En el primer año de Alberto Fernández, analistas políticos compartieron sus estudios sobre la percepción social de la marcha del gobierno en el marco del XVI Congreso de Economía Provincial 2020 organizado por la Fundación Libertad.
Durante el encuentro, los consultores Enrique Zuleta Puceiro, Pablo Knopoff (Isonomía) y Mariel Fornoni (Management & Fit) concluyeron con un diagnóstico crítico sobre el eje “Imagen del gobierno y la oposición al finalizar el 2020”, donde evaluaron una gestión del Frente de Todos con escasos resultados en medio en una crisis signada por la pandemia de coronavirus, los problemas estructurales de la economía y las inconsistencias internas por las características del gobierno de coalición.
En su reflexión, Zuleta Puceiro trazó una comparación general sobre lo que ocurre con otros gobiernos alrededor del mundo y manifestó que “6 de cada 10 gobiernos del mundo democrático son presidencialismos de coalición” que tienen como “signo común arbitrar procedimientos de supervivencia desde la emergencia y la provisoriedad”.
“Los liderazgos actuales, en cualquier país, no gobiernan sobre la base de su imagen o proyectar ideas positivas que generan confianza. Todos son gobiernos disruptivos que no dudan en afrontar conflictos muy fuertes con los sectores como la Justicia y los medios de comunicación, como hicieron Donald Trump o Boris Johnson”, ponderó.
“En el caso argentino, Alberto Fernández termina un período en el que el signo dominante es el carácter defensivo. Todas las materias significativas se las lleva a marzo, no se puede decir que esté aplazado. En algún momento tuvo un reconocimiento por la salud, pero hoy una inmensa mayoría se pregunta: ‘¿cómo pude hacer caso a los análisis en la primacía de lo sanitario sobre cualquier otra consideración, cómo me pude equivocar, qué me pasó? Eso le está pasando a la gran mayoría de las sociedades occidentales”, desarrolló Zuleta.
En ese marco, el consulto planteó que el país enfrenta un “ciclo de alta incertidumbre que es distinto de diciembre del año pasado”, con una “pérdida de confianza en las instituciones económicas” y que la carta de Cristina Kirchner da cuenta que el gobierno del Frente de Todos mantendrá una “lógica de la confrontación”. “Nunca antes los argentinos estuvieron tan de acuerdo en tantas cosas, y que a nivel de la cúpula se fragmenta y genera un escenario de volatilidad”, apuntó.
“El fracaso absoluto es la cuestión social. No solo los indicadores de pobreza o indigencia, es la idea de que no ha funcionado el sistema económico, hay pobreza porque no hay empleo, no hay empleo porque no hay instituciones. Son los actores que reivindican para sí el monopolio de la iniciativa, pactan e impiden que el sistema se reproduzca por la calidad de las instituciones”, concluyó.
Nivel de aprobación
A su turno, Mariel Fornoni planteó que el Gobierno mantiene un 40% de aprobación social similar al comienzo de la gestión, tras perder un 92% de acuerdo y acompañamiento alcanzado con la implementación de la cuarentena aplicada en marzo. Y precisó que el apoyo empezó a decaer desde el intento de intervención de la cerealera Vicentin y los proyectos de reforma judicial. “Ahí perdió ese grupo que no lo votó pero lo apoyaba”, sostuvo.
“Nosotros vemos que ese 40% de aprobación está igual, pero no cualitativamente, porque estaba la expectativa. Hoy pasó un año, la verdad el que paga lo costos es el gobierno actual, el hartazgo social es diferente mientras la gente te exige resultados en el corto plazo”, expresó la investigadora de Management & Fit.
Acerca de la evaluación actual del gobierno, Fornoni compartió que “el 50% de la gente dice que las decisiones las toma Cristina” Kirchner, mientras que el 30% opina que lo hace Alberto Fernández. Eso implica que el presidente no está logrando “consolidar un liderazgo”.
“Es un gobierno debilitado con muy poca gestión. Yo le pondría un 4 como aprobado y la opinión publica coincide en esto. Es una una coalición de gobierno que cruje por muchos lugares y que no se sabe por donde está el poder”, amplió Fornoni.
En un comentario sobre el escenario electoral de 2021, la consultora comentó: “Si los resultados fueran similares al del año pasado, y se espera que sean mejores para la oposición, en Diputados el Frente de Todos quedaría con quorum propio y mayoría simple, y en el Senado podría perder un senador por Chubut”. Y agregó: “Se renuevan distritos hostiles que no es probable consiga los dos tercios si quisiera pensar en el alguna reforma importante”.
Sobre el sistema político en general, Fornoni concluyó: “Lo que se perdió es la expectativa y se dejó de pensar que alguien puede resolver (los problemas), ni el oficialismo, ni la oposición. Hay una divergencia muy fuerte entre las preocupaciones de la dirigencia política y las de la agenda cotidiana, no se termina de entender por qué lo que se discute afecta a su vida privada y a sus urgencias”.
Pandemia de pesimismo
Pablo Knopoff consideró que la gestión de Alberto Fernández enfrenta un problema de “identidad”, ya que se puede concluir que “en estos 12 meses de gobierno, están representados los 12 meses del gobierno del kirchnerismo”, ya que osciló desde una política de acuerdo y consenso -como en la primera gestión de Néstor Kirchner- hacia “definiciones que tensionan” en el campo político y finaliza con medidas que se destinan “hacia adentro” de la coalición oficialista.
“Todavía hay una ausencia de identidad de este período”, puntualizó.
Sin embargo, concluyó que “lo peor de la pandemia es la cohabitación de pandemias”, que incluyen la “pandemia económica, de la inseguridad y del pesimismo”. “Si bien puede haber un rebote, lo que muestra el año como clima de época del mundo es que un conjunto de argentinos ven mucha desconfianza en el futuro”.
“Hay un consenso que algunas cosas no funcionan”, resaltó Knopoff. En esa línea, expresó que “con la pandemia del pesimismo dejó de importar quien votó en la elección anterior” y por lo tanto, se abre una oportunidad para repensar “las narrativas que tenemos del Estado y de la Argentina”.
“La política tiene una oportunidad para atender lo que la sociedad ya dirimió. Hay dos dilemas: si lo que nos trajo hasta acá es la pandemia o la vieja normalidad. La sociedad tiene muy claro que lo que nos trajo fue la vieja normalidad y que la pandemia lo aceleró. El desafío no es volver a la vieja normalidad, sino en la creación de una nueva normalidad”, consideró el consultor de Isonomía.
“Es un buen momento de la mega crisis de volver sobre estos puntos, para entender de dónde vendrán los nuevos liderazgos en una década”, concluyó.
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