Será la primera elección en todo el país desde la votación en la que Alberto Fernández fue elegido Presidente y el primer test entre el peronismo y la oposición del año, pero la gran curiosidad de los comicios para elegir intendente de la ciudad de Río Cuarto, en Córdoba, que tendrán lugar el domingo 29 de este mes, es que se trata de los primeros que se harán en medio de la pandemia.
Los comicios se realizarán de acuerdo con un protocolo que, además del uso de barbijo, distancia y alcohol en gel, incluye la utilización de un “padrón georreferenciado” que permitirá que los ríocuartenses no tengan que movilizarse a más de 10 cuadras de su casa para poder votar.
Luego de dos cambios de fecha de las elecciones por el avance del COVID-19 (Río Cuarto, de 175 mil habitantes, fue uno de los distritos con más contagios de toda la provincia), competirán en las urnas ocho candidatos, aunque quienes tienen mayor intención de voto son el actual intendente, el peronista Juan Manuel Llamosas, que buscará su reelección, y el radical Gabriel Abrile, de Juntos por Río Cuarto, que puede transformarse en la revelación electoral del año: según la última encuesta de Test Consultores, el postulante opositor le saca 7 puntos de ventaja al jefe comunal.
Médico terapista, de 51 años, Abrile habla con Infobae en un alto de la intensa campaña electoral, que tiene muchas limitaciones para respetar las prevenciones sanitarias: abundan los contactos por zoom, los timbreos con barbijo y pocas reuniones presenciales, que no pueden superar las 10 personas.
-¿Cómo llega a ser candidato a intendente un médico que sigue ejerciendo su profesión?
-Hago terapia intensiva desde el año 1993 y decidí meterme en política luego de que un intendente radical que era amigo me invitó en 2008 a estar en la Secretaría de Salud. Yo trabajo en mi actividad, sin ninguna experiencia política, y me pareció un desafío interesante. No dejé de trabajar como médico en el sector privado y cuando terminó la gestión, volví a mi puesto en el hospital y empecé a hacer política.
-Y ahora combina la medicina con la campaña electoral...
-Sí, cuando me saco el guardapolvo me pongo la remera de candidato y salgo a hacer campaña. Hace mucho tiempo que trabajo, no tengo ningún cargo, pero me gusta. Estoy convencido de que la política tiene que dejar de ser un bien propio de los dirigentes, que van de cargo en cargo todo el tiempo. La política exige abrirse a la gente, dejarla participar, y eso en las megaurbes es complicado, pero en ciudades intermedias o más chicas la política tiene que permitir que la gente participe también.
-¿Qué le aporta de distinto a la política alguien que no es un dirigente profesional como usted?
-Primero, la mirada que tiene la gente común. Yo estuve trabajando hasta el viernes y pedí licencia desde el lunes en el hospital, donde soy jefe del servicio de terapia, y a las clínicas privadas estoy yendo poco, pero me doy una vuelta y veo a mis pacientes. Eso me da el contacto y sentir que lo que le pasa a la gente. Si no, la discusión política va por un lado y el sentir de la gente va por otro. Eso es un plus. Y si resulto elegido voy a invitar al gobierno a gente que no tiene una participación política, pero que es honesta, ha sido exitosa y austera en su vida, para que se sume a la gestión municipal. Las instituciones, sobre todo, tienen que dejar la zona de confort y comprometerse a participar.
-Usted y el intendente Llamosas encabezan las encuestas, ¿Qué le critica a la gestión?
-Río Cuarto está congelada desde hace mucho tiempo. Es una ciudad que tiene todo para estar bien. Tiene un lugar privilegiado en el territorio, en el centro del país, con un montón de rutas para ir a todos lados. Un tamaño ideal porque no es la megaurbe ni el pueblo chiquito. Tiene un recurso humano importante. Una universidad nacional. Mucho empresariado innovador. Y tiene plata: Río Cuarto es una zona agrícola por excelencia y cuando hay un excedente de producción agropecuaria, el productor lo invierte. Pero Río Cuarto no es lo que era antes, y critico eso: la ciudad no avanza, aquí no consiguen empleo los jóvenes y hay un índice de inseguridad muy importante. Todo eso tenemos que corregir.
-¿La pandemia influyó en ese panorama que describe o se trata de un problema de gestión?
-Hubo una mala gestión de la pandemia. Faltó un programa, un proyecto, la posibilidad de que menos riocuartenses se contagiaran. Río Cuarto fue la ciudad de Córdoba con mayor cantidad de casos de COVID-19, la de mayor exponencial de personas infectadas y, además, con una tasa altísima de desocupación. Esta cuarentena ha sido muy poco fructífera y el manejo ha sido pésimo.
-¿Cuáles serían sus primeras decisiones en caso de ganar las elecciones?
-Primero, conformar un equipo de gestión de calidad. Segundo, gestionar la pandemia marcando prioridades: lo sanitario, lo económico y lo social. Y tercero, crear un Río Cuarto que sea mucho más hospitalario para que lleguen las inversiones y nos ayuden para la postpandemia.
-¿Cómo evalúa la gestión del gobernador Juan Schiaretti?
-Córdoba tiene todas las posibilidades de estar mucho mejor. Hacemos por Córdoba, la coalición que lidera el gobernador, gestiona para el elector, para que vean la obra pública y se encandilen, pero es distinto gestionar para el ciudadano común. La provincia está en una situación complicada y por eso hay que tratar de trabajar en forma conjunta, más allá del color político. Me imagino que un gobernador lo que necesita es un buen intendente, y en eso vamos a trabajar juntos para el bien de la gente.
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