En la tarde del miércoles José Mayans, jefe del bloque del Frente de Todos en el Senado, llamó a su par de Juntos por el Cambio, Luis Naidenoff. Le propuso en nombre de Cristina Kirchner que la sesión de este jueves fuera de homenaje a Diego Maradona y pasar luego a un cuarto intermedio hasta el lunes para entonces sí debatir la Ley de Endeudamiento, ascensos militares y un par de decenas de proyectos pendientes. El opositor dio su acuerdo y así se terminó de gestar que la última sesión ordinaria tenga lugar el último día hábil posible.
Izó la bandera Oscar Parrilli. El neuquino, mano derecha de la vicepresidenta, hizo subir la bandera hasta el tope y luego la deslizó hasta la mitad del mástil mientras se cantaba el himno. La imagen transmitida por Senado TV, de una nueva sesión remota, mostró a Cristina Kirchner mirando hacia abajo casi todo el tiempo y con la mano sobre el pecho. En cambio la presidenta provisional, Claudia Ledesma Abdala, entonaba las estrofas patrias con los ojos humedecidos. Las dos fueron con saco blanco. A Anabel Fernández Sagasti también se la vio triste y de completo negro.
Sin preámbulos la vicepresidenta dio la palabra a Adolfo Rodríguez Saá para que iniciara los homenajes. “Ha muerto Diego Armando Maradona, uno de los más grandes futbolistas de la humanidad, para mí el más grande”, arrancó el puntano, mientras la ex presidenta, de fuerte vínculo con el astro del fútbol, revisaba papeles sin levantar la mirada. Por segunda vez además fue con un rosario en el cuello. Los que la conocen bien y la vieron en privado, contaron que estaba muy triste. Se notó cuando finalmente levantó la vista para mirar al senador de San Luis que hablaba de los esfuerzos de los padres de Maradona y de su origen humilde. La pantalla se dividió en tres: el senador en una imagen, CFK en otra y arriba la transmisión de quienes esperaban fuera de Casa Rosada para ingresar a despedirlo. Por primera vez la sesión pareció un programa de televisión en el que fueron pasando imágenes de Maradona en distintos partidos de fútbol, de Balcarce 50 con un camino de vallas tapadas por banderas argentinas y del presidente Alberto Fernández cuando colocó una camiseta de Argentinos Juniors sobre el féretro.
Cuando Rodríguez Saá terminó de hablar, la vicepresidenta ya se había retirado hacia la Casa Rosada. Su lugar lo ocupó Abdala. “Hoy es una jornada triste, de mucho dolor, nos parece mentira que estemos acá, homenajeando la partida de una persona que está en nuestros corazones y arraigada en nuestra identidad”, tomó la palabra Guadalupe Tagliaferri, senadora del PRO por la ciudad de Buenos Aires. Estuvo en forma presencial y de negro. Dijo que “fue un grande” porque “logró lo que nunca se logró en esta Argentina que hace años vive en la grieta. Diego nos unió, nos une ahora en este inmenso dolor y nos ha unido siempre en sus alegrías que nos ha regalado tan generosamente”. El emotivo discurso de la opositora apeló a los abrazos entre argentinos que no se conocen y también el llanto “entre argentinos que no nos conocíamos pero nos uníamos”. “Yo no soy mago. Los magos son los que viven en Villa Fiorito con mil pesos”, citó palabras del crack. Y le pidió disculpas porque “le pedimos que sea perfecto” y “además lo juzgamos, lo señalamos y lo usamos desde la política, los medios de comunicación, las empresas”. Y como hincha de Boca, le agradeció “dejar todo” y “las imágenes de hinchas de todos los equipos de hinchas de Boca y de River llorando juntos nadie se está preguntando de qué partido político es, a quién votan de qué barrio venían. Su amor no tenía ideología, cuando levantaba la copa de campeón la levantaba para todos los argentinos y argentinas”.
De luto desde Bariloche, la ex reina de la nieve Silvina García Larraburu mostró una foto de un Diego muy joven con una pelota en la cabeza en el medio del cerro nevado. “Gracias Diego, gracias compañero, hasta la victoria siempre”, casi se quebró la peronista rionegrina después de contar que el Diez subió a todas sus hermanos a un avión para llevarlos a conocer la nieve. De remera negra y saco gris el santafesino Roberto Mirabella citó un cuento de fútbol de Eduardo Sacheri.
En forma presencial, Laura Rodríguez Machado (PRO) confesó hacer un homenaje sin entender nada de fútbol, y que solo mira algunos partidos de los mundiales depende de quién juegue. “Pido disculpas por no entender de fútbol pero sí lo hago por entender de la gente y de quiénes son nuestros ídolos”, agregó la cordobesa, más allá de que “podemos o no estar de acuerdo con su historia y con su vida, pero hoy todos los argentinos y el mundo están conmocionados”.
Jorge Taiana, hincha de River, admitió su sufrimiento cuando Maradona jugaba para Boca pero destacó su “sensibilidad popular, su identidad peronista, su espíritu solidario y su profunda irreverencia ante los poderosos”. Lo comparó con el Che, Evita y Gardel.
Cuando le tocó el turno a la chaqueña María Inés Pelatti de Vergara la pantalla partida mostraba a Cristina Kirchner dejando un rosario, otro, no el suyo, sobre el féretro de Diego.
En los cierres, Naidenoff habló en forma personal y no por su interbloque. “No representa banderas, no representa sectores”, consideró, y dijo que “donde arrasó la destrucción o el dolor por insatisfacciones colectivas la gente se queda con quien pudo otorgarnos pequeños espacios de alegría”, en alusión a la foto de un mural en Siria.
El último homenaje lo hizo Mayans, que pidió un minuto de silencio y propuso el cuarto intermedio para el próximo lunes seguir con los otros debates y hoy “acompañarlo hasta su última morada”.
La sesión terminó con los senadores en silencio y de pie.
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