“Estaba seguro que iba a terminar así”. Alejandro Vandenbroele accede a hablar con Infobae luego de una semana trascendental para su futuro. Primero, la Cámara de Casación ratificó la constitucionalidad de ley del arrepentido. Y luego la Corte Suprema confirmó todas las condenas en el caso Ciccone. No le gusta hablar de “arrepentido”, pero es consciente que su confesión fue clave y disparó esquirlas para otras causas judiciales. Recluido en Mendoza, el ex titular de The Old Fund intenta retomar una vida “normal”. No se olvida de aquel lunes 6 de febrero de 2012, cuando su ex esposa, Laura Muñoz, decidió dar una entrevista y revelar el escándalo. Esa mañana, Vandenbroele había viajado a Buenos Aires para asistir al velorio de un dirigente radical, muy amigo de su familia. De repente, le estalló el teléfono. Minutos después, llamó a Nuñez Carmona, que recién se había bajado de un avión.
“Los primeros días fueron los peores”, dice a la distancia, aunque luego le tocó ir a la cárcel durante 28 días por una causa abierta en Uruguay.
Vandenbroele se mantuvo alejado de los medios desde el comienzo del escándalo. En cada visita a los tribunales de Comodoro Py, hacía lo imposible para esquivar a los periodistas. Recién en febrero de este año, a raíz de la filtración de su legajo como arrepentido, decidió hablar. “Mi declaración como arrepentido fue libre, no fue pagada por nadie”, dijo en ese momento en una entrevista con este medio. Días después, renunció al Programa de Protección de Testigos.
Vandenbroele se arrepintió recién en noviembre de 2017, un mes después del arranque del juicio oral por Ciccone. Contó los detalles de la trama de corrupción que terminó con la compra de la imprenta y confirmó que había vivido en el departamento de Boudou: “Núñez Carmona me ofrece el departamento de Boudou gratuitamente y me pide que consiga una empresa extranjera para armar el contrato de alquiler y justificar los ingresos. Así es que llamó a un amigo, Fabián Carozo Donatiello, que por hacerme un favor lo metí en un problema en el que no tiene nada que ver. En enero, febrero de 2011, decido irme del departamento porque me parecía una locura después de lo que habíamos hecho con Formosa y porque yo ya era presidente de Ciccone”, dijo en ese momento.
Su testimonio expuso, además, los condimentos políticos del caso. “Nuñez Carmona me manifiesta que Néstor Kirchner estaba interesado políticamente en que la gente de Boldt, que él entendía que era de Duhalde, no se quede con la empresa Ciccone”, dice su declaración ante el fiscal Jorge Di Lello.
El aporte de Vandenbroele fue fundamental en la causa que investiga un supuesto asesoramiento a la provincia de Formosa (ahora enviada a la justicia federal de esa provincia) y en el segundo tramo de la causa Ciccone.
De los condenados por ese escándalo, Vandenbroele fue el único que no apeló la sentencia del TOF 4, aunque seguía pendiente de las decisiones judiciales. A casi nueve años del escándalo, el abogado vive en Mendoza sin restricciones: no tiene custodia, ni bienes embargados, y podría salir del país si se lo propone.
¿Cómo tomó el fallo de la Corte sobre el caso Ciccone?
Yo lo había dado por cerrado antes, cuando declaré lo que tenía que declarar. Estaba seguro que iba a terminar así. No me generó un alivio en concreto el fallo (de la Corte), pero es una etapa que doy por cerrada. Sí, fue muy importante el fallo de la Cámara de Casación sobre los arrepentidos porque estoy seguro que iban a ir por ese camino. Son personas que están cumpliendo una condena y usan todos los medios para defenderse. Son las reglas del juego. Cuestionar mi testimonio era una herramienta para tirar abajo la causa Ciccone.
¿Por qué estaba tan seguro que la Corte iba a ratificar las condenas?
Es vox populi que (Boudou) perdió apoyo político. No lo defendieron en su momento y la Corte Suprema no lo iba a defender. No tenía elementos jurídicos para revertir las condenas y no había una necesidad política. Es muy simple.
¿Todos los responsables por el caso Ciccone fueron condenados?
Claramente no, hubo otros responsables que no fueron condenados. (Guillermo) Reinwick (yerno de Nicolás Ciccone) fue el que impulsó todo esto. También hubo varios empresarios. Pero hubo un interés dentro de la Justicia de meter a algunos adentro y dejar a otros afuera, durante el gobierno de Cristina y después también.
Ahora que terminó todo, ¿por qué tardó tanto en arrepentirse?
Lo venía madurando hace tiempo, estaba cansado del tema. Me costaba encontrar una salida. No conocía la ley del arrepentido. Se fue dando por decantación. Yo tampoco tenía apoyo. Todos tenían sus abogados y yo me tuve que ir a buscar un defensor oficial. Sentía que me estaba quedando solo. Obviamente cuando tomé la decisión tuve en cuenta cómo afectaría en mi familia y en mi hija. Cuando los detuvieron (a Boudou y Nuñez Carmona) dije ‘basta’. Yo ya había estado preso.
En su declaración como arrepentido había dicho que quería ‘pagar sus culpas’. ¿Siente que las pagó?
No lo sé…. El tiempo que estuve en la cárcel fue por otro tema. Me hago cargo de lo que hice, podría haber elegido una cosa y elegí a otra. Me arrepentí y quiero seguir adelante con mi vida. La valoración de si fue justo o no, no debería haberla yo.
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