En una nueva muestra del equilibrio político que busca como hilo conductor en su mandato, el presidente Alberto Fernández se trasladó este domingo por la tarde a la ciudad jujeña de La Quiaca para cenar con el ex mandatario boliviano Evo Morales. Al mismo tiempo, el Jefe de Estado decidió evitar un encuentro con la dirigente social Milagro Sala, quien se encuentra en prisión domiciliaria, y con el gobernador de la provincia norteña, el radical Gerardo Morales, con quien tiene una muy buena relación.
El mandatario arribó a Jujuy desde La Paz, donde estuvo junto a su comitiva oficial en la asunción del nuevo mandatario de Bolivia, Luis Alberto Arce. En su paso por esas tierras, mantuvo varias reuniones multilaterales que incluyeron una cena el sábado con el rey de España Felipe VI y con el vicepresidente español, Pablo Iglesias; una audiencia con el presidente colombiano Iván Duque y un encuentro privado con Arce, el economista de 57 años que reemplaza en el Gobierno a Jeanine Añez.
Alberto Fernández se fue muy satisfecho por las muestras de afecto que recibió en la capital boliviana, sobre todo de los partidarios del MAS (Movimiento al Socialismo), el partido de Arce, quien fue elegido por el 55% de los votos, y también del ex presidente Evo Morales. Hubo gritos de agradecimiento y aplausos tanto en las calles como en la Asamblea Legislativa por los gestos que Alberto tuvo con Evo sobre en estos últimos tiempos.
Evo Morales y Alberto Fernández mantienen una relación amistosa y por eso le otorgó asilo político en nuestro país en noviembre del año pasado, cuando el líder cocalero debió renunciar ante las denuncias por fraude en los comicios que lo proclamaban ganador para ejercer un cuarto mandato al frente de Bolivia.
Es por eso que hoy al mediodía, en una suerte de “despedida oficial”, lo secundará hasta el paso fronterizo que une La Quiaca con Villazón. “Lo voy a acompañar a Evo. Nos encontraremos en La Quiaca y de ahí pasaremos a Villazón”, había anunciado tras la reunión con Felipe VI, en un hotel de La Paz, el sábado por la noche. De ese encuentro también participó el ministro del Interior argentino, Eduardo “Wado” De Pedro, y se conversó sobre la pandemia y la situación política en la región.
Ya en Jujuy, Fernández decidió no ver a Milagro Sala. La dirigente de la Tupac Amarú sigue detenida con prisión domiciliaria por su rol en la investigación conocida como “pibes villeros”. En ese expediente, Sala fue condenada por ser la jefa de una asociación ilícita que desviaba dinero proveniente del Estado para la construcción de viviendas.
En esta causa, la líder de la Tupac Amaru presentó un recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia para que determine si debe seguir o no detenida. Pese a que en alguna oportunidad el presidente expresó que Sala “no debería estar presa” en esta ocasión prefirió eludirla.
Para evitar una nueva crítica interna, tampoco verá al gobernador de Jujuy Gerardo Morales, a pesar de la buena relación mantienen, sobre todo por la gestión de la pandemia del coronavirus.
Durante la actividad oficial en Bolivia, el Presidente mantuvo en La Paz una reunión bilateral con su par de Colombia, Iván Duque, en un encuentro concretado antes del inicio de la ceremonia de asunción del presidente Arce. Fuentes oficiales indicaron que también participaron del encuentro el canciller Felipe Solá, también el ministro De Pedro y el secretario de Asuntos Estratégicos, Agrego una línea de que no ve a Morales para evitar un fuego Mientras que por Colombia participaron su ministra de Relaciones Exteriores, Claudia Blum, y la jefa de Gabinete de la Presidencia de la República, María Paula Correa Fernández.
Según informó en las redes el propio Alberto Fernández, con Dique intercambió "opiniones sobre el combate a la pandemia, los dilemas del presente y el futuro en la región”. Y ambos coincidieron en que la unidad continental será clave para la reconstrucción económica.
Con relación a la audiencia bilateral que mantuvo con Arce, que se realizó tras la fotografía protocolar con las principales autoridades políticas presentes en la asunción, el Jefe de Estado indicó: "Somos los primeros y segundos productores de litio. El litio es la energía del futuro. Tenemos mucho para hacer juntos en todo eso”.
“Tenemos mucho para ver, pero siempre el esfuerzo es convertir a América Latina en una unidad regional. Se trata de trabajar muy cerca entre Bolivia y Argentina”, agregó el mandatario argentino y recordó que ya se había reunido en Buenos Aires con Arce, en febrero de este año, precisamente para conversar sobre el litio.
Bolivia posee reservas estimadas en 21 millones de toneladas de litio en el salar de Uyuni, en el sudoeste del país, según la empresa estatal YLB, mientras que Argentina ya explota litio en el salar del Hombre Muerto, ubicado en el límite entre las provincias de Catamarca y Salta, en el departamento de Antofagasta de la Sierra.
Tanto el Uyuni, como el del Hombre Muerto junto al de Atacama en Chile conforman los salares en el llamado Triángulo del litio y concentran el 85 por ciento de las reservas de ese mineral que es considerado clave para la energía del futuro. El litio se utiliza fundamentalmente para fabricar las baterías de celulares, computadoras y autos modernos (híbridos y eléctricos).
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