El ministro de Salud de la Ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós, volvió a poner paños fríos ante las recientes novedades periodísticas sobre avances alentadores en los desarrollos de una vacuna contra el coronavirus.
El funcionario explicó que todavía no hay evidencia científica sobre los ensayos de fase 3, lo que no les permite conocer si se ha cumplido con los criterios de calidad necesarios como para garantizar la seguridad y la eficacia de la vacuna.
“Hubo reportes periodísticos de dos fabricantes, pero no tenemos ningún elemento de juicio para decir qué vacuna es segura y eficaz. Se han decidido acortar los plazos y hacer análisis interinos, sin que terminara la fase 3, con un nivel de seguimiento de los pacientes que al menos sea de dos meses posterior a la aplicación de la segunda dosis”, introdujo.
Y desarrolló: “Lo que tenemos que ver es que el análisis interino cumpla criterios de calidad de análisis interinos. Y hasta el día de hoy no pudimos ver si Pfizer los ha cumplido, pero aparentemente la entidad regulatoria norteamericana le ha pedido que continúe aún un poco más el seguimiento porque no lo estaba cumpliendo; y no hemos podido ver si la vacuna rusa ha cumplido los criterios de calidad”.
En base a ese análisis, Quirós aseguró que el gobierno porteño aún no cuenta con información científica válida como para recomendar una de las fórmulas que se encuentran en fases de experimentación.
Esta semana, el laboratorio Pfizer anunció que su fórmula logró una eficacia superior al 90% entre los voluntarios que se inocularon la fórmula. Días después, Rusia informó que su desarrollo mostró resultados positivos en el 92% de los casos. El gobierno argentino mantiene conversaciones con distintos proveedores y aspira a iniciar la campaña de vacunación en diciembre.
Quirós explicó que el daño extraordinario provocado por la pandemia ha impulsado a la ciencia a acortar plazos de investigación que habitualmente son más prolongados. Esto provocó que la fase 3 de pruebas, que es esencial en el proceso porque permite determinar si el desarrollo es seguro y eficaz, tenga un enfoque especial.
“Vacunas que llevan 4, 5 o 10 años, acá se están haciendo en meses. Y lo que se están haciendo son cortes de análisis en medio del proceso. Esto es suficientemente seguro para analizar efectos adversos en el corto y en el mediano plazo, pero deja una ventana abierta sobre los efectos adversos en el largo plazo, que son poco frecuentes pero también hay que evaluarlos”, consignó.
Por eso, el gobierno porteño cree que la primera campaña de vacunación estará destinada únicamente a grupos de riesgo donde está comprobado que sería mucho más dañoso para ellos no inocularse la dosis. En cambio, jóvenes y ciudadanía en general que no posean antecedentes de salud que podrían agravar la enfermedad deberán esperar.
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