Hay dos agendas. Una, la de la gestión, que tiene a los intendentes de la provincia de Buenos Aires ocupados en sobrevivir a la crisis económica, elegir bien dónde invertir el dinero que les llega de la provincia y contener a los barrios más humildes donde la inseguridad y la pobreza crecen a un ritmo vertiginoso. La otra, paralela y que tiene interés solo para el círculo político, está marcada por las reglas electorales que los incomodan, sin importar el color político, y que pretenden cambiar: la imposibilidad de la re-reeleción, la boleta única y el desdoblamiento de los comicios bonaerenses de los nacionales.
La re-reeleción de los intendentes se instaló en la agenda política dos semanas atrás, cuando el presidente Alberto Fernández dijo en dos reuniones en el conurbano que los jefes comunales debería ser reelectos las veces que la gente lo considere oportuno. “Si la gente los quiere votar una, dos o tres veces, no tiene por qué haber una limitación”, aseguró. Fue un guiño para los intendentes, con los que pretende consolidar su vinculo, y una señal clara de que no está de acuerdo con la ley que impide que sean reelectos más de una vez en forma consecutiva.
Los días siguientes a que se filtrara la información los intendentes echaron a correr en forma subterránea su preocupación por la ley sancionada durante el mandato de María Eugenia Vidal, pero muy pocos asomaron la cabeza y hablaron en público. Ninguno de los pesos pesados del conurbano se expresó. Se dieron cuenta que no era el momento de debatir el tema. No le importaba a la gente y los exponía a ser percibidos como dirigentes oportunistas con más ambiciones que tacto para reconocer las dificultades generadas por la pandemia.
La que se animó a bajar el martillo en una entrevista radial fue la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza. “No es un tema relevante”, sentenció, haciendo hincapié en que la crisis económica y sanitaria no daba lugar a la discusión electoral. “Falta mucho”, avisó también. Fue, quizás, un intento de admitir que el tema les importa a muchos colegas pero que se puede debatir más adelante. Todavía hay tiempo. No es un tema personal. Ella tiene la posibilidad de renovar en el 2023. No le afecta la ley.
La intervención pública de la intendenta quilmeña buscó dejar sin efecto el debate sobre la continuidad de los intendentes en el poder, justo en el momento en que el tema se había instalado motorizado por el Presidente e impulsado, con silencio estratégico, por los jefes comunales del PJ Bonaerense, que están preocupados por su futuro y que mantuvieron viva esa inquietud en muchas de las conversaciones que tuvieron durante el año.
La posición de Mendoza se hizo pública luego de que otros dos intendentes kirchneristas se manifestaron a favor del planteo de Alberto Fernández. Se trata de Mario Secco, de Ensenada, y Pablo Zurro, de Pehuajó. Dos mandatarios kirchneristas a los que no les gustó la ley que fue respaldada por María Eugenia Vidal y Sergio Massa.
Secco aseguró que “si hay funcionarios que por una cuestión de cercanía son controlados, son los intendentes” por lo que “no podemos ir en contra de la voluntad popular”. Además, destacó que “es una posición política del Presidente reconocer que esta ley fue una gansada” y se preguntó: “¿De qué democracia hablamos si no dejamos elegir y condicionamos el voto? ¿Quién soy yo para prohibir que a alguien lo voten? ¿Hablamos de democracia pura y limitamos?”.
El segundo señaló que “el limitante es el pueblo” y que “la gente te pone y la gente te saca”. En ese sentido, sostuvo que “cuando dicen que nos perpetuamos, nos perpetuamos porque la gente nos vota”, destacó que “la gente es la que debe opinar” y afirmó que “hay lugares donde no se hacen reelecciones porque el gobernante no puede cambiar las cosas estando poco tiempo porque pasa a ser funcional al poder real”.
El tema divide aguas puertas adentro. No es solo Mendoza, referente de La Cámpora y de estrecho vínculo con Máximo Kirchner, la que cree que no es momento de discutir el tema de las re-reeleciones, sin embargo es la única que alzó la voz para diferenciarse de la línea albertista. Porque fue el jefe de Estado el que les hizo un guiño a los intendentes con su mensaje, en búsqueda de consolidar un vinculo que cada día se vuelve más estrecho y que es alimentado en persona por Fernández.
El límite a la re-reeleción dejaría sin posibilidad de continuar en el cargo a 95 intendentes de los 135 que tiene la provincia de Buenos Aires. No es solo un debate que atraviesa al peronismo, sino también a Juntos por el Cambio, aunque en el espacio solo se pronunciaron en contra dos de los referentes opositores en la provincia: Jorge Macri (Vicente López) y Néstor Grindetti (Lanús). “No vamos a borrar con el codo lo que escribimos con la mano”, dijeron a coro. Fue una señal para la ex gobernadora Vidal, la cara visible de la sanción del proyecto en 2016.
En la oposición la preocupación va por otro carril. Quieren instalar la discusión sobre el desdoblamiento de las elecciones bonaerenses de las nacionales y la necesidad de que se comience a utilizar la boleta única en vez de las múltiples boletas que se utilizan en cada elección. Modernizar el sistema electoral. Un reclamo que Juntos por el Cambio hizo durante su gobierno pero que no logró efectivizar.
El debate surgió del Grupo Dorrego, donde conviven los intendentes opositores del conurbano. Fueron ellos mismos los encargados de exponer la temática en las redes. Tienen ambiciones que sobrepasan los sillones municipales y recuerdan que en el 2019 la decisión de no desdoblar las elecciones por parte de Mauricio Macri le quitó a Vidal la posibilidad de ser más competitiva en el mano a mano con Axel Kicillof. A la ex gobernadora le afectó la crisis nacional. Y la Nación era Macri.
Separar la elección provincial de la nacional implica que los electores solo juzguen la gestión local y su decisión no se vea afectada por las candidaturas presidenciales. Los intendentes sienten que quedan colgados de una lista y la discusión más grande se la lleva la elección a presidente, mientras que la elección a gobernador pasa inadvertida.
El objetivo que tienen es que la discusión por el desdoblamiento se traslade a la Legislatura bonaerense. ”Es momento de debatir algunas reformas políticas en la provincia de Buenos Aires, para generar mayor transparencia y un debate más profundo de los temas propios. Deberíamos votar en elecciones separadas de la nacionales y hacerlo con boleta única”, escribió Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero, en las redes sociales. Su par de La Plata, Julio Garro, afirmó: “No podemos seguir con la boleta sábana que implican un problema en la fiscalización y altos costos de impresión”.
Los intendentes opositores trabajan para consolidar un núcleo duro en la provincia y tener voz y voto en las decisiones electorales del próximo año. A partir de esa necesidad construyeron el Grupo Dorrego y comenzaron a generar más reuniones con fotos de unidad. En el interior la situación es diferente. Le prestan menos atención al tema electoral pero no lo dejan decididamente al costado. A todos les preocupa su futuro y tienen que empezar a diseñar las vías de escape hacia un nuevo lugar en el organigrama estatal.
¿Por qué intentaron instalar ese debate en este momento? Para aprovechar el escenario preelectoral que se generó con las re-reelecciones y la posibilidad de que se suspendan las PASO el próximo año, un pedido que empujan algunos gobernadores del peronismo. El objetivo final es que se diseñe y se vote una nueva ley electoral para la provincia de Buenos Aires. El objetivo de fondo es que aumenten las posibilidades de que cualquiera de ellos pueda ser gobernador.
En la mesa bonaerense de Juntos por el Cambio insisten con la idea de dejar correr a todos los intendentes para que cada uno tome un volumen político mayor y haya más referentes consolidados en el espacio para cuando lleguen las elecciones en el 2023. En el espacio que supo liderar Macri a nivel nacional cada uno atiende su juego e intenta construir su nicho de poder. Los intendentes del conurbano no son la excepción.
Nadie se queda quieto en el territorio bonaerense, donde se vive un clima pospandemia pese a que el coronavirus sigue recorriendo toda la geografía nacional sin una vacuna que lo combata. Los intendentes siguen haciendo política porque está en su esencia. Y porque piensan un paso adelante sabiendo que si las reglas electorales no cambian, terminarán siendo reyes sin coronas.
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