Alberto Fernández definió más que el temario legislativo: guiño interno y pelea frontal con Rodríguez Larreta

El Presidente incluyó proyectos motorizados por Cristina Kirchner. Y habilitó el juego para avanzar con otro recorte de fondos a la Capital. La reacción del jefe de gobierno porteño fue fuerte y también con reclamo a la Corte. Una disputa alentada por el kirchnerismo duro

Alberto Fernández, ayer, en renovada foto con jefes sindicales

Prórroga de sesiones ordinarias y convocatoria a extraordinarias. Eso dice la doble decisión presidencial para armar un diciembre intenso con una veintena de proyectos, desde el repuesto debate sobre la legalización del aborto hasta el ajuste de jubilaciones, cuestiones fiscales y pliegos para la Justicia. Con todo, la decisión de Alberto Fernández dice políticamente bastante más que eso. Refuerza su cierre sobre el frente interno, con especial atención de los intereses de Cristina Fernández de Kirchner, y alienta la pelea frontal con Horacio Rodríguez Larreta. Son dos cuestiones que dejan dudas “tácticas” e inquietudes “estratégicas”.

En la velocidad de la política local, donde un tema se superpone con otro o lo corre del centro de interés, y después del desolador velorio de Diego Maradona, el foco se corrió al Congreso. Y el tema de mayor impacto pasó a ser –como en septiembre con el decreto presidencial- la poda a los recursos de la Ciudad de Buenos Aires. El proyecto fue aprobado con algunos cambios en Diputados y ahora volvió al Senado, es decir, a manos de CFK. Esta segunda entrega de la controversia potencia su gravedad, porque vuelve a involucrar un planteo ante la Corte Suprema.

Horacio Rodríguez Larreta, en la respuesta al recorte de fondos, junto a jefes y referentes legislativos de Juntos por el Cambio

Todo fue en cuestión de horas. En la mañana de ayer, el oficialismo votaba con número muy apretado el texto, en base a un cierre de filas propias, añadido de aliados provinciales y jugada del peronismo cordobés para sumarse con una modificación propia. Medio día después, Rodríguez Larreta respondía con discurso elaborado y fuerte, y con acompañamiento de todo el arco de Juntos por el Cambio en el Congreso.

El jefe de Gobierno porteño le puso palabras a la profundización del quiebre político que apenas por unas horas amagó con una reversión, en medio de una negociación que resultó breve. Lo hizo con términos inusuales en su discurso. Dijo que el Gobierno busca un “sometimiento” de la Ciudad, razón por la cual quiere “desfinanciarla”. También habló de los riesgos en materia de seguridad: la referencia sobre los barras en la Casa Rosada fue un dato saliente del estado de relación con el Gobierno nacional.

También fue significativo el reclamo a la Corte para que defina una respuesta a los reclamos de la Capital frente al decreto presidencial de hace más de dos meses, un amparo y un planteo sobre la cuestión de fondo. La intención ahora es volver con otra presentación pero referida a la ley, con renovados argumentos sobre la “inconstitucionalidad” por lo que consideran un “quiebre del federalismo”. Esa fueron los términos cuidados anoche por Rodríguez Larreta.

La Corte no se siente cómoda con problemas de semejante intensidad política, pero es la instancia ineludible en este caso una vez desatada la disputa. En el máximo nivel de la Justicia insisten con que esperarían que el proyecto de ley sea sancionado, aunque la reacción de Rodríguez Larreta no dejaría margen para consensos que le den una salida política al conflicto. A la ley, en rigor, le falta un paso y la llave para el cierre, como tantas otras, está en manos de la ex presidente.

El Senado tiene para resolver varias iniciativas sensibles en el corto plazo, de entrada en los diez días de sesiones ordinarias con temario dependiente formalmente de la voluntad de cada Cámara. Habrá que ver cómo maneja la agenda, no sólo para resolver en comisión el tratamiento del proyecto ya modificado en Diputados sino para resolver el camino en el recinto. De todos modos, la poda de recursos también integra el listado del Presidente para las sesiones extraordinarias.

El giro en la consideración de Olivos sobre Rodríguez Larreta –que pasó de virtual aliado para superar la grieta a enemigo- fue impulsado sin disimulo por el kirchnerismo duro. CFK y Máximo Kirchner apelaron a la contraposición entre la Ciudad, como si todo fuera Puerto Madero, y el Gran Buenos Aires, como si toda la provincia fuera el GBA y el GBA fuera sólo un barrio postergado. Mirada forzada, recreada después por el Presidente, para empujar un ajuste sobre la Capital que en la primera entrega fue claramente a favor de la gestión de Axel Kicillof.

Eduardo Wado De Pedro, el encargado de la respuesta a Rodríguez Larreta

Pero el tema de fondo, descarnado, genera algunas dudas sobre la conveniencia de colocar la mira en Rodríguez Larreta y correr del tablero a Mauricio Macri, en lugar de tratar de sostener al ex presidente en un lugar de liderazgo que está en discusión dentro de JxC. Es cierto que muchos se inclinan por la receta del esmerilamiento al opositor con mejor imagen, aunque eso no desarma el riesgo de ayudar a nacionalizar y darle volumen a una figura que hasta la cuarentena parecía más acotada a los límites porteños.

También alimenta especulaciones “estratégicas” la otra señal significativa del temario presidencial, que apunta al complicado juego de poder doméstico. Se dejó trascender que el punteo de proyectos incluyó además de iniciativas inamovibles para el Presidente, renglones conversados con el círculo de CFK, con Sergio Massa y con Máximo Kirchner.

En esa línea, el punto sobresaliente es la inclusión del proyecto de reforma de la ley orgánica del Ministerio Público Fiscal. Eso -a pesar de la insistencia presidencial con su candidato a jefe de los fiscales, Daniel Rafecas- expone una salida que buscaría una imagen de “empate” político en este terreno. Se verá cómo evoluciona el tema: no parece fácil el recorrido en Diputados, aunque visto como parte de un consenso interno supondría un compromiso para la difícil tarea de sumar otra vez 129 legisladores.

El oficialismo debió esforzarse mucho para aprobar el proyecto sobre los fondos porteños. Ese, en los meses iniciales de la cuarentena, parecía un conflicto controlado y remitido al segundo plano, para ser resuelto cuando fuera posible en una mesa de negociación. La hipótesis “albertista” era generar masa política para afirmar la relación con los jefes territoriales del PJ –gobernadores e intendentes- y con el ala moderada de la oposición. Se hablaba con reserva de recrear un ámbito de competencia sin grieta, con CFK y Macri fuera de juego.

No es lo que expone en estas horas el visible guiño interno del Presidente. Tampoco el final de una día denso, con respuesta fuerte de la Casa Rosada al jefe de gobierno de la Ciudad. Pelea abierta.

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