Jorge Ferraresi no perderá un segundo. Asumirá hoy, de hecho, como ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat cuando llegue temprano a la Casa Rosada. Dejará la formalidad de la jura como funcionario nacional para más adelante, cuando Alberto Fernández salga del aislamiento obligatorio en que fue sometido desde ayer por haber estado en contacto con Gustavo Beliz, que tiene coronavirus.
El gesto de una asunción casi virtual de Ferraresi marca dos datos cruciales para la situación de emergencia que atraviesa el Gobierno: por un lado, el Presidente no quiere que la adversidad de la pandemia empañe su gestión y, por otra parte, quiere dar muestras firmes de superación de una crisis ministerial de inmediato con la salida de María Eugenia Bielsa, eyectada a pedido de la vicepresidenta Cristina Kirchner.
“Hay que ajustarse a la realidad cambiante de la pandemia”, expresaba anoche a Infobae un funcionario del Gobierno que ya tenía confirmada la primera reunión de Ferraresi para esta tarde, a las 16, con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.
El jefe de Estado seguirá monitoreando todo desde la residencia de Olivos. Se mantendrá en contacto permanente con Ferraresi para lo que necesite aunque hoy delegará en Cafiero los primeros pasos del nuevo ministro en los hechos. Ordenó que el intendente de Avellaneda asuma cuanto antes aunque no esté lista su jura, el decreto y la ceremonia que quedará posiblemente para dentro de una semana.
La intención del ahora ex jefe comunal es ponerse a tono y de inmediato con la idea que tiene el Ejecutivo para el ministerio que ayer dejó Bielsa. También tiene por delante una inmensa tarea para conocer en detalle los números y datos que manejaba la dirigente peronista rosarina.
Quienes conocen a Ferraresi aseguraron que tiene un estilo pragmático, de gestor puro y estrictamente ordenado como buen ingeniero. No quiere perder un detalle. Por eso, cuando anoche Cafiero le propuso arrancar hoy desde la informalidad en su cargo aceptó de inmediato.
El Presidente ya le deslizó a Ferraresi las necesidades centrales que busca para el Ministerio de Desarrollo Territorial al que veían “apagado” -según citaron varios funcionarios-. Fue en la visita que hizo hace menos de una semana a Avellaneda cuando Alberto Fernández le pidió hacerse cargo de la cartera. El ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, ayudó a convencer al intendente de Avellaneda de dejar por un tiempo el municipio.
Con una línea de créditos de más de 38.000 millones de pesos, Bielsa había ejecutado hasta ahora apenas el 70% de los fondos. Esta no fue una buena señal para un gobierno desbordado por la emergencia del COVID-19, el incremento de la pobreza y ministerios como el de Desarrollo Social, por ejemplo, que ya gastaron más de un 150% del presupuesto de este año ante los reclamos de todo orden.
El pedido para que un intendente ocupe el lugar de Bielsa se dio abiertamente hace más de un mes en una de las habituales reuniones que Alberto Fernández mantiene en Olivos o en otros lugares con intendentes del conurbano. Allí fueron varios los jefes comunales que le comentaron al Presidente que necesitaban alguien expeditivo y de gestión urgente en Desarrollo Territorial. Entendían que Bielsa no daba respuestas inmediatas a las necesidades de vivienda en las villas, los pedidos para responder a refacciones de hospitales en la pandemia o el armado del Registro Nacional de Barrios Populares, que finalmente se lo sacaron para llevarlo a Desarrollo Social.
Luego llegó la carta abierta de Cristina Kirchner en la que habló de “funcionarios y funcionarias que no funcionan”. Bielsa, al igual que la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra; el ministro de Producción, Matías Kulfas y otro/as más estaban en ese listado.
Liga de intendentes
La llegada de Ferraresi viene a cumplir con ese reclamo de la vicepresidenta. Es que el hasta ahora intendente de Avellaneda es un kirchnerista de pura cepa, es vicepresidente del Instituto Patria y tiene línea directa con Cristina Kirchner.
Sin embargo, en el Gobierno se inclinan por desestimar todos esos atributos políticos del nuevo ministro de Desarrollo Territorial. En la Casa Rosada aseguraban anoche que con la designación de Ferraresi el Presidente busca apuntalar su liga de intendentes del conurbano o de otras provincias y plasmar un nuevo esquema de ejercicio de poder sustentado por jefes comunales con capacidad de gestión, pragmatismo, conocimiento de territorio y muñeca política.
Los casos de intendentes que dejaron sus comunas para sumarse a la Casa Rosada sobran. Katopodis de Obras Públicas es la imagen más visible del intendente-funcionario nacional. A este lo secunda en la Secretaría de Obras Públicas Martín Gill, ex intendente de Villa María. En el ENOSA, el ente de control de aguas a nivel nacional, está como director otro jefe comunal, el ex intendente peronista de Concordia Enrique Cresto. En Vialidad Nacional Gustavo Arrieta, ex mandamás de Cañuelas.
Todos estos, sumando a Ferraresi, forman parte de la “nueva estructura de gestión” que le quiere imponer Alberto Fernández a su gabinete.
El esquema le sirve también al jefe de Estado para aceitar lazos con la red de intendentes de conurbano y del resto del país con una clara visión electoral para el 2021. Después de todo, el año que viene se necesitará de funcionarios nacionales con alta capacidad de gestión pero también con mucha red de acción política para preparar los comicios legislativos.
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