Se levantó temprano, desayunó frugal y compartió chats con ministros, amigos, periodistas y diputados. Estaba de buen humor y cavilaba respecto a las sesiones extraordinarias del Congreso. Imagina un temario propio y sin concesiones políticas: ley de aborto y el pliego de Daniel Rafecas, su candidato a Procurador General. Y nada más.
Cuando llegó a Casa Rosada se puso a trabajar con Santiago Cafiero, su jefe de Gabinete. El Presidente apuesta a vacunar desde fines de diciembre, y pasa mucho tiempo monitoreando la negociación con el Kremlin, que se comprometió a enviar un millón de dosis de Sputnik V antes de Navidad.
Cerca de las 13, se abrió la puerta del despacho presidencial y entró Juan Pablo Biondi, secretario de Medios. Lo miró a Alberto Fernández y descargó: “Murió Maradona”, dijo.
El jefe de Estado quedó shockeado. Y lloró.
A continuación, Alberto Fernández buscó a Claudia Villafañe, ex esposa de Maradona. Se quería poner a disposición y ofrecer la Casa Rosada como capilla ardiente. Villafañe contestó a las dos horas, y aceptó la propuesta del Presidente.
Cuando cortó la comunicación con Villafañe, el jefe de Estado, Cafiero, Biondi y Julio Vitobello, secretario general de la Presidencia, diseñaron una hoja de ruta que contempló cómo debería ser la ceremonia del adiós y de qué manera se permitía el tributo popular sin violar las normas del Distanciamiento Social, Preventivo y Obligatorio (DISPO).
En este contexto, Alberto Fernández decidió que el velatorio no sería en el mismo salón que se utilizó con Néstor Kirchner para evitar mayores aglomeraciones y posibles contagios. También se ingresa por Balcarce 50, pero se trata de un espacio previo, que implica un recorrido máximo de seis metros hasta el cuerpo de Maradona. La intención del Presidente es que la gente entre y salga rápido de la Casa Rosada.
Cuando ajustaba los detalles de la capilla ardiente en Casa Rosada, Alberto Fernández recibió un WhatsApp de Pedro Sánchez, jefe de Gobierno de España. Fernández tiene muy buena relación con Sánchez, pero quedó conmovido con ese gesto personal que no esperaba en medio de tanto dolor.
El chat de Sánchez decía: “Querido presidente, Querido Alberto, Querido amigo, Tan solo unas palabras de consuelo y solidaridad por la pérdida del astro, Maradona. Quienes amamos el fútbol y tuvimos la suerte de crecer viéndole jugar sentimos su pérdida. España llora junto a Argentina. DEP. Abrazos desde Madrid. Pedro”.
Después de contestar el pésame de Sánchez, el Presidente convocó a Vilma Ibarra, secretaria Legal y Técnica. Alberto Fernández había ordenado tres días de duelo por la muerte de Maradona, pero no quería un decreto frío e impersonal. Le pidió a Ibarra que redactara un borrador del decreto-homenaje y que se lo enviara a su despacho para hacer las correcciones finales.
Ibarra se puso a trabajar con su equipo de la Secretaría Legal y Técnica para cumplir un solo objetivo: redactar un decreto que reflejara la vida de Maradona y lo que significa para los argentinos. Dos horas más tarde, el borrador llegó a manos de Alberto Fernández, que añadió su mirada personal en un puñado de párrafos del decreto homenaje.
El Presidente agradeció a Ibarra por su trabajo y a continuación ordenó su rápida promulgación.
Cuando concluía su larga jornada en Gobierno, Alberto Fernández volvió a sorprenderse por las noticias sobre Maradona y su impacto en el poder global. Emmanuel Macron escribió una carta como Presidente de la República Francesa que supo combinar la mirada pasional del hincha con la perspectiva del estadista que conoce de geopolítica.
Fue un mensaje de un jefe de Estado que sabe de fútbol y de historia, y que se acuerda de su niñez cuando Diego la rompía en Europa.
“La mano de Dios había puesto a un genio del fútbol en la tierra. Y ella nos lo acaba de quitar, con una jugada imprevista que engañó a todas nuestras defensas. ¿Quería, con este gesto, zanjar el debate del siglo, si Diego Maradona es el mejor futbolista de todos los tiempos? Las lágrimas de millones de huérfanos le responden con dolorosa evidencia”, sentenció Macron en su carta de despedida al 10 de Argentina.
“El texto que escribió Emmanuel Macron para despedir a Diego impresiona por su sensibilidad y su comprensión humana de lo que significó para nosotros. Es un texto que va directo al corazón. Gracias, Presidente, por estas palabras tan sentidas”, contestó Alberto Fernández en un tuit que posteó en su cuenta personal.
Ya estaba en Olivos mirando la televisión y hablando con los secretarios Biondi y Vitobello, que coordinaron la organización del velatorio de Maradona en la Casa Rosada. Antes de irse a dormir, en plena madrugada, Alberto Fernández contestó un último chat: “Estoy destruido”.
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