El video dura 21 segundos. Mientras muestra imágenes de un espacio verde con sonido de pajaritos, formula pregunta: “¿Qué pasa con la Costanera Norte?”. La respuesta la ofrece una voz en off que contextualiza acerca de un tema del que algunos porteños no están al tanto.
“La Legislatura de la Ciudad promulgó una ley para vender tierras públicas de Costa Salguero y Punta Carrasco y allí construir edificios. Todavía podemos evitarlo”, asegura la voz en off, e invita a participar de la audiencia pública que se realizará el próximo viernes 27 de noviembre y para la cual hay más de 7.000 inscriptos.
“Es una convocatoria histórica. Esto es un hecho totalmente inédito en la historia de la Ciudad de Buenos Aires”, se emociona la arquitecta Bárbara Rossen, especialista en Proyectos Urbanos y responsable del área de Derechos Urbanos, Espacio Público y Ambiente en la Defensoría del Pueblo.
Bárbara Rossen es, además, una de las integrantes del Colectivo de Arquitectas en Defensa del Espacio Público. El 28 de septiembre pasado, hace casi dos meses, este grupo de profesionales envió una carta a la Legislatura porteña en la que advertían acerca de la cesión de una parte de las 32 hectáreas sobre la ribera del Río de la Plata.
“Nos alarma que no se contemple preservar espacios verdes de uso público para las futuras generaciones. Nuestro objetivo es que este proyecto de ley quede sin efecto y se piense en la recuperación de la totalidad de las tierras para el disfrute de todos”, sostenían las más de 300 arquitectas.
En charla con Infobae, Rossen sostiene que, afortunadamente, el tema de la venta de la Costanera Norte se instaló en varios medios e interpeló a distintas organizaciones de protección ambiental y de jóvenes que se hicieron eco de esta petición. De esta manera, se pudo visibilizar la importancia de la recuperación de esas tierras que, desde hace 30 años, están concesionadas.
“En 2021 la concesión de Costa Salguero y Punta Carrasco se vence y los terrenos vuelven a manos del Estado. Lo que solicitamos es que, una vez que eso suceda, se piense un proyecto de gestión costera integral con gran parque público que sea motivo de orgullo, esparcimiento, recreación, integración social y calidad ambiental. Es una oportunidad de recuperar el horizonte”, aseguró Rossen.
Después de atravesar ocho meses de pandemia, dice la arquitecta, la sociedad tomó conciencia de la fragilidad del vivir en una ciudad y de la importancia que tienen para la salud física y mental y para la sustentabilidad los espacios de uso público. “Nos parece inadmisible desprendernos de algo tan valioso como la tierra pública para desarrollos privados”, agrega.
Qué dice la ley
En la ciudad de Buenos Aires los códigos de planeamiento urbano o la imposición de nombres a sitios públicos son algunos de los temas que requieren un procedimiento de doble lectura, según establece el artículo 90° de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires.
A diferencia del tratamiento convencional para la sanción de una ley, este procedimiento debe cumplir con una serie de requisitos: primero, los legisladores lo aprueban como “ley inicial”; luego se realiza una audiencia pública; y, por último, es tratado nuevamente por el cuerpo legislativo para su aprobación (o no) como ley final.
El primer paso ya está dado. Por eso Rossen tiene la expectativa puesta en la audiencia pública del próximo 27 de noviembre. “Es el momento en que los vecinos y distintas organizaciones y colectivos van a expresar su opinión respecto a la normativa que se está tratando”, cuenta.
Desde el Colectivo de Arquitectas en Defensa del Espacio Público, como ya explicitaron, se oponen a la normativa. “La tierra es un bien escaso no renovable. Si se vende, ya nunca más va a ser de domino público”, apuntaron.
En la misma sintonía, otras voces, como el Observatorio del Derecho a la Ciudad, lanzaron una petición a través de la plataforma change.org para que no se sancione el proyecto al considerar que “la Costanera pertenece a la ciudadanía y no debe quedar en manos privadas para negocios inmobiliarios”. “La barrera de edificios no solo consolida la Ciudad de Buenos Aires de espaldas al río, sino que va a implicar la pérdida definitiva de la mirada al río”, indicaron desde la organización.
Según Rossen, recuperar esos predios es la oportunidad para tener un gran parque sobre el río. “El problema es que, como estos terrenos están ocupados desde hace tres décadas, esa posibilidad no figura en el imaginario de los porteños. El vecino de Almagro, por darte un ejemplo, no sabe que puede ir a caminar al borde del río porque no lo tiene internalizado. Es muy difícil apropiarse de algo que uno no conoce”, apunta la arquitecta en diálogo con este medio.
“Todos queremos tener la posibilidad de contemplar el horizonte como hacen en Montevideo. Imaginate si ahí tuviéramos un parque, como el parque Tres de Febrero (N. de la R.: conocido popularmente como los Bosques de Palermo). Somos una ciudad ribereña que no puede llegar al río y esta es nuestra oportunidad de lograrlo”, se despide.
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