Cualquiera que sigue la agenda del Gobierno sabía perfectamente que la salida de María Eugenia Bielsa estaba anunciada. Lo decían miembros del Gabinete y funcionarios cercanos al Presidente. Alberto Fernández tenía muchas esperanzas en su designación, porque la sabe una mujer honesta, trabajadora y leal. A pesar de eso, en los últimos meses, en el Gobierno sonaron cada vez con más fuerza las quejas porque su gestión al frente del Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat “nunca arrancó”.
Desde el principio no estuvo en claro qué fue exactamente lo que motivó esa calificación. Es verdad que el Ministerio era uno de los más “loteados” entre funcionarios vinculados a La Cámpora, otros del Movimiento Evita y distintas organizaciones sociales, incluidos sectores nucleados bajo el liderazgo de Juan Grabois. También que sufría grandes críticas por tener una baja ejecución presupuestaria.
Sin embargo, cerca de ella aseguran que “al día de hoy, la ejecución presupuestaria alcanzó el 76% de lo disponible para 2020, si se suma la gestión de la deuda flotante del 2019, alcanza el 94%, y la ejecución proyectada al cierre alcanzará al 108%, de no mediar las restricciones de Hacienda”. “Hay quienes piensan que deberíamos haber avanzado más allá de la voluntad de transparencia y planificación que caracterizan a María Eugenia”, explican.
Lo concreto es que en el equipo presidencial afirman que "su renuncia fue de común acuerdo, Alberto (Fernández) seguramente le va a ofrecer algo, porque le tiene mucho afecto y valora el esfuerzo de quien creó el Ministerio”. Por el contrario, en el equipo de Bielsa, advierten que “le pidieron la renuncia para que venga un intendente”.
En efecto, quien reemplazará a la arquitecta rosarina es Jorge Ferraresi, intendente de Avellaneda muy valorado por la gestión que viene realizando desde 2009 en su municipio, donde resistieron hasta última hora de ayer la posibilidad de que este ingeniero de 59 años se transforme en funcionario nacional, dejando expuesta la sucesión en su distrito.
Como se sabe, los intendentes son especialmente sensibles a abandonar el territorio, un ámbito que conocen y es la fuente de su poder. El jueves de la semana pasada fue el propio Presidente el que le hizo la oferta personalmente, luego de un acto donde inauguró las obras del edificio del Departamento Judicial Avellaneda/Lanús, junto a Axel Kicillof.
Ferraresi lo comentó entre los suyos, que entraron en pánico, por lo que en principio denegó la posibilidad. Por esos días, desde el Ministerio de Bielsa negaban enfáticamente la salida. Fue el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, ex intendente de San Martín, el que lo terminó de convencer.
En el equipo presidencial lo dicen claro: “En esta etapa de la gestión, Alberto quiere alguien con ese perfil, un intendente eficiente, con cintura política y diálogo frecuente con los otros intendentes, sobre todo los del conurbano”. Habría que sumar que es “kirchnerista paladar negro”, alguien que se jugó por la ex presidenta en momentos en que muchos corrían el cuerpo.
Fernández está dispuesto a conversar con la ministra renunciante un nuevo destino, pero todo indicaría que ella no está dispuesta. “Su armado político está en Santa Fe”, le dijo a Infobae un funcionario que se irá con ella. “Acá no tiene quién la respalde, ni en La Cámpora ni en el conurbano, y al parecer el Gobierno tuvo que jugar políticamente cortando este hilo, que es el más fino de todos”, agregó.
De esta manera, para Bielsa quedaría claro que el veto original de Cristina Fernández de Kirchner contra ella siguió funcionando aún antes de la carta donde la Vicepresidenta se quejó por los “funcionarios que no funcionan”, quizás porque determinadas áreas de su Ministerio impactaban directamente en áreas vinculadas con gestiones de La Cámpora. Es el caso, por ejemplo, del plan PROCREAR, que estaba en ANSES, que Bielsa pidió incluir en su cartera.
La duda, ahora, es si habrá más cambios en el Gabinete. “No”, fue la enfática respuesta que dieron cerca del Presidente. Las dudas en torno a algunas posiciones seguirán flotando. Mientras tanto, parece claro que en lo inmediato no habrá ningún movimiento más.
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