Mauricio Macri siente que la delicada situación política y la crisis socioeconómica le están dando la razón. Que por este camino la economía se hundirá aún más y que “la gente ya se dio cuenta de que no puede llenar la heladera”, tal como le prometieron. Por eso vaticina que el Gobierno se encamina a una derrota en las elecciones legislativas de 2021.
El hombre que más tiempo pasa con el ex presidente accedió a reproducir ante Infobae el pensamiento íntimo de Macri, sus deseos y sus visiones sobre el futuro inmediato.
Para Macri, no hay diferencia de fondo entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Son lo mismo. Y quizá eso también explique cierto aire de revancha: está seguro de haber acertado cuando pronosticaba los riesgos que afrontaba la Argentina ante el regreso al poder del kirchnerismo.
Esa misma sensación la traslada a la interna de Juntos por el Cambio. Afirma que no cree en la división entre “duros” y “dialoguistas”, aunque admite que hay diferencias de estilo entre los miembros de la coalición opositora y que le parece algo enriquecedor para ese espacio.
Por eso no le reprocha a Horacio Rodríguez Larreta su incansable actitud dialoguista hacia Alberto Fernández: “Evita conflictos, está bien”. Considera que el jefe de Gobierno “tenía que probar” qué podía suceder y que ahora, luego de los gestos de hostilidad del gobierno nacional, ya comprobó la forma en que la Casa Rosada respondió su predisposición hacia los acuerdos.
El ex presidente, según sus allegados, ni se mosquea cuando se le pregunta por Elisa Carrió. Aseguran que le resta importancia a las duras críticas que le dedicó la fundadora de la Coalición Cívica y sostiene que no volvieron a hablar, pero que en los últimos días se intercambiaron audios, en uno de los cuales la ex diputada le dijo que lo quería.
Reconoce, de todas formas, que la tensión entre ambos pudo superarse luego del 19 de noviembre, cuando él publicó en su cuenta de Twitter un mensaje de solidaridad con Carrió por “la persecución judicial” que sufre por parte del kirchnerismo, en el que la apoyó y destacó “la valentía” con la que “se atrevió a denunciar actos de corrupción”.
El ex presidente, según sus colaboradores, jura que su aliada política se enojó cuando discreparon por la postura que debía adoptar Juntos por el Cambio sobre la candidatura de Daniel Rafecas como procurador y, además, que no son ciertos varios de los diálogos que la ex diputada reveló que había mantenido con él y que la habían enfurecido.
¿Será candidato en 2021? “Todavía es muy temprano, falta mucho”, dice con ganas de no cerrar esa alternativa, aunque en su reaparición pública, en octubre pasado, había parecido alejarse de la competencia legislativa cuando confesó que “no se veía” como postulante.
Macri suele relatar a sus allegados cómo la gente en la calle o los empleados de los comercios le confiesan que están arrepentidos de haber votado a Alberto Fernández o a otro candidato en 2019. “Se dan cuenta de que el camino era el del esfuerzo. Hoy se premia a los que no hacen nada mientras se cierran fuentes de trabajo”, asegura.
Admite, de todas formas, que si ganaba las últimas elecciones el peronismo no le habría dejado gobernar. O el kirchnerismo, en realidad, porque Macri insiste en que el sector liderado por Cristina Kirchner tiene “secuestrado” al partido de Juan Domingo Perón.
El ex presidente mantiene una suerte de obsesión con los efectos perjudiciales que ocasionó la “cuarentena eterna” en la economía y el trabajo del país y afirma que algunos jefes de Estado del mundo con los que habló, como el francés Emmanuel Macron, siguen sin poder creer la forma en que el gobierno argentino manejó la contención de la pandemia.
“Durante mi gobierno había problemas, pero ni la gente ni las empresas querían irse del país”, señala el fundador del PRO, siempre en el relato del hombre que mejor lo conoce.
Macri reconoce que si no hubiera sido por la aparición del COVID-19 habría podido cumplir el plan en el que había pensado inicialmente: quedarse seis meses en el exterior para dedicarse a las tareas que desde fines de enero le imponen su cargo de presidente ejecutivo de la Fundación FIFA, encargada de impulsar diversas acciones benéficas alrededor del mundo.
Ahora se agrega el desafío de integrar el Club de Madrid, una organización que es considerada el mayor foro de ex presidentes y primeros ministros de todo el mundo, donde figuran Bill Clinton (Estados Unidos), Felipe González (España), Mijail Gorbachov (Unión Soviética), Michelle Bachelet (Chile), José María Aznar (España) y Fernando Henrique Cardoso (Brasil), entre otros. De todas formas, el ex mandatario aún no tiene en claro qué tipo de tareas le demandará sumarse a aquella organización que por la Argentina había integrado Raúl Alfonsín.
En materia internacional, por otra parte, descarta que la asunción del demócrata Joe Biden como nuevo presidente de los Estados Unidos pueda mejorar el vínculo con la Argentina. Macri, que tuvo trato con el mandatario electo norteamericano, advierte que en los círculos del poder estadounidense conocen perfectamente los lazos del kirchnerismo con el régimen bolivariano, por ejemplo, y tienen sospechas sobre la política exterior de nuestro país.
En la intimidad, Macri baraja números de encuestas que favorecen a Juntos por el Cambio para las elecciones legislativas de 2021, aunque evalúa que los candidatos que representan al liberalismo, como José Luis Espert, podrían llegar al 8% de los votos. En teoría no es una buena noticia para la principal coalición opositora, porque esas expresiones antigubernamentales no irían a sus filas, pero en la mirada del ex presidente se trata de jóvenes que habían votado al Frente de Todos en 2019 y que ahora, desencantados, buscarían otras opciones políticas.
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