El nitrato de amonio es un químico que se usa como fertilizante, pero también como explosivo. Varios informes de inteligencia internacionales indican que este tipo de sustancia es utilizada y almacenada por la organización terrorista libanesa proiraní Hezbollah, a veces con trágicas consecuencias. Con la alerta de la semana pasada emitida por la embajada argentina en Gran Bretaña, el próximo objetivo podría haber sido nuevamente la comunidad judía argentina.
Infobae pudo corroborar con fuentes gubernamentales y policiales que la delegación diplomática en el Reino Unido recibió un aviso anónimo en sus redes sociales. El mensaje decía que había una posibilidad de que “materiales para construir una bomba cruzaran la frontera norte de Argentina”, desde Paraguay, y que el destino del ataque sería un “objetivo judío”.
Con esa información, Interpol emitió una alerta y el Gobierno aumentó la seguridad en su frontera con Paraguay y en las comunidades judías.
“Es muy revelador que esto suceda ahora, cuando la vinculación con el nitrato de amonio y Hezbollah es más patente aún tras la explosión del puerto de Beirut, y cuando la conexión Paraguay con un posible atentado antijudío en Argentina vuelve a resurgir”, explicó Leah Soibel, experta en geopolítica mediooriental.
En la larguísima investigación -no concluida- para determinar los culpables de la masacre de 1994 en la sede de la AMIA, donde fueron asesinadas 86 personas, se apunta a Irán como promotor y a la organización terrorista Hezbollah como uno de los actores relevantes. Pero también aparecía la conexión Paraguay, recuerda la experta.
“La fiscalía argentina creía que los atacantes de la AMIA también cruzaron por Paraguay, en el poroso borde de la Triple Frontera que separa a ese país con Argentina y Brasil, donde se sabe que grupos extremistas islamistas como Hamás y Hezbollah encuentran refugio”, dijo Soibel.
La larga historia detrás del nitrato de amonio
Ante el enorme estallido en el puerto de Beirut, en un almacén de nitrato de amonio donde murieron más de 200 personas, comenzaron a circular con mayor asiduidad informes que dan cuenta sobre este tipo de logística por parte de Hezbollah. Según un reporte de septiembre del Departamento de Estado norteamericano, la organización chiita asentada en El Líbano fue detectada realizando traslados de cantidades importantes de nitrato de amonio a través de varios países europeos.
El embajador Nathan Sales, coordinador en la lucha contra el terrorismo de EEUU, precisó: “Desde 2012, la organización ha establecido depósitos de nitrato de amonio en toda Europa mediante el transporte de botiquines de primeros auxilios cuyos paquetes fríos contienen la sustancia. Puedo revelar que tales cachés se han movido a través de Bélgica, Francia, Grecia, Italia, España y Suiza. También puedo revelar que se han descubierto o destruido importantes alijos de nitrato de amonio en Francia, Grecia e Italia. Tenemos motivos para creer que esta actividad aún está en marcha”.
La Fundación para la Defensa de las Democracias también emitió también una advertencia, en alusión a restos del químico en una redada anti terrorista ocurrida en Londres durante 2015. Mientras que en 2012 hubo otro episodio con un explosivo similar en Bulgaria, en la ciudad de Burgas, donde un atentado terminó con la vida de varios israelíes.
La mención a este material es recurrente en los reportes sobre la actividad clandestina de la organización apuntada, incluida la voladura de la AMIA.
“El uso de este material no solo no es ajeno a Hezbollah sino que su líder, Hasan Nasrala, amenazó pocos días después de la explosión del puerto de Beirut con usar ese arsenal contra Israel”, explicó la experta en geopolítica de Medio Oriente. “Con estos últimos acontecimientos y conexiones, se entiende que Hezbollah no solo es un elemento peligroso para Israel, con su constante amenaza de lanzar sus 150.000 misiles iraníes contra el país, sino que amenaza otros muchos lugares del mundo”, ratificó.
Según Soibel, la presión internacional para que se declare a Hezbollah como organización “terrorista” de parte de los países es fundamental a fin de “impedir o limitar su gran capacidad de movimiento y gestión”. En Argentina, el grupo permanece en ese status desde 2019, a partir de un decreto del presidente Mauricio Macri.
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