A pesar de la situación excepcional del aislamiento social, preventivo y obligatorio, debido a la pandemia del coronavirus en la provincia de Buenos Aires, aumentaron delitos de extrema gravedad como los robos con uso de armas de fuego, y los homicidios protagonizados por menores de edad. También los delitos contra la integridad sexual y los femicidios.
Según los datos que registra el Ministerio de Seguridad bonaerense, entre los meses de abril y agosto de 2020, comparado con el mismo período de 2019, los robos violentos protagonizados por motochorros aumentaron un 25,3 por ciento.
Hay cientos de casos de este tipo de delito que se difunden cada semana en las redes sociales. En Lomas de Mirador, La Matanza, dos hombres en moto le robaron en la esquina de su casa la bolsa de los mandados a una joven y casi la atropellan.
En Moreno, arrastraron 20 metros a otra víctima que se aferró a su cartera para que no se la roben y fue embestida por un auto que venía de frente. El conductor, de 20 años, perdió el control del vehículo, porque los delincuentes, para que saliera del camino y no entorpeciera la huida, le dispararon tres veces.
En Zárate, motochorros balearon por la espalda a un hombre que corrió para no ser asaltado. Por fortuna, la bala no impacto en su cuerpo. La dramática escena también quedó registrada por las cámaras de seguridad de la cuadra y fue rápidamente difundida por la red social Twitter.
Observar hacia ambos lados de la vereda antes de ingresar a las viviendas es parte del ritual del miedo. Durante la pandemia, las entraderas aumentaron un 17 por ciento.
El uso de armas de fuego para llevar adelante desde el robo de un celular, una mochila, o un auto de alta gama es hoy más frecuente que antes del aislamiento social. Datos estadísticos sobre este hecho concreto no hay, pero así lo reconoce un alto jefe policial que integra la cúpula de la Bonaerense. Para sostener este punto de vista, recuerda que en lo que va del año fueron asesinados 19 policías, y que 14 de esos crímenes ocurrieron en la provincia de Buenos Aires. En estos últimos sucesos se utilizaron armas de fuego.
El último y más resonante caso fue el del cabo de la Policía Federal Argentina Diego Di Giácomo, asesinado durante un robo a una heladería en Ramos Mejía, en el partido de La Matanza.
El ministro de Seguridad, Sergio Berni, difundió hace poco más de un mes las cifras globales sobre el delito en la provincia de Buenos Aires y recalcó que los números marcan que hasta agosto de este año hubo un descenso del 24% en las denuncias de “los casos prevenibles”. Sin embargo, si se analizan detenidamente las estadísticas provisorias publicadas por el Ministerio Público Fiscal, se pueden extraer otras conclusiones que, en vez de tranquilizar, alarman.
Los robos, entraderas y otro tipo de delitos cometidos con armas de fuego aumentaron. También ascendieron los homicidios en ocasión de robo.
Solo durante el primer semestre de este año, comparado con los seis primeros meses de 2019, los “homicidios en ocasión de robo” aumentaron un 58 por ciento.
La utilización o el “abuso de arma de fuego” durante un ilícito, cualquiera sea, aumentó casi un 10 por ciento.
Durante la pandemia y el aislamiento obligatorio también ascendieron un 10% los delitos contra la “integridad sexual”, como pueden ser los abusos sexuales y las violaciones.
Los datos del Ministerio Público Fiscal, del Fueron Penal Juvenil, marca una leve suba en los homicidios protagonizados por menores de edad en un 3,5 por ciento.
Los casos de menores que hicieron abuso de armas de fuego para cometer sus delitos también ascendieron un 65 por ciento.
Los menores de edad a los que se les abrieron causas por haber participado de algún tipo de estafa, como secuestros virtuales aumentaron un 66,6 por ciento.
La vinculación del delito con los menores de edad es un hecho que en el país dejó de hablarse y debatirse en la opinión pública, pero también -y lo que es peor- entre los funcionarios responsables de llevar adelante las políticas para prevenir este tipo de sucesos, que por lo general comienzan en los hogares de los menores que terminan siendo víctimas de un sistema que les hace repetir situaciones con las que convivieron con sus padres, familiares o en el entorno del que están rodeados.
Según datos oficiales, hay niños que no superan los diez años y ya han tenido contacto con el delito más de una vez. Llegado a este punto, es válido preguntarse si este es el resultado de la ausencia o el fracaso del Estado en contener e incluir a los niños y jóvenes en un sistema que garantice su bienestar social.
El 25 de septiembre pasado, Berni, junto al procurador general de la Suprema Corte, Julio Conte Grand, realizaron una conferencia de prensa en la que presentaron el nuevo mapa de la inseguridad en la provincia de Buenos Aires. Aseguraron que los delitos “prevenibles” bajaron un 24,6% entre enero y agosto de 2020, pero también admitieron que subieron abruptamente los asaltos a trabajadores de delivery.
Hasta el momento esos datos no fueron volcados en la web del Ministerio Público Fiscal, por lo cual habrá que esperar hasta fin de año para observar la cantidad de IPP (Instrucción Penal Preparatoria) que se abrieron en 2020 y compararlos así con los de 2019 y poder sacar alguna conclusión final.
Por ahora, la estadística oficial y publicada marca que en el primer semestre de 2019 se abrieron 247.708 IPP contra los 164.932 de los primeros 180 días de 2020.
Hasta el momento, no se puede afirmar que la provincia de Buenos Aires es más segura que años anteriores. De hecho, el propio Berni denunció que presos liberados durante la pandemia por un posible contagio masivo en los penales bonaerenses, volvieron a cometer delitos, y él mismo, al frente de un operativo policial, detuvo a uno de ellos.
“La cuarentena puso en pausa el modo delictivo que duró 20 días, un mes. Desde que tocó su piso por fines de abril comenzó a recuperar el ritmo habitual y, si bien estamos un 20 por ciento por debajo de lo habitual, los niveles de los delitos van a empeorar porque estamos ante una crisis económica y social tan profunda, o más para algunos especialistas, que la del 2001”, le dijo el ministro de Seguridad del gobernador Axel Kicillof, al ser consultado por Infobae.
Aumento de femicidios en cuarentena
Entre enero y junio del año pasado se habían cometido 48 femicidios, mientras que en el mismo período de 2020 los brutales asesinatos treparon a 56. De ese total, 33 crímenes fueron cometidos entre el 20 de marzo, fecha en que se decretó el aislamiento social, preventivo y obligatorio y el 30 de junio. Es decir, durante la cuarentena más cerrada.
Las armas blancas, como cuchillos u otros objetos similares, fueron utilizadas en 18 casos. En segundo lugar, el hombre aplicó su fuerza física para matar, ya sea a golpe de puños y patadas o asfixia mecánica, esto ocurrió en 11 oportunidades. Las armas de fuego ocuparon el tercer lugar. Estuvieron presentes en ocho ocasiones. También tres mujeres fueron quemadas vivas por su agresor.
En 30 femicidios, el autor del crimen fue la actual pareja; esto es, el 53,6% de los casos. En ocho casos el homicida fue un familiar (14,3%) y en siete, la ex pareja (12,5%).
En seis de esos crímenes calificados como femicidios, el asesino se suicidó. Cinco lo hicieron de forma inmediatamente y en un caso a las 24 horas, cuando la policía estaba tras sus pasos.
Las cifras, los datos incontrastables es la radiografía de la violencia que en algunos casos se potenció durante la pandemia, la cuarentena y el aislamiento social y que terminó siendo una trampa mortal.
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