“Argentina está retrocediendo, la ideología del Gobierno es contraria a principios básicos. Hoy se está rediscutiendo temas como la propiedad privada o la prisión perpetua", sintetiza al comienzo de la videollamada con Infobae el diputado nacional Alfredo Cornejo. La semana pasada, el presidente del Comité Nacional de la UCR se había pronunciado a favor de la pena máxima, en una audiencia pública convocada por la Suprema Corte de Mendoza.
Cornejo es uno de los opositores de Juntos por el Cambio (JXC) que más endureció su discurso contra el kirchnerismo y el gobierno de Alberto Fernández. Hace meses, coqueteó con la idea de un #Mendoexit, una suerte de independencia de Mendoza del territorio argentino. El ex gobernador podría encuadrar en el sector que está en los “extremos” que se están “radicalizando”, según el diagnóstico de Elisa Carrió. Tal vez por eso el ex presidente Mauricio Macri, en sus entrevistas recientes, lo haya destacado como una de las figuras “que se consolidan” en la interna, cada vez con más coincidencias después de un pasado reciente cargado de desconfianzas y diferencias.
- Cristina Kirchner publicó una carta en la que llama a un gran acuerdo “político, económico, mediático y social”. ¿Participaría de esas conversaciones? ¿Cuáles serían las condiciones mínimas a acordar?
- En primer lugar, institucionalmente, es el Gobierno el que debe convocar al diálogo. En cuanto a las condiciones necesarias para ese acuerdo, se tendría que olvidar de la reforma judicial para controlar la Justicia, de la búsqueda de su impunidad, de insistir en demonizar al que piensa distinto.
- La vicepresidenta desmintió la teoría del “presidente títere” y apuntó que el problema para los sectores de la oposición “nunca fueron las formas”, sino que lo que “no se acepta es que el peronismo volvió al gobierno”. ¿Qué le parecen esas definiciones?
- Yo también descreo de esa teoría. En un principio creí que Alberto iba a ser el Presidente del diálogo, que iba a buscar acuerdos entre oficialismo y oposición para sacar el país adelante, pero me equivoqué, Alberto Fernández es la vuelta del kirchnerismo que no dialoga y no escucha. Las urnas hablaron y no es cuestión de aceptación, han vuelto al gobierno los mismos que durante más de una década gobernaron abriendo grietas en la sociedad. Lo que no acepto es su slogan de campaña: “Volvimos mejores”, porque hasta ahora solo demostraron lo contrario.
- La Coalición Cívica pidió votar a favor de la postulación de Daniel Rafecas como Procurador. Tras ese giro, ¿cuál será la postura de la UCR en ese debate?
- Esa es una discusión que nosotros vamos a tener en la mesa de Juntos por el Cambio. Pero por ahora, Cristina Fernández de Kirchner y el bloque del Frente de Todos no han movido el pliego de Rafecas del Senado. Ni siquiera ha hecho audiencia pública. Esa opinión de Carrió es conocida, tiene una línea sensata en algunos aspectos. Ella cree que hay que apoyarlo a Rafecas porque sino Cristina va a modificar la Ley del Ministerio Público Fiscal con mayoría simple.
- ¿Está conforme con la reaparición de Mauricio Macri? A primera vista parece que hubo poca autocrítica.
- Creo que tienen un contenido positivo sus entrevistas. Hubo una autocrítica en su estrategia política y esto de no querer denunciar la situación que nos encontrábamos al comienzo del Gobierno. Le decíamos que era muy dañino vender esperanza, de que el país se solucionaba de un momento para el otro. Despejó una gran duda al aclarar que no va a ser candidato en 2021 buscando fueros, como hizo Cristina en 2017 postulándose como senadora. Acá se asimila la situación de Cristina a la de Macri con una facilidad como si fuera una especie de teoría de los dos demonios.
- Macri pidió no cometer parricidio con él, en alusión a las voces que piden que se corra ante una futura elección presidencial. ¿Juntos por el Cambio debería cometer este acto simbólico?
- El árbol no tiene que tapar al bosque. La Argentina necesita un buen gobierno, que no lo tiene, y también necesita de una buena oposición. Y una buena oposición es la que genera equilibrio y alternancia. Para generar equilibrio y alternancia es condición sine qua non que estemos unidos. No sobra nadie en Juntos por el Cambio, lo necesitamos a todos. Lo que no hay es un liderazgo único, lo dije muchas veces y no creo que sea el momento de sacar a nadie. Es el momento de traer más gente y más líderes.
- El ex presidente siempre dijo que su gestión debía ser evaluada en relación de la pobreza o si lograba unir o no a los argentinos. Al final de su recorrido nada de eso ocurrió: hay más pobreza y más división. ¿No debería haber dicho algo al respecto?
- Macri reconoció que generó una expectativa muy grande y no la cumplió. Los tres candidatos a presidente de 2015 transmitieron esperanzas. Con distinto tono, decían que había problemas y que los podían resolver. Esto no se resuelve fácil. Obviamente, es difícil unir a los argentinos. Todo el mundo cae en lugares comunes sobre la grieta, para algunos es peronismo y antiperonismo, yo tengo una mirada más estructural. La grieta real es entre la gente que trabaja y se esfuerza como los trabajadores pobres, los de clase media, los empresarios chicos y grandes, los cuentapropistas y los profesionales independientes, que financian a un grupo cada vez más grande que no está trabajando, sean por las razones que sean. Ningún país del mundo puede mantener esta relación de gente que trabaja con un sector que recibe un subsidio. ¡No puede sostenerse! Eso les duele a un sector muy ideológico. ¡Es más! Es el sector más parasitario el que vive de la prebenda del Estado, del regalo, de la dádiva... El kirchnerismo está representando a ese sector no trabajador.
- ¿No es un peligroso calificar a toda una identidad política, en este caso el kirchnerismo, como la representación de un sector “parásito” de la sociedad?
- No siento que sea un ataque. El kirchnerismo no tiene por qué ofenderse cuando ha creado todo este sistema, lo alienta y lo plantea como ‘derechos’ en vez de generar condiciones para que el sector privado invierta y tome empleo. Objetivamente, siento que este modelo de recibir una dádiva del Estado no es bueno para la Argentina. Tampoco es bueno para quienes la reciben, no creo muchos estén conformes con esta situación. Para trabajar necesitamos crecimiento económico, necesitamos de las empresas que se están yendo. Toda la gente tiene que poder vivir dignamente de su esfuerzo como lo hace la clase media argentina, que la pasó mal en el gobierno de Cristina, la pasó mal en el de Macri y la está pasando pésimo de Alberto Fernández.
- Es real que, en toda la región, el sector privado no logra dar un empleo formal a millones de personas. El Estado puede responder con una red de políticas sociales...
- Perdón si interrumpo, pero hay un supuesto que es falso. El sector privado da respuesta si las condiciones macroeconómicas son las ideales para la inversión. La Argentina viene deteriorando y achicando su sector privado hace muchos años, mientras el Estado se agranda. El problema es hasta cuándo se podrá financiar ese Estado, con un déficit que se paga con inflación.
- Continúo... La región tiene altos niveles de pobreza y desocupación, aún sin los niveles de intervención del Estado que crítica. ¿Cuáles serían las las respuestas o caminos posibles para no caer en un destino muy similar?
- Discutamos esa hipótesis. La Argentina del ‘mayor Estado y mayor gasto público’ tiene más pobres porcentualmente que Chile, Uruguay y Brasil. Hace mucho tiempo, que estamos como la mayoría de los países latinoamericanos en cantidad de pobres y de pobreza estructural. Tenemos que replantear nuestro modelo de desarrollo seriamente. La gente que más se sumó a la clase media y se redujo la pobreza fue durante el primer gobierno kirchnerista, cuando tuvimos condiciones internacionales interesantes. A partir de 2009, desde el primer mandato de Cristina, no a parado de aumentar la pobreza.
- El gobierno de Cambiemos tomó medidas para el sector privado con el objetivo de generar expectativas y mejores condiciones para el mercado y la inversión. Ya sabemos cómo terminó. ¿Qué fue lo que falló?
- La salida de la Argentina no es de un semestre para el otro. Necesitamos, como mínimo, una o dos décadas de crecimiento económico de al menos dos o tres puntos del PBI. En nuestros cuatro años hubo orientaciones sensatas pero, sin duda, existieron errores. Hubo condiciones internacionales distintas que no ayudaron y nunca se consolidó un modelo institucional para hacer las reformas por el bloqueo de la oposición. Ambas cosas conspiraron.
- En la campaña de 2019, Mauricio Macri proponía profundizar el modelo y hacer más de lo mismo, a pesar de los malos indicadores económicos.
- Lo que percibió la mayoría del pueblo argentino es que no era la política económica correcta. Eso es un desafío para el gobierno de Alberto Fernández; su mandato es mejorar la economía y obtener resultados. Ahora su agenda está teñida de otros temas, como la reforma judicial o cambiar al procurador Casal.
- Usted mencionó que parte de los problemas de la gestión de Cambiemos eran las condiciones internacionales. La pandemia tampoco parece ser el mejor contexto, donde ningún país acierta en evitar la recesión, salvo China. ¿Falta un sinceramiento del debate político sobre qué se puede hacer en política económica?
- Yo lo que diría es que no están acertando Argentina y otros gobiernos. Es una caída fuerte para todos, pero Alemania, Brasil y países europeos no están teniendo caídas tan profundas, con mejores estrategias sanitarias. Comparto que hay que hacer un sinceramiento del debate, hay que hablar claro sin eufemismos ni cinismos. La Argentina requiere de una reforma fiscal para equilibrar sus cuentas, reformas laborales que propendan a un mayor empleo, necesita actualizar su fórmula previsional y restablecer su moneda. Todo eso requiere un gran acuerdo nacional del oficialismo y la oposición, que circunscriba a empresarios y sindicatos para tener un horizonte de crecimiento de dos décadas. En Juntos por el Cambio estamos orientados en esa tarea, pero el Gobierno va a en una dirección contraria a estos planteos. En general todas las iniciativas son anti sector privado, cuando la solución vendrá del crecimiento económico que éste genere y no del Estado con más gasto público. El Estado tiene que intervenir con sus instrumentos de manera inteligente.
- Todos los países están inyectando recursos y expandiendo el gasto público para responder a la emergencia económica y sanitaria por la pandemia. ¿Es esté el momento adecuado para achicar el Estado? No parece serlo.
- Sin una buena deliberación pública nunca va a ser el momento adecuado. No me gusta hablar de ajuste, lo que hay que hacer es ordenar las prioridades colectivas. El Gobierno ya está haciendo un ajuste previsional, de una manera muy injusta, donde puso en la misma bolsa a los que aportaron 30 años de aportes, los que tienen regímenes especiales, con los que accedieron a una moratoria o perciben una jubilación de ama de casa.
- Hace varios meses se está discutiendo el impuesto a las grandes fortunas. El oficialismo dice que los más privilegiados tienen que ser los que más aporten para la pandemia. ¿Por qué lo rechaza Juntos por el Cambio?
- No se están creando impuestos en ningún lugar del mundo y nosotros ya teníamos uno, el impuesto PAÍS. El Gobierno no está haciendo nada sobre el gasto ni de su calidad. Se privilegia seguir incrementando impuestos cuando todos los países están viendo como los eliminan, suspenden o los prorrogan.
- ¿Por qué no deberían aportar más los que más tienen?
- Este impuesto acá es un manotazo de una vez, con puro relato y discurso. Necesitamos una gran reforma fiscal e impositiva integral que no esté afincada en el consumo, como en Estados Unidos, donde los impuestos patrimoniales son altos. Acá un trabajador paga Impuesto a las Ganancias con más de 70 mil pesos. Ese el régimen progresista de la Argentina. Y sin embargo, el kirchnerismo no lo tocó y lo mantiene.
- El gobierno de Cambiemos sostuvo ese impuesto a pesar de haber prometido quitarlo. Es parte de la explicación de porqué se sigue pagando...
- Es cierto, aunque ya existía desde antes de Cambiemos. Lo que se hizo en el gobierno anterior fue cambiar los mínimos con Alfonso Prat-Gay. Hoy, con inflación, esos mínimos se han congelado.
- Máximo Kirchner presentó un proyecto de ley para restringir el uso de las tierras y campos incendiados, como forma de prevenir los focos intencionales. ¿Tiene una postura definida sobre esta ley?
- Es una barbaridad y un nuevo atropello al sector privado. Hay una escasez de tierras y necesitamos que estas produzcan. No se pueden aplicar estas prohibiciones por tantos años.
- ¿Cuál sería entonces la estrategia para proteger el medio ambiente?
- Ya teníamos regulaciones. Si alguien incendia un campo -y muchas veces es para desmalezar- existen sanciones para penalizar esa conducta, pero no se pueden prohibir la plantaciones.
- Las causas judiciales por corrupción contra Cristina Kirchner se detuvieron, mientras se están activando todas las denuncias contra Mauricio Macri. En el Congreso, el Gobierno propuso discutir un paquete de leyes de reforma judicial. ¿Cuál sería el camino para que avance una reforma más independiente, eficiente y transparente, sabiendo que hace mucho tiempo que esto no existe?
- En primer lugar tiene que haber un gobierno nacional que respete la independencia judicial. La Justicia ordinaria no funciona bien en muchas provincias, la que tiene que ver con los divorcios, los delitos y es la que la gente rechaza. En los casos de corrupción nacional, todos creemos que los juzgados federales de Comodoro Py no están funcionando bien. En los gobiernos kirchneristas hay tanta presión que las causas contra ellos no avanzan, y si hay causas sobre el gobierno de Cambiemos, también deberían consustanciarse con los procedimientos vigentes. La reforma judicial que alientan Alberto y Cristina es una creación de cargos para cubrir sellos en los tribunales federales. Son unos 10 mil millones de pesos para un presupuesto que ya funciona con déficit. Lo que queda de esto es la sospecha si es para manipular las causas que tienen o ya tendrán.
- ¿No es una oportunidad para poner en discusión otro tipo de diseño institucional que impida los vaivenes políticos de la Justicia?
- Hago una pregunta: ¿éste es un problema de diseño institucional o de cobardía de los jueces? No veo que sea un tema de diseño. El Consejo de la Magistratura y el Senado tienen sus mayorías para designar y remover jueces. El tema es de conducta personal, para que no actúen de una forma o de otra por presión del poder político. Lo que yo creo es que hay que crear las condiciones culturales y políticas para que ningún gobierno atropelle a los jueces y los jueces se atengan a la ley y no a una ideología. Después están las sanciones, hubo jueces como Rodolfo Canicoba Corral o Norberto Oyarbide que se enriquecieron o cometieron prevaricato. El kirchnerismo los cubrió.
- El historiador Pablo Gerchunoff dijo recientemente que no sabía si la democracia liberal podía soportar una crisis más en Argentina. ¿Hacia donde va el país con gobiernos como Donald Trump y de Jair Bolsonaro como ejemplos?
- Creo que Gerchunoff es el mejor historiador económico vivo y además es un afiliado al radicalismo. Tanto Trump como Bolsonaro son populismos de derecha, pero en sistemas institucionales y contrapesos que funcionan. El presidente en Brasil tiene un sistema judicial independiente y tiene que negociar leyes en el Congreso, porque no tiene mayoría, y no ha podido avanzar en cosas que pueden resultar controvertidas para la democracia liberal. Los valores de la democracia liberal en la Argentina están en nuestra Constitución, aunque hay antecedentes del kirchnerismo en querer cambiarla, discutiendo el sistema penal o la propiedad privada.
- Los sistemas políticos están pagando una altísima conflictividad si se encarcelan o se proscriben líderes representativos, como Lula da Silva en Brasil o Evo Morales en Bolivia. No se sabe que hubiese pasado si Cristina Kirchner terminaba presa durante el período de Cambiemos. ¿Es viable que los principales líderes políticos enfrenten este tipo de procesos judiciales y sean encarcelados?
- Yo me hago la pregunta inversa: ¿es posible le de impunidad a un presidente por el hecho de ser presidente? En realidad, son opciones colectivas que tenemos. Quizás algunos no lo dicen en público de que este bloqueo permanente a la democracia liberal se termina si Cristina es sobreseída o indultada. No sé si buena parte de la Argentina lo acepta. Para eso está la ley, no se trata de una teoría de los dos demonios. Si Cristina es inocente o culpable, todos tenemos que acatar el veredicto.
Seguí leyendo: