La contundente derrota de María Eugenia Vidal a manos de Axel Kicillof en 2019 dejó heridas que aún sangran en Juntos por el Cambio. La principal, que muchos dentro del espacio califican “de muerte”, es la aspiración de la ex gobernadora por buscar revancha. En su entorno repiten que es casi imposible que en 2023 compita nuevamente por el cargo. Pero hay otras más leves que indefectiblemente deberán hacerlas sanar para ser competitivos el año que viene y llegar con chances a las presidenciales, en donde la provincia de Buenos de Aires es un distrito fundamental.
Son varios los actores de la oposición que buscan hacerse fuertes en territorio bonaerense. El que más lo expone es Jorge Macri, intendente de Vicente López, cuyas aspiraciones son conocidas. En una construcción más silenciosa aparecen Cristian Ritondo y Emilio Monzó, quien ya en noviembre de 2019, a días de que Macri dejara el poder, encabezó un acto en Florencio Varela y anunció que recorrería la provincia pensando en 2023.
En este tren, el diputado nacional y el ex presidente de la Cámara baja se reunirán el viernes al mediodía en la ciudad de Buenos Aires en lo que denominan “la mesa de los viernes”. Estarán también Diego Santilli y Sebastián García De Luca. Previo a esto, por la mañana, el ex ministro de Seguridad estará en José C. Paz y se mostrará con Carlos Kambourian, que se sumará Juntos por el Cambio para comenzar a recorrer ese municipio.
En el vidalismo ya dan por saldadas las diferencias con Monzó y desde ambos sectores entienden que ahora es el momento de trabajar juntos poniendo todo el esfuerzo en el armado territorial para renovar y fortalecer liderazgos.
Este panorama, plagado de incertidumbres, es el que está en la cabeza de todos para 2023 porque para 2021 ya está definido que quien encabece la lista de diputados nacionales en provincia de Buenos Aires sea Vidal. La ex gobernadora está dispuesta a competir el año que viene por dos motivos: es donde el espacio la necesita y es un cargo nacional. Hay un tercer punto que motorizan sus armadores en forma de pregunta retórica: “¿Qué pasa si Vidal gana las legislativas? ¿Nuestro candidato a presidente es Horacio?”.
Son varios los escenarios -sumados a la pandemia, la crisis económica y a la imposibilidad del kirchnerismo de hacer pie en el Gobierno- los que hacen que los comicios del año próximo sean fundamentales para que Juntos por el Cambio llegue bien parado a la disputa por la presidencia y las gobernaciones. Lo que tiene claro Vidal -junto con Ritondo y Campbell, sus dirigentes más cercanos- es que, más allá de toda la construcción que deben realizar a lo largo de estos meses, los candidatos serán los que tengan más intención de voto.
Esto se ejemplifica muy bien en la provincia de Buenos Aires, en donde sobran postulantes. Cerca de Ritondo no dudan en afirmar que apoyarían a Jorge Macri, Emilio Monzó o hasta Diego Santilli si ellos garantizan la victoria: “Cristian no quiere ser candidato, quiere ganar la gobernación. Si es con él, mejor porque está dispuesto. Pero si hay otro que mide más, se da vuelta y lo apoya”, resumió un dirigente bonaerense que trabaja con el diputado.
Sin embargo, cerca de la ex gobernadora no sienten que los otros sectores tienen la misma mentalidad. O al menos no en un 100%. Estas cuestiones y otras son las que se hablarán en la reunión del viernes con Monzó y su equipo.
A diferencia de lo que pueda pasar en la ciudad de Buenos Aires o a nivel nacional, en la PBA no deben lidiar con el fantasma de Mauricio Macri. Primero, porque es un territorio que siempre le fue esquivo. Y segundo, porque, en caso de volver al ruedo, el ex presidente lo haría en el distrito que gobernó ocho años o iría por una revancha en la Casa Rosada.
Tampoco hay preocupaciones por la imagen positiva cada vez mayor que Larreta está cosechando en todo el país, más notoria en CABA, Córdoba y PBA. Si bien en el PRO bonaerense admiten que “Vidal y Horacio no son lo mismo” y que, eventualmente, la ex gobernadora pueda tener sus aspiraciones presidenciales, no hay dudas internas sobre que la construcción es en conjunto y que ninguno impulsaría un candidato propio en un distrito.
Lo cierto es que el tablero bonaerense ya se está moviendo y la crisis generada por la pandemia aceleró ciertos armados que miran el 2021 como un trampolín hacia la pelea mayor en 2023. Mucho dependerá para Juntos por el Cambio la situación en la que se encuentre el Gobierno en marzo, cuando espera un rebote de la economía y que la población esté vacunada contra el coronavirus. Si nada mejorara, en la oposición ya repiten con una frase que muestra el optimismo que los invade: “Nos hacen la campaña”.
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