En el primer día en el que se habilitó el turismo en la provincia de Buenos Aires, Mauricio Macri viajó a Tandil, su ciudad natal, para jugar al golf. La llegada del ex presidente el martes cerca de las 16 sorprendió a todos. Nada había trascendido de su visita para pasar, con amigos y sin mujeres, al menos 48 horas en el hotel con vistas a uno de sus campos de golf favoritos que suele visitar asiduamente.
Desde el ficticio hoyo 19 de la cancha del club de golf “El valle de Tandil” hizo ruido que su arribo se produjera en un momento muy especial. Fue casi al mismo tiempo que su sucesor en la ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, reunía, a 360 kilómetros, a buena parte de la plana mayor de Juntos para el Cambio porteña y las principales espadas legislativas para cargar en una conferencia de prensa contra el gobierno nacional por el recorte de fondos a la Capital Federal.
Macri fue jefe de Gobierno porteño y jefe político de Larreta, claro. Además, fue quien, en carácter de presidente, giró a la Capital el manejo de la policía y los recursos que hoy se objetan fuertemente desde el Gobierno y cuya marcha atrás va camino a convertirse en ley y alcanzar la Corte Suprema de Justicia para una resolución final.
Hasta el mediodía del jueves, Macri no se había pronunciado públicamente sobre el tema. Incluso tampoco en su cuenta de Twitter, el mecanismo habitual para sentar posición. Sin embargo, sí lo hizo al mediodía, cuando ya había empezado a rodar la repercusión negativa por su conducta. Ahí posteó denunciando el “saqueo” al presupuesto de la Ciudad y lamentó el voto de los diputados cordobeses.
A nivel local se sintió el peso de la presencia del ex jefe de Estado en Tandil. Si bien nunca tuvo una relación cercana con el intendente radical Miguel Lunghi, a nadie sorprendió que no haya existido contacto al llegar a la ciudad serrana. Incluso, en días en los que en casualmente se realiza de manera virtual desde Tandil una cumbre de Mercociudades, el organismo que engloba a más de 300 ciudades de todo el continente y que el municipio presidirá por un año.
“Nadie nos contactó, nosotros no lo haremos y no creemos que exista un encuentro”, afirmaron cerca del jefe comunal sobre un posible saludo, al menos protocolar, entre el ex presidente y el intendente.
Según trascendió, su visita a Tandil se extenderá hasta el jueves. Su arribo fue con dos amigos cercanos, a los que se sumaron otros tantos (se calcula que 20 en total), con quienes disputaron una suerte de torneo interno, para el que tanto el hotel Amaike como el campo de golf dispusieron una semi exclusividad.
En la tarde del miércoles, Macri compartió 9 hoyos con algunos de sus allegados y el dueño del lugar y amigo personal, Nicola Parasuco. Fue el anticipo de su plan de descanso.
Se supone que Macri no realizaría movimientos demasiado visibles por la ciudad, cuyo centro está ubicado a unos 10 minutos del hotel y campo de golf. Nunca lo hace, más allá de sus constantes visitas.
Eso sí, se cree que se las arreglará para ir al local de Renzo en la céntrica calle Rodríguez, su heladería favorita de toda la vida y que el mismo confesó alguna vez que lo llevaba a la felicidad de su infancia.
Su última visita había sido el 25 de junio pasado, en medio de la campaña electoral para los comicios en los que finalmente fue derrotado por Alberto Fernández. Antes de ese paso con María Eugenia Vidal, que también buscaba su reelección, Macri había estado en la Semana Santa de 2017, pero muchas otras veces apenas se lo vio por alojarse en la estancia La Carlota.