Contrariamente a lo que esperaban el Presidente y el Ministro de Salud, Argentina tiene una de las tasas de mortalidad más altas del planeta por millón de habitante, y ya se comprobó que en los municipios del conurbano hubo mortalidades similares a las ciudades más afectadas del mundo. Almirante Brown, por caso, tuvo 1.500 muertes por millón de habitantes, no muy por debajo de New Jersey, con 1.800 por millón de habitantes. El Case Fatility Rate (índice de letalidad), finalmente, está en el orden de 2.7%, la tasa de los países con mayor mortalidad. Mientras tanto, todavía existe una alta positividad en los test, del orden del 25%.
Sin embargo, todavía tiene una oportunidad de evitar un nuevo fracaso: organizar el programa de inmunización más importante de la historia. Se trata de una campaña totalmente distinta a todas las anteriores, porque será por fuera del calendario de vacunación anual y deberá estar concluida en pocos meses. Representa un inmenso desafío logístico-territorial.
No son temas ajenos para los funcionarios del Ministerio de Salud. La secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, fue durante diez años -2007/2016- coordinadora del Plan Nacional de Inmunización, donde logró éxitos indiscutibles con la aplicación gratuita de las 20 vacunas que están en el calendario nacional y la distribución de 41 millones de dosis anuales, aunque bajo otras condiciones.
Vizzotti creció profesionalmente en el circuito académico que debate desde los inicios del siglo XXI sobre la centralidad de la inmunización global para garantizar la igualdad de oportunidades y en el 2012 aprobó el Plan de Acción Mundial sobre Vacunas (CGAP), que considera a la inmunización como un componente esencial del derecho humano a la salud y previene 3 millones de fallecimientos anuales. Al presentar ese informe, la OMS y la UNICEF aseguraron que tres de cuatro niños de todo el mundo estaban recibiendo un paquete mínimo de vacunas.
Bajo este marco, un grupo de expertos liderado por el tailandés Yot Teerawattananon, fundador del Programa de Evaluación de Tecnología e Intervención en Salud (HITAP) del Ministerio de Salud Pública de su país, dio unas pocas recomendaciones para gobiernos en la lucha contra el COVID-19, entre las que se destaca la necesidad imperiosa de que cualquier estrategia contemple la distribución global de las vacunas una vez que la autoridad regulatoria la haya aprobada, determinando las poblaciones objetivos y estableciendo plataformas transparentes, a la que puedan acceder organizaciones no gubernamentales que garanticen la equidad y la ética de las decisiones e implementación.
Y otra cosa destacable. El informe señala que 170 países de la OMS tiene grupos de expertos que asesoran a gobiernos en materia de la pandemia, pero que son “solo por expertos del sector de la salud”.
Y continúa: “Sin embargo, debido a que la implementación de las vacunas COVID-19 dependerá tanto de las economía nacionales como de los valores sociales, nos parece importante que los países consideren establecer un grupo de trabajo integrado por representantes de otros ministerios, buscando garantizar que se consideren los problemas de seguridad y eficacia de las vacunas, pero también los factores económicos, sociales, logístico y éticos”. “Este grupo de trabajo debe ser dirigido por el jefe de estado para brindar una visión global y generar consenso”, concluye.
Por eso es que en la primera reunión que se realizó en Casa Rosada sobre el Plan Nacional y Estratégico de Vacunación estuvo coordinado por el propio Presidente e integrado por distintos Ministros, los que fueron designados con tareas específicas.
Según un documento al que tuvo acceso Infobae, las responsabilidades serán las siguientes:
- Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, tendrá como tarea el asesoramiento y la colaboración en la contratación del servicio de traslado, tratamiento y disposición final de todos los residuos generados por la vacunación.
- Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, tendrá la responsabilidad de desarrollar una aplicación móvil para el seguimiento de los vacunados.
- Ministerio de Defensa, el apoyo en el orden general y en la vacunación de los miembros de las Fuerzas Armadas, además de aportar recursos humanos (médicos, enfermeros, personal sanitario en general) y almacenar insumos en sus hospitales y bases militares de todo el país.
- Ministerio de Desarrollo Productivo, es el encargado de relevar a potenciales proveedores locales para la adquisición de material descartable y equipo de trabajo sanitarios.
- Ministerio de Desarrollo Social, tiene bajo su responsabilidad el respaldo en el abordaje territorial en las barriadas más humildes, desplegando con una fuerza inédita el programa “El Estado en tu barrio”.
- Ministerio de Economia, está encargado de analizar y chequear los presupuesto y de agilizar los recursos financieros.
- Ministerio de Educación, de facilitar escuelas y centros de estudios o de investigación que serán los sitios principales para aplicar las vacunas.
- Ministerio de Interior, entrega y monitoreo de los padrones poblacionales a través del RENAPER, lo que permitirá tener precisiones no solo de las personas mayores de 60 años, sino de los pacientes de riesgo, de acuerdo a un rango de morbilidades que facilitará Salud.
- Ministerio de Seguridad, responsable de la custodia en el traslado de insumos para la campaña tanto a nivel nacional, como provincial, municipal y en cada centro de vacunación donde se realicen los operativos respectivos.
- Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, a través de la ANSES, el PAMI, los sindicatos y las SRT, brindará información, instalaciones, respaldo operativo en cada caso, según las necesidades y permisos locales.
- Ministerio de Transporte, a cargo de los traslados de personas hacia centros de vacunación, para que no tengan que padecer trabas o dificultades.
- Ministerio de Turismo y Deportes, aportará más lugares para la vacunación, además de propuestas de figuras deportivas para que funcionen como referentes de opinión pública.
La sola lectura de las tareas que cada área asumió bajo su responsabilidad permite dimensionar la colosal tarea que el Gobierno nacional tiene por delante. El Ministerio de Salud, coordinador ejecutivo del esfuerzo, ya está realizando reuniones virtuales con las autoridades sanitarias de cada provincia, asignando responsables de la cartera sanitaria nacional para cada una de las regiones.
Escalar la vacunación, constituir equipos de trabajo para poder vacunar millones de personas en el menor tiempo posible, con el registro correspondiente y garantizando las medidas de distanciamiento y prevención, cuentan en Salud, ya tiene con una inversión inicial de 3.000 millones de pesos que aseguran que ya fueron transferidas a través de distintos programas, solo para insumos, freezers, traslados y logística inicial, puntos de almacenamiento desde los cuales se producirá la distribución. Eso todavía no incluye la capacitación y reclutamiento de vacunadores eventuales, que se incorporarán a los equipos los vacunadores que tiene cada sistema de salud local.
Años atrás, la OMS destacó el logro de la Argentina en materia de vacunación, quizás uno de los países del mundo con un programa tan amplio en la materia y un calendario modelo que incluye una gran cantidad de vacunas gratuitas para prevenir enfermedades, tanto en niños como en adultos.
Este programa permitió, a lo largo de los años, una reducción sostenida de la mortalidad infantil y la desaparición del transplante hepático por Hepatitis A, entre tantos logros. Quizás por eso, entre tantas cosas, se esperaba de nuestro país mejores parámetros en materia de pandemia de los que finalmente verificó.
Ahora el Ministerio de Salud debe lograr vacunar a 30 millones de personas dos veces, es decir, dar 60 millones de dosis, ya que las tres vacunas que tendrá disponibles exigen doble inoculación (Sputnik, Pfizer, AstraZeneca). ¿Podrá hacerlo? ¿Va a fracasar de nuevo? Si no pudo organizar un funeral, ¿podrá con un desafío de esta magnitud?
Aún ninguna autoridad quiere precisar a qué ritmo espera aplicar las vacunas. Si tomara el ejemplo de Gran Bretaña, que es el país que primero se lanzó a la tarea, debería aspirar a 1 millón de personas por semana, que tienen que vacunarse dos veces, el plan de vacunación llevaría por lo menos 15 meses. Claro que podría vacunarse más cantidad de personas. Es la perspectiva que tiene España, vacunar a 1.600.000 personas por semana, lo que reduce el tiempo de inoculación en 40%, o sea, Argentina terminaría el programa en 9 meses. Solo en el conurbano habrá que vacunar a 8 millones de personas, dar 16 millones de dosis.
“No pudimos hacer 200 mil hisopados por semana, no sé cómo podremos vacunar 1 millón de personas por semana, mucho menos en este tiempo de escasez de insumos, donde ni siquiera se consiguen vidrios para las ampollas”, apuntó Carlos Regazzoni, ex presidente del PAMI en tiempos de Cambiemos.
“Además, no entiendo por qué hay que usar escuelas para vacunar, cuando la prioridad son los jubilados, ni tampoco por qué no se utiliza la red que tiene el PAMI, que por mes distribuye entre 13 y 15 millones de medicamentos por mes, en lugar de los camiones del ejército, que no creo que tengan la experiencia para el transporte de elementos sanitarios”, puntualizó.
Ante el pedido de una recomendación para el Gobierno de parte de Infobae, Regazzoni dijo que “todo va a demorar tanto, incluso la llegada de vacunas, que en lugar de empezar a vacunar por sectores sociales yo empezaría por lugar geográfico, donde hay brote, vacunar. Por eso hay que multiplicar los testeos, para que la segunda ola del brote no nos agarre de lleno”.
No es sencillo lo que tiene la Argentina por delante. Siempre que se propuso un esfuerzo colectivo, salió mal. Quizás por eso crecen las dudas, aún entre muchos funcionarios del Gobierno. Otros están dominados por el optimismo de la voluntad. Ojalá sean éstos los que terminen teniendo razón.
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