El ministro del Interior anoche no durmió. A las seis de la tarde del lunes, Eduardo ‘Wado’ de Pedro se instaló en la Cámara de Diputados con la secretaria de Provincias, Silvina Batakis y parte de su equipo. Una hora después se rompieron los puentes tendidos con Horacio Rodríguez Larreta a pesar de la marcha atrás en el proyecto que implica la vuelta de la iniciativa al Senado antes de convertirse en ley. El kirchnerismo revisó sus cuentas. Sergio Massa, también. Aseguraron que tenían 129 votos justos para votar una ley que implica tocar partidas federales. Sólo un diputado que se hubiera dormido o desconectado hubiera implicado una catástrofe para el oficialismo en un año durísimo por la crisis y la pandemia, además de los roces políticos.
El fin de semana hubo intensos cruces de llamadas. Fueron dos los gobernadores a los que más sonaron sus teléfonos: Juan Schiaretti, de Córdoba, y Gerardo Morales de Jujuy. Ambos terminaron jugando, de manera distinta, para la Casa Rosada y en contra de la ciudad de Buenos Aires.
Hubo dos votaciones trascendentes después de varios tironeos sobre la validez de la sesión. Ya en 1° de diciembre, la cristinista Vanesa Siley pidió votar la continuidad de la sesión. Juntos por el Cambio alegó que el protocolo de funcionamiento remoto estaba vencido y que la sesión debía continuar en forma presencial lo que en tal caso la hacía caer porque sólo había 70 diputados en el recinto.
El Frente de Todos citó antecedentes, incluso en la Legislatura porteña, de sesiones que arrancaron un 9 de diciembre y terminaron el día siguiente, ya con mandatos cumplidos. Gabriela Cerruti se ganó abucheos por ese discurso pero no se achicó y alzó la voz desafiando a los jefes de Juntos por el Cambio que estaban frente a ella: Cristian Ritondo y Maximiliano Ferraro. Mario Negri tuvo un inconveniente con su auto, no llegó al recinto, y participó de la sesión de manara remota.
La votación para seguir la sesión resultó afirmativa por 129 votos contra 108 negativos. Esa votación reflejó el acuerdo del Frente de Todos con Córdoba Federal: los cuatro diputados que responden a Juan Schiaretti se expresaron a favor. También los tres del Frente de la Concordia de Misiones, el justicialista Miguel Zottos, Juntos Somos Río Negro, dos de Unidad y Equidad, y la diputada del Movimiento Popular Neuquino, Alma Sapag. Pero, como ya ocurrió en otras sesiones, hubo ausentes a la hora de votar, todos de Juntos por el Cambio, cinco de ellos radicales: Martín Berhongaray de La Pampa: Gabriela Burgos y Jorge Rizzotti de Jujuy; Gonzalo del Cerro de Santa Fe y Luis Juez, de Córdoba. José Cano, radical de Tucumán, se negó a convalidar la sesión y no votó por lo que figuró ausente.
En los discursos de cierre, fue Cristian Ritondo quien tomó la voz por la defensa de las partidas presupuestarias porteñas. Acusó al peronismo de querer esmerilar el caudal político de un posible presidenciable y dejó un manto de sospecha sobre el bloque de Córdoba Federal. Se preguntó qué habrían conseguido a cambio del voto decisivo. “Ya lo veremos en los próximos días en el Boletín Oficial”, reprochó sobre posibles partidas, asignaciones u obras.
Desde el oficialismo le quitaron trascendencia a la virtual denuncia. Unos recordaron que el fin de semana, el peronista Juan Llamosas fue reelecto como intendente de Río Cuarto gracias a un acuerdo político en el que también trabajó, entre otros, el ministro Wado de Pedro, que varias veces conversó con Schiaretti.
A pesar de la distancia entre el kirchnerismo y los cordobeses, el presidente Alberto Fernández les mandó un mensaje agradeciendo y promoviendo la unidad. Y tres ministros lo representaron en los festejos riocuartenses. En el Frente de Todos aseguraron también que la modificación del texto fue para garantizar el voto cordobés: una cláusula para crear una comisión entre Nación y Ciudad que determine la cifra a transferir en lugar de los $65.000 millones que recibía y de los $24.000 que fijaba el texto votado en el Senado.
Dicen que Rodríguez Larreta no quiso firmar porque si no hubiera acuerdo la millonaria quita se mantendría. Desde el bloque radical hubo quienes propusieron votar a favor para que la ley tuviera tanto respaldo numérico que impidiera que el Senado, donde comanda Cristina Fernández de Kirchner, pudiera volver atrás con una cláusula que muchos consideraron “el mal menor”.
Finalmente dieciocho horas después del inicio de la sesión y de verborrágicos discursos, la última ordinaria del año que debió prorrogar por decreto el Presidente para evitar la judicialización, el texto del convenio de Transferencia Progresiva a la Ciudad de Buenos Aires de partidas para seguridad, con sus modificaciones, se sometió a votación. Otra vez se repitió el número de 129 diputados aunque con una composición distinta a la del quórum alcanzado poco antes de las dos de la tarde.
La planilla final da cuenta del voto a favor del bonaerense Pablo Ansaloni y el mendocino José Luis Ramón (Unidad y Equidad Federal); Luis Di Giacomo (Juntos Somos Río Negro); Miguel Zottos (Justicialista de Salta); Flavia Morales, Diego Sartori y Ricardo Wellbach (Frente de la Concordia Misionero) y Alma Sapag (Movimiento Popular Neuquino), una diputada que votó en contra del Aporte Solidario y Extraordinario un par de semanas atrás. Los cuatro cordobeses volvieron a ser clave: Carlos Gutiérrez, Claudia Márquez, Pablo Cassinerio y Alejandra Vigo.
En contra sólo votaron diputados de la UCR, el PRO y la Coalición Cívica, además de ex Juntos por el Cambio como Beatriz Avila, Felipe Alvarez y Antonio Carambia. Se abstuvo el bloque lavagnista (Gaciela Camaño, Alejandro Rodríguez y Jorge Sarghini); el socialista Enrique Estévez; los diputados de izquierda (Nicolás del Caño y Romina del Plá), y el santafesino progresista Luis Contigiani. El bolivarense Eduardo ‘Bali’ Bucca, jefe de ese interbloque heterogéneo pero muy cercano a Máximo Kirchner, estuvo ausente.
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