Este fin de semana, la Masonería Argentina renovó sus autoridades de una manera inédita, a través del voto electrónico como parte de las medidas preventivas por la pandemia de coronavirus. A lo largo de extensas jornadas que arrancaron el 27 de noviembre, la institución que tuvo como miembros a próceres de la talla de José de San Martín, Domingo Faustino Sarmiento, Manuel Belgrano, Nicolás Avellaneda y José Roque Pérez eligió como máximo representante a Pablo Lázaro para los próximos tres años.
Lázaro -un ingeniero informático y director de una consulta privada en ciberseguridad y ciberdelitos- se desempeñará como “Gran Maestre” de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones, cuya sede central está ubicada en la calle Juan Domingo Perón 1242. En la gestión pública se conoce su paso como titular de la Dirección de Investigaciones del Ciberdelito, durante la gestión de la ex ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
La lista de Pablo Lázaro (42) obtuvo una mayoría amplia frente a otras dos competidoras. Es un conocedor de la institución, ya que viene de ejercer como número 2 de la entidad durante el anterior período que fue encabezado Ángel Jorge Clavero.
“Quiero expresar mi agradecimiento a todos aquellos que me votaron y fundamentalmente también a los que no lo hicieron porque a partir del día que me haga cargo de esta función tan importante, trascendental para los masones, seré el responsable de guiar los pasos de absolutamente todos los integrantes de esta señera, tradicional y augusta organización mundial bajo los principios universales de Libertad, Igualdad y Fraternidad”, sostuvo a Infobae minutos después de haber sido proclamado Gran Maestre, el primer ingeniero informático que liderará la orden.
Una larga historia mundial
La Masonería Argentina fue fundada el 11 de diciembre de 1857 y forma parte de una organización global de logias que funcionan de manera independiente y soberana, pero que mantienen una unidad con la Confederación Masónica Interamericana -una institución regional- y otras entidades como la Gran Logia Unida de Inglaterra, el epicentro de la masonería. Los lazos entre el Reino Unido y Argentina estuvieron presentes a lo largo de la historia del trabajo masónico. En esa sintonía, el Gran Maestre de lo que se conoce como “Distrito Inglés” en Argentina fue uno de los primeros en felicitar a Lázaro por haber sido elegido como nuevo titular de la GLA.
Si bien los conocedores apuntan que la Masonería cuenta con rituales inspirados en tradiciones milenarias que se remontan al antiguo egipto, los antecesores documentados de los masones aparecieron hacia el 1100, en plena Edad Media. Por entonces era tan solo un gremio. Los canteros, albañiles y especialistas en el trabajo sobre la piedra entendieron que tenían un saber único y decidieron nuclearse, de manera secreta, para transmitir el conocimiento arquitectónico únicamente a su miembros. Son los responsables de los imponentes edificios de Europa de la época: las iglesias, las abadías y palacios.
Con la creciente influencia de las ideas de la Modernidad y la Ilustración, hacia el 1700 empezó a tomar fuerza la constitución de una “masonería especulativa”, de donde surge su forma actual. La lista de intelectuales que participaron de las ordenes es extensa: algunos de los nombres europeos destacados de la época son François-Marie Arouet (Voltaire), Jean Jacques Rousseau, Giussepe Garibaldi, Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven, Federico el Grande y Denis Diderot.
Los líderes y miembros de la organización utilizaron el secretismo como método para estar a cubierto de la censura eclesiástica y las persecuciones del Medioevo. Desde entonces, trabajaron para instalar en la sociedad los conocidos ideales nacientes que tomaron forma en la Revolución Francesa de 1789, que tras ese hito histórico se convertirían en un modelo a seguir en el mundo occidental, en la constitución de los estados modernos y los movimientos independentistas de América Latina.
En su etapa contemporánea, la masonería universal integró su funcionamiento a las democracias liberales y republicanas. Dejaron el secretismo de la Edad Media para realizar un trabajo “discreto”, en la medida que no fuera blanco de persecuciones políticas. Además de defender la separación entre Estado y la religión, considera la libertad del individuo como bien supremo e innegociable. Entre los principios de las logias se destacan la defensa del orden constitucional y la condena de todo tipo de extremismos ideológicos, fanatismos y mesianismos políticos a lo largo de toda su larga historia.
“Es necesario recordar que la unidad es siempre el objetivo de nuestros actos, respaldado por la tolerancia y armonía que debe reinar siempre”, explicó el gran maestre Pablo Lázaro a Infobae. “Los masones nos caracterizamos por ser libre pensadores, racionales y por lo tanto rechazamos los dogmas de cualquier naturaleza, reconociéndonos como herederos del extraordinario legado de la Ilustración porque no concebimos ninguna organización política posible fuera del sistema republicano de gobierno, plena democracia con independencia de poderes, laicismo y estado de derecho”, concluyó.
La masonería en Argentina
La Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones se define como una institución esencialmente “Filosófica, Filantrópica y Progresista”. Por tal motivo admite en su seno a personas de todos los credos religiosos, nacionalidades y de los partidos políticos, bajo un escrutinio de ingreso.
El periodista y escritor Mariano Hamilton definió en un libro reciente sobre el tema. “Sus principios son: la existencia de Dios, la inmortalidad del alma y la solidaridad humana. Su base: la libertad civil y de conciencia. Su objeto: la investigación de la verdad, el estudio de la moral universal, de las ciencias y de las artes; el ejercicio de la caridad y la práctica de todas las virtudes”, describe en su texto Masones argentinos. El poder en las sombras.
Aunque se promueve la igualdad, las logias funcionan con una estructura piramidal. En el país existen alrededor de 400 de estas estructuras en las 24 provincias, con más de 8.000 miembros activos.
La masonería argentina tuvo un fuerte protagonismo en la historia nacional. Como en otros países, hubo miembros estadistas, filósofos, artistas, científicos y militares. Además de los casos de próceres señalados, fueron presidentes que eran parte de la Masonería Bernardino Rivadavia, Justo José de Urquiza, Bartolomé Mitre, Carlos Pelegrini, Manuel Quintana e Hipólito Irigoyen, entre muchos otros. A escala continental hubo estrechos vínculos políticos en las luchas independentistas y libertadoras -con San Martín a la cabeza- con los de los países de la región, donde intervinieron líderes latinoamericanos destacados como fueron Simón Bolivar, José Martí y de Bernardo O’Higgins.
Según la GLA, la Masonería no es una “asociación política ni puede confundir su actividad con la de ningún partido político”. Pero advierte: “el masón no debe estar al margen de los grandes problemas políticos de los pueblos y del mundo entero”.
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