Mientras la Armada Argentina ultima los detalles de la ceremonia con la que el próximo domingo 15 de noviembre conmemorará el tercer aniversario del naufragio del ARA San Juan en la base naval de Mar del Plata y -por ahora- sin la confirmación oficial sobre la asistencia del presidente Alberto Fernández, la causa judicial llevada adelante por la jueza federal de Caleta Olivia, Marta Yañez, está a punto de ser objeto de aprobación o rechazo por parte de la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia. El tribunal de alzada deberá expedirse en los próximos días sobre si adhiere al criterio de Yañez a la hora de ordenar el procesamiento de 6 oficiales navales de distinta jerarquía o si, haciendo lugar a diversos planteos de querellas, fiscal de cámara y defensas, introduce cambios en la calificación de las imputaciones; además, debe decidir si ordena el llamado a indagatoria del ex presidente Mauricio Macri y de su ministro de defensa Oscar Aguad.
En las últimas horas, y redoblando su ofensiva contra las autoridades políticas del área de defensa y contra el ex jefe de la fuerza naval almirante Marcelo Srur, la querella que lleva adelante el estudio de Fernando Burlando sostuvo que tanto la Marina de guerra como Aguad y Macri conocían desde pocos días después del naufragio la posición exacta de la nave y que ese dato fue maliciosamente ocultado a las familias de los fallecidos y la sociedad toda.
En esta charla con Infobae, el ex ministro de defensa Oscar Aguad rompe por primera vez el silencio desde que dejó la cartera. Aclarando que no está en su ánimo enfrentarse en discusiones personales con ninguna de las partes involucradas en las causas en trámite, el ex funcionario brindó precisiones sobre algunos puntos específicos de la búsqueda de la malograda embarcación.
— ¿Tuvieron en su cartera la certeza, a principios de diciembre de 2017, de la posición exacta en la que se encontraba el submarino San Juan y usted decidió mantenerlo en reserva por alguna razón?
— Nunca tuvimos certezas, sino conjeturas e hipótesis. El Ministerio de Defensa jamás dejó de brindar la totalidad de la información que estuvo a su alcance. Lo hizo tanto frente a los familiares como ante la sociedad toda. Se dispuso incluso el levantamiento del llamado secreto militar para que la ciudadanía pudiera estar al tanto de cada una de las novedades que teníamos. En cuanto a lo que supuestamente ocultamos a partir del 5 de diciembre en relación a la posición del submarino, eso no es correcto: teníamos sí una hipótesis y esa hipótesis se dio a conocer públicamente. Pero en aquel momento no contábamos con los medios para verificarla.
— Si no contaban con los medios, ¿en qué se basaba esa hipótesis?
— Desde fines de noviembre de 2017, cuando llegó el informe de la CTBTO [el organismo internacional dedicado al monitoreo de explosiones nucleares submarinas], tanto en la Armada como en el Ministerio de Defensa manejamos la hipótesis del área señalada como la de mayor probabilidad de ocurrencia del siniestro. Y conjeturamos que allí muy probablemente se encontraban los restos del San Juan.
— ¿Fueron sólo versiones informales o usted produjo algún informe oficial?
— La información fue difundida por el vocero oficial de la Armada, capitán de navío Enrique Balbi y se hizo una conferencia de prensa con los detalles y un gráfico explicando esa hipótesis. La conjetura se basaba en los estudios efectuados a partir de la determinación de las coordenadas correspondientes a la última comunicación emitida desde el submarino hacia la base Mar del Plata y las coordenadas correspondientes al evento hidroacústico consistente con una explosión no nuclear detectada por las estaciones ubicadas en la Isla Ascensión y en las islas Crozet, ambas pertenecientes al organismo internacional que cité anteriormente. Debo agregar que todas las fuerzas navales internacionales que colaboraron en la búsqueda del San Juan conocían esta información. Nunca ocultamos este hecho.
— No son pocos los que sostienen que detrás de la contratación de la empresa Ocean Infinity hubo manejos poco claros y que resulta llamativo que el submarino hubiera sido encontrado el último día de búsqueda.
— La empresa fue contratada luego de un procedimiento licitatorio realizado por la Armada y, por primera vez en la historia de esa fuerza, participaron particulares con legítimo interés en el resultado de la misma [los familiares de los marinos desaparecidos]. La contratación fue a resultado, es decir que si no encontraban la nave y traían de regreso información fehaciente para corroborar el hecho no cobraban. No importaba los días de búsqueda sino el resultado. A bordo del buque “Seabed Constructor” no iba uno sino cuatro familiares directos de los tripulantes del submarino, dos eran suboficiales de la Armada, una era oficial de la Marina Mercante y el restante, además de padre de uno de los oficiales fallecidos, era querellante en la causa. No creo que pudiera haber algo más transparente que esta búsqueda.
— Además de la certeza de haber dado con los restos de la nave, ¿se obtuvo alguna conclusión técnica sobre las causas del naufragio?
— El hallazgo permitió verificar algunas de las hipótesis de la Comisión Asesora creada en el ámbito del Ministerio de Defensa e integrada por dos oficiales almirantes y un capitán de navío con amplia experiencia en el comando de naves submarinas. Se pudieron dilucidar los sucesos previos y las causas que podrían haber ocasionado la desaparición del submarino. Esta comisión, que funcionó en forma autónoma del poder ministerial, estuvo integrada incluso por el padre del segundo comandante embarcado en el submarino, que había sido él mismo comandante del ARA San Juan algunos años atrás.
— ¿Cuáles son esas conclusiones o hipótesis a las que arribaron los submarinistas?
— Recomiendo especialmente a todos quienes de una u otra manera están relacionados con la causa ARA San Juan la lectura del mismo. No debo ser yo quien lo interprete. El informe está incluido en el expediente que tramita ante la Justicia Federal y en el que lleva adelante la Justicia Militar. Nada es secreto. El secreto militar fue levantado respecto a los sucesos que tuvieron como protagonista al submarino y sus 44 tripulantes y repito si se lee ese documento oficial emitido por expertos se van a comprender muchas cosas.
Controversia entre altos mandos
Uno de los almirantes imputados en la causa por el hundimiento del submarino, Enrique López Mazzeo, sostiene que intentó solicitar a la armada británica la presencia de un vehículo de exploración submarina en la zona en la que apareció varios meses después el San Juan, y que su pedido nunca fue autorizado. Si bien el ex ministro no se pronunció sobre el particular, Infobae pudo saber que por imperio de la ley 22.445 el Estado Argentino aprobó el Convenio Internacional de Búsqueda y Rescate (SAR) y puso en cabeza de la Armada Argentina el rol de autoridad nacional SAR. Por su parte, la fuerza naval delegó en quien detente el cargo de Comandante de Adiestramiento y Alistamiento la absoluta y total responsabilidad en la implementación de todas las medidas tendientes a asegurar el éxito de una operación de búsqueda y rescate. No obstante, y siempre según dichos del propio imputado, el ex jefe de la Armada Marcelo Srur le prohibió pedir este tipo de colaboración a las fuerzas británicas.
Otros testimonios
A partir de las aseveraciones del ex ministro Aguad, varias fuentes navales consultadas por Infobae recordaron que cuando desde la Armada decían que la zona donde finalmente fueron encontrados los restos era la que habían señalado como posible, desde las querellas se los contradecía e incluso se llegó a sostener que la nave estaba en una zona de mucha menor profundidad y sensiblemente más al norte y que sus tripulantes golpeaban el casco del submarino pidiendo auxilio, mientras que desde el Comando de Alistamiento se ordenaba a las naves alejarse del lugar. Esta temeraria aseveración generó un martirio innecesario e injustificado a decenas de familiares. Una de las querellas más quejosas por aquellos días se oponía firmemente a que se enfocaran los medios y hombres a buscar en la zona correcta y hasta algún querellante sostuvo que el San Juan estaba en Malvinas. Incluso aún hoy alguna querella sostiene sin fundamentos valederos que subsisten dudas sobre un eventual ataque exterior, lo que a la luz de lo que hoy se sabe es una actitud que persigue una finalidad oscura.
Está perfectamente acreditado que la Armada siempre sostuvo que era muy probable que el submarino estuviera donde finalmente apareció. Es fácil decirlo ahora, pero no fue nada sencillo ubicarlo ni para el grueso de los buques que conformaron el esfuerzo naval de búsqueda y rescate alguna vez montado, ni para el moderno y equipado “Seabed Constructor” que finalmente dio con el pecio del San Juan. No es menos cierto que el contacto sonar señalado como posible hallazgo del San Juan por el buque Cabo de Hornos de la Armada de Chile fue desechado porque - según algunas versiones- no se tuvo en cuenta que, por efecto de la presión hidrostática, el submarino no solo se había deformado sino que además se había encogido a un tercio de su longitud original, lo que fue un verdadero error de apreciación por parte de todos los involucrados en la búsqueda, recuerda uno de los marinos más relacionados con las tareas SAR llevadas a cabo. Como contrapartida tanto en la causa que lleva adelante Yáñez como en los archivos de la Armada, estaría perfectamente acreditado que el eco sonar que detectó el buque Cabo de Hornos corresponde a un pesquero hundido y que la distancia de este contacto respecto al lugar donde reposa el San Juan es de casi cuatro kilómetros.
La búsqueda bajo la lupa judicial
Desde la Justicia, aseguran que todos los datos relativos al operativo SAR (Search and Rescue) y al posterior cambio de denominación (de SAR a búsqueda simple), al considerarse agotadas las posibilidades de sobrevida a bordo, son parte de una causa paralela llevada adelante por la misma jueza Yañez y nada tienen que ver con las actuaciones referidas a las causas del naufragio. Admiten que hay un punto de controversia entre los almirantes López Mazzeo y Srur en torno a la colaboración requerida al Reino Unido para efectuar un reconocimiento puntual en la zona donde descansa el submarino, y que todo ello será dilucidado oportunamente y en nada cambia la presunta asignación de responsabilidades relacionadas con las causas del siniestro.
Los próximos pasos en las justicias civil y militar
A pesar de las críticas que querellas y defensas han efectuado sobre la labor que llevó adelante en la instrucción de la causa la jueza Marta Yañez, no son pocos los que la consideran una investigación seria y bastante completa, al margen de la falta de certezas que genera el no poder peritar los restos de la nave. “Debemos asumir que las razones exactas por las cuales el ARA San Juan se precipitó a las profundidades marinas sin que ningún tripulante pudiera activar los mecanismos previstos para emerger nunca pasarán de la categoría de conjeturas más o menos fundadas, tal como lo indica el informe que tres oficiales superiores submarinistas elevaron a los tres poderes del Estado”, dice uno de los ingenieros navales convocados para analizar lo sucedido.
Por otra parte, el próximo 25 de noviembre dará inicio en el edificio Libertador General San Martín el Consejo de Guerra mediante el cual la justicia militar determinará las eventuales responsabilidades profesionales de toda la cadena de mandos navales relacionadas con la operación del submarino. A horas de conocerse la conformación del tribunal que presidirá el Secretario de Estrategia y Asuntos Militares, agrimensor Sergio Rossi, diversos auditores militares han formulado observaciones acerca de la procedencia de la convocatoria, por lo que se estima que, desde el arranque, los imputados recusarán al tribunal y una vez más será la Justicia Federal la que deba dirimir la controversia.
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