Alberto Fernández pretende que su gobierno se asemeje más al de Néstor que al de Cristina Kirchner. Y si bien en la práctica presenta matices con respecto a ambas gestiones, anhela una salida a la actual crisis social y económica como la que encabezó hace dos décadas quien fuera su jefe político. Alberto Fernández siempre lo recuerda “a él” -como diría ella-. Uno de los baluartes del Kirchner estratega fue su construcción de poder real, simbólico y territorial con los intendentes del conurbano, muy necesario para un presidente que asumió con poco más del 20% de los votos.
Su ex jefe de Gabinete intenta seguir esos caminos, sobre todo teniendo en cuenta que su llegada al sillón de Rivadavia dependió en gran parte de la bendición de su vicepresidenta. Desde que asumió comenzó a darle protagonismo a los jefes comunales del PJ. Gabriel Katopodis (San Martín) asumió como ministro de Obras Públicas; y Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas) como vicepresidente de AySA. Esta semana con la salida de María Eugenia Bielsa de Hábitat se incorporaron dos más: Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Santiago Maggiotti (Navarro) como su vice.
Durante el año hubo múltiples reuniones entre los principales dirigentes del conurbano y el Jefe de Estado. Sin embargo, en dos de las últimas los intendentes escucharon lo que necesitaban escuchar en voz del propio mandatario. Primero en Lomas de Zamora y luego en Avellaneda, bastiones del peronismo en la provincia, Alberto Fernández se manifestó a favor de que haya reelecciones indefinidas en los 135 municipios bonaerenses que beneficiaría a los alcaldes del Frente de Todos, pero también de la oposición.
En concreto, se mostró en contra de la ley sancionada por Juntos por el Cambio en 2016 con apoyo de Sergio Massa que limita a dos mandatos la gestión de intendentes, diputados, senadores, concejales y consejeros escolares de la provincia de Buenos Aires. Tanto oficialistas como opositores están de acuerdo en dar de baja la ley o buscar algún ribete del texto de la norma para reclamar ante la Justicia. Sin embargo, son pocos los que se atreven a ponerle cara y voz al reclamo ya que consideran que sus inquietud no forma parte de la agenda de la ciudadanía, hoy preocupada por la situación económica, la inseguridad y la pandemia.
“Si la gente los quiere votar una, dos o tres veces, no tiene por qué haber una limitación”, les dijo Alberto Fernández en el último almuerzo que compartieron. El aplauso de los intendentes fue unánime. De los históricos barones como de los que fueron reelectos por primera vez en 2019.
El Presidente valora a los jefes comunales como lo hizo Néstor Kirchner. Las diferencias con Cristina Kirchner en ese punto son sustanciales. Durante sus dos presidencias no mantuvo un vínculo aceitado con ellos. Hoy tampoco lo expresa, más allá de la unidad del peronismo. De hecho a uno de sus herederos políticos, el gobernador Axel Kicillof, hoy lo miran de reojo los barones del GBA, que aprovechan el puente que reconstruyó Alberto para mantener el diálogo directo con Casa Rosada sin la necesidad de tener que pasar por la Gobernación provincial.
El mandatario busca reforzar aún más su vínculo con los alcaldes imaginando también el fortalecimiento de su propio poder en el bastión de Cristina Kirchner; donde conserva su núcleo duro, lo administra Kicillof y donde La Cámpora acecha la conducción de los municipios si finalmente se mantiene la ley que terminaría con los “intendentes eternos”. Por ello busca reflotar la Federación Argentina de Municipios (FAM), organismo creado a instancias de Néstor Kirchner que convoca a jefes comunales de todo el país.
La FAM fue planificada para unificar solicitudes, reclamos y planteos de intendentes de todo el país. “Néstor decía me vienen a ver 500 y no puedo trabajar así, lo mejor es que se organicen no solo los de, en su momento, el Frente Para la Victoria, sino de todo el país; que armen bloques radical, socialista, vecinalista, peronista y con los temas organizados no es lo mismo recibir a 500 personas individualmente o por grupos que a una comisión directiva de la FAM de cuatro personas que vienen con todos los temas”, explicó uno de los integrantes del organismo que fue perdiendo peso a lo largo de los años.
Con Kirchner la FAM llevaba a cabo plenarios con frecuencia y actividades varias veces al mes. El vínculo era directo entre el ex presidente y quien dirigía el organismo, el histórico barón del conurbano, el varelense Julio Pereyra. Luego con CFK, la actividad la encabezaba el jefe de Gabinete del momento con el ex jefe comunal de Florencio Varela. A nivel bonaerense la FAM contó con la conducción de otro peso pesado: Alberto Descalzo de Ituzaingó .
Con la muerte de Néstor, la derrota del kirchnerismo en 2015 y el final de la gestión de Pereyra, “la FAM desapareció, no tuvo más visibilidad”. Actualmente esta suerte de ONG semi-pública “es inexistente, está muerta”. Salvo para recambio de autoridades, en los últimos dos años no han mantenido reuniones. “Con Néstor tenía una vida infernal, hay que volver a dársela”, añora un alcalde peronista.
Actualmente la Federación de Intendentes está en manos de dirigentes del interior del país. El tucumano Javier Noguera (Tafi Viejo) la preside, secundado por Lorenzo Schmidt de Villa Dos Trece (Formosa). El peronismo bonaerense no solo está buscando que se elijan nuevas autoridades, sino que sea uno de ellos quien la presida.
Si bien no personalizan las críticas hacia la actual gestión consideran que los alcaldes del interior “no tienen llegada”. “Si el tipo no es conocido no logras nada”, sintetizan.
“Tiene que ser un intendente con empuje y que tenga buena relación con el presidente y que se encuentre representado todo el arco político”, planteó uno de los dirigentes de peso de la provincia. En ese sentido, el apuntado es el de mayor confianza de Alberto Fernández: Juan Zabaleta, de Hurlingham. “La figura de Juanchi sería buena”, resume uno de los operadores políticos que está buscando sumar respaldos a la candidatura de Zabaleta para conducir la FAM.
El jefe comunal de Hurlingham es bien considerado por sus pares del Frente de Todos, pero también por algunos de los jefes comunales bonaerenses de Juntos por el Cambio que hasta lo consideran como un “amigo”. Zabaleta está alejado del kirchnerismo duro, tiene vínculo directo con Casa Rosada y diálogo con sus pares de la oposición.
Sin embargo, la elección para dirigir el FAM le esquiva a la grieta. De hecho, a nivel país, La Cámpora, el macrismo e incluso el Frente Renovador corren muy de atrás con respecto al número de intendentes radicales y del PJ.
“Hay que armar una Federación Argentina de Intendentes que les sirva a todos: al radicalismo, al socialismo, a los vecinalistas, que sino quedan fuera de agenda”, expresó la misma fuente que propone al dirigente de Hurlingham.
El Presidente apuesta a un recurso del nestorismo para fortalecer su figura y la de sus intendentes más leales que cuentan con poder territorial. En el peronismo del conurbano se ilusionan con liderar la FAM con uno de los suyos. De ser electo Zabaleta se imaginan trabajando en tándem con el PJ provincial que hará un enroque en diciembre y pasará a ser presidido por Fernando Gray (Esteban Echeverría) secundado por Gustavo Menéndez (Merlo).
“Me gusta la figura de Juanchi Zabaleta para ese lugar, puede ser el mejor articulador para consensuar no solo entre el Frente de Todos, sino con el resto de los bloques que componen la FAM para realizar líneas de trabajo con presidencia y el Gabinete Nacional”, expresó Gray ante la consulta de Infobae.
En el Frente de Todos presionan para que la elección de las autoridades de la Federación se haga antes que termine el 2020. Sin embargo, en octubre, a menos de una semana del Día de la Lealtad, la actual conducción votó postergar para marzo del 2021 bajo la excusa de la pandemia. Para ello, desde el peronismo bonaerense elevarán la propuesta de que los comicios se hagan de manera virtual emulando el protocolo que utiliza el Congreso de la Nación para que se realicen en diciembre.
El 2021 está a la vuelta de la esquina y la incertidumbre sobre el futuro de la ley que limita las reelecciones inquieta a los intendentes. Un cargo legislativo podría ser una trinchera en el mientras tanto. Por su propia figura Alberto Fernández no puede permitir que los jefes comunales pierdan su poder.
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