoyan este proyecto de ley Cerruti hizo referencia a dos cuestiones: el fin de la hipocresía y la consolidación del deseo.
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