Hace casi 10 años, durante la madrugada de Año Nuevo de 2011, el neurocirujano Leopoldo Luciano Luque, quien fuera el médico personal de Diego Armando Maradona hasta la muerte del ídolo, fue acusado de homicidio tras una pelea callejera en el barrio de Villa Caraza en la que murió un hombre de 43 años. En esa riña hubo otros tres involucrados que fueron condenados, pero Luque resultó absuelto por el Tribunal Oral Número 3 de Lomas de Zamora en 2015 y esa sentencia, aunque fue apelada por la fiscalía interviniente, la confirmó más tarde la Cámara de Casación Penal bonaerense.
El fiscal de esa causa, Sebastián Scalera, había pedido para los acusados 9 años de prisión por la violenta muerte de Sergio Omar Samosiuk quien fue golpeado por un grupo de cuatro personas en la esquina de las calles Llavallol y Humahuaca, de Villa Caraza, partido de Lanús, una localidad cercana a Villa Fiorito, el lugar de nacimiento de Maradona. Los testigos involucraron a Luque, quien en el juicio adujo que salió de su casa mientras ocurrían los hechos pero solo para observar lo que pasaba ya que algunos familiares suyos estaban involucrados.
Según Héctor, el hermano de Samosiuk que hizo la denuncia, la agresión se produjo entre las 3 y las 4 de la mañana de ese 1 de enero. Cuando ingresó al hospital al agredido, que permaneció internado 10 días hasta su fallecimiento, se le diagnosticaron lesiones graves como fractura y hundimiento de cráneo y varios hematomas en el cerebro.
Entre los acusados en la causa número 5766/3 estuvieron Luque (a quien los testigos habían identificado como “Leo”), su hermano mayor Walter Osvaldo Luque, uno de los cuñados del médico, Javier Omar “Pinino” Andrada, y otro cuñado de quien solo se conocía su apodo, “Fabi”, al momento de la denuncia. Al ahora neurocirujano lo detuvieron en el Policlínico Finochietto de Avellaneda donde entonces era médico residente (ahora ese hospital cambió su nombre por Presidente Perón) y se le secuestró su teléfono celular.
Luque, quien además tiene otros 5 hermanos, estuvo cuatro meses detenido y su abogado fue Julio Riva. Esperó el juicio en libertad. Finalmente los otros involucrados fueron condenados a 8 años y medio de prisión, mientras que Leopoldo resultó absuelto. “Me hace mal hablar de eso”, confesó hace unas semanas en una entrevista con el diario deportivo Olé.
En esa nota también declaró: “Yo lamento que haya habido un muerto pero yo no era el culpable. Yo sabía que no había hecho nada. Mi abogado me mostró lo que habían declarado los testigos y no entendía nada. Decían que yo había pateado a la gente en el piso, pisado cabezas… Pensé que no salía más, fue una pesadilla. Fui a juicio y todos los que me habían acusado dijeron lo contrario. Obvio, me absolvieron”.
La sentencia del Tribunal Oral 3 se conoció el 29 de abril de 2015. Y Luque, quien se recibió en la UBA, retomó su trabajo en el quirófano dejando atrás ese mal momento de su vida. Dijo que en la cárcel se había mentalizado para no quebrarse anímicamente y que estudió mucho sobre medicina. Rindió en ese momento, con apenas 33 años, la colegiación en neurocirugía.
Su relación con Maradona comenzó hace cuatro años y en los últimos tiempos el contacto era cada vez más estrecho. Luque, que dirige junto a dos colegas la clínica Columna Baires, especializada en patologías cerebrales, de columna y tratamiento del dolor, ubicada en Avenida del Libertador 5990, se convirtió en el médico personal del astro.
Fueron forjando una amistad además de la relación profesional. A tal punto que el 21 de octubre, Diego posteó en su cuenta de Instagram que tiene 7.200.000 seguidores, una foto de ambos y la dedicatoria para el facultativo por su cumpleaños: “Quiero desearle un muy feliz cumpleaños a mi ‘tordo”. Feliz de hacer este camino juntos, @Doctor.Luque”.
Había ideado un plan de actividades físicas que le permitió a Maradona adelgazar más de 12 kilos pero que se había complicado por los vaivenes anímicos de su paciente. Fue quién descubrió que Diego tenía un hematoma subdural crónico en la parte izquierda de su cabeza, del que lo operó en la Clínica Olivos el 4 de noviembre. Una semana después de la intervención quirúrgica le dieron el alta, pero Luque advirtió que un “síndrome de abstinencia” relacionado con alguna de sus adicciones podría complicar la recuperación.
A partir de su traslado al barrio privado San Andrés de Tigre, Luque supervisó los últimos días de Maradona con dos visitas semanales pero también con un contacto permanente con el entorno del ex técnico de Gimnasia La Plata.
Tras el alerta de una de las cinco personas que estaban en esa casa el miércoles 25 de noviembre, a las 12.17 Luque pidió una ambulancia al 911, el número de emergencias, porque Maradona había sufrido una descompensación. La autopsia indicó que había sufrido un paro cardiorrespiratorio del que no pudo sobrevivir. Ya era tarde. La enfermera Dahiana Gisela Madrid declaró dos veces en la causa que se inició en los Tribunales de San Isidro por “homicidio culposo” para investigar los causales de muerte. Sus testimonios mostraron contradicciones. Ahora la Justicia resolvió allanar el domicilio de Luque y su clínica, y cambiar la carátula de la investigación, que ahora es por el delito de homicidio culposo.
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