Sin los dos tercios que exige hoy la ley, el oficialismo quedó habilitado para avanzar con varias iniciativas que podrían derivar en la reducción de las exigencias para el nombramiento del procurador.
“Cometí el error de escuchar lo que decía la senadora Rodríguez Machado. ¿Qué quiere el pleno? Someto a consideración si votamos en forma electrónica o a mano alzada el retiro o no del proyecto”, dijo un tanto molesta la vicepresidenta Cristina Kirchner después de algunas quejas en las pantallas donde se veía a los senadores conectados en forma remota. E insistió con visible impaciencia mientras levantaba ambas manos para que alzaran las suyas quienes preferían votar a mano alzada con respecto al retiro de tres proyectos autoría de Martín Lousteau y Lucila Crexell, ambos de la oposición. Con la vista en las pantallas dijo: “Por mayoría no es necesario votar en forma electrónica, gracias”. Ya con la vista hacia abajo agregó: “Perdón, fue un error mío”.
Su malestar continuó y avisó que se votaría la inserción de abstenciones. “Se vota dos veces, primero se votó si votábamos a mano alzada, ahora vamos a votar si se insertan abstenciones y después vamos votar todos con la manito la última votación”, avisó.
En la tercera votación pidió que levantaran la mano los que querían el rechazo. “La mayoría ha decidido que se rechaza”, señaló rápidamente después de mirar las manos alzadas.
Martín Lousteau pidió la palabra.
—¿Sobre qué tema? —preguntó Cristina Fernández.
—Igual que en todas las votaciones tenemos que aclarar el sentido del voto; si no, ¿cómo sabemos?, la increpó Lousteau.
—Bueno, bueno, bueno. Tiene la palabra Lousteau...
—Para aclarar como en todas las votaciones el sentido del voto, porque si no, no sabemos —repitió él, que al terminar volvió a colocarse su barbijo.
—Aclárelo, invitó ella.
Ya sin audio, Lousteau señaló al resto de los senadores y pidió que todos dijeran a viva voz cuál era su opción.
—Pero senador... a ver... cuando es a mano alzada, el resultado es a mano alzada. Nadie va a aclarar —le respondió mientras juntaba las manos en forma de ruego.
—¿Cuántos votos en contra? —le retrucó el senador de Evolución-UCR.
—Cuando es a mano alzada, precisamente no se cuentan los votos uno por uno.
—¿Y cómo sabemos? —insistió él mientras se oía el eco de su voz.
—¡Porque lo estamos viendo! —exclamó la vicepresidenta con las palmas hacia arriba y señalando el semicírculo frente a ella. Y más impaciente continuó dirigiéndose al jefe del interbloque de Juntos por el Cambio: “Senador Naidenoff, a mí me gustaría que respetemos las normas. Yo he sido senadora desde el año 95. Nunca nadie se puso a contar las manos alzadas porque todo el mundo sabe cómo es”.
Evidentemente alguien le avisó algo y ella moviendo la cabeza y las manos respondió: “Ya sabemos que no hubo unanimidad, por mayoría, dije”. Entonces se acomodó el pelo y suspiró fuerte. Esperó unos segundos y volvió a darle la palabra a Luis Naidenoff.
“La diferencia con la mano alzada en las sesiones presenciales tiene que ver con la identificación en el marco del recinto”, arrancó el formoseño.
—Vamos a hacer algo... —lo interrumpió Cristina Kirchner.
—No, no, no.
—Vamos a hacer algo, vamos a votar con medios electrónicos. Está bien, senador, rallentó su voz la ex presidenta.
—Lo planteo del sentido común. Usted lo que puede ver es que no queda constancia de esa mayoría porque no estamos en el recinto.
—Senador... yo creo que no podemos entrar en este tipo de discusiones. El bloque del oficialismo tiene más que mayoría absoluta y expresó su voluntad a través del miembro informante, ustedes expresaron la suya a través del miembro informante. ¿Por qué no elevamos el debate y no terminamos discutiendo cuántas manos son o cuántas no son? Usted tiene experiencia. Hay otros legisladores que son novatos o noveles, como usted prefiera. Pero usted es un senador experimentado, es presidente del bloque...
Intercedió entonces el senador José Mayans, jefe del bloque del Frente de Todos, y la vicepresidenta de la Nación pidió votar por medios electrónicos a las 15:02, tres minutos después de iniciada la discusión con Lousteau. Mientras se emitía el voto, Mayans le avisó que le estaban preguntando cómo se votaba. “La afirmativa es el rechazo al pedido de retiro de los proyectos”, explicó Fernández de Kirchner, “porque la postura mayoritaria es el rechazo. Si votan afirmativo, están votando el rechazo”, alzó la voz.
"No es así”, “es al revés”, se oyeron otras voces desde las pantallas.
Y CFK habló nuevamente: “¡Por favor, otra vez! La postura mayoritaria y lo que apoyaba la mayoría era el rechazo, con lo cual lo que vota la mayoría es el rechazo, hay que votar afirmativamente el rechazo. Y punto”.
Marcelo Fuentes, secretario parlamentario, avisó que se votaba en primer lugar el dictamen de mayoría. Y Fernández de Kirchner cambió el tono y se rió cuando escuchó a Maurice Closs desde su banca. “Acá el vicepresidente, ¿primero o segundo? El vicepresidente, el senador por Misiones, dice que al ser ahora un voto que va uno por uno ahí está, es muy simple. ¡Qué ganas de pelear y complicar las cosas de cualquier manera! Cuando no se tienen ideas siempre pasan estas cosas...”.
Finalmente, Fuentes pasó lista senador por senador y preguntó “el sentido de su voto”.
Hubo más confusiones, aclaraciones, malestar y alguna broma. “Estamos votando en forma equivocada por un capricho”, respondió el salteño Juan Carlos Romero. Ante la reiterada pregunta a Carlos Reutemann alguien lo interpretó: “Negativo, dice que no con la cabeza”, mientras que el peronista Dalmacio Mera señalaba: “Yo diría mi voto es no negativo, pero mejor no”, en alusión a aquel voto “no positivo” de Julio Cobos por la Resolución 125.
Con 41 votos, el oficialismo evitó que los senadores Lousteau y Crexell retiraran sus proyectos de ley. La oposición quería evitar que el oficialismo los utilice para cambiar la mayoría requerida para la elección del procurador general o para empujar la salida del interino, Eduardo Casal.
“Queremos debatir para resolver un problema de la República que los supuestamente republicanos nos han dejado”, había justificado antes de la pelea el neuquino Oscar Parrilli al fundamentar la postura del bloque del Frente de Todos. Y Martín Doñate, presidente de la Bicameral de Seguimiento y Control del Ministerio Público Fiscal, exigió que “nos aboquemos a estudiar estas grandes reformas que urgen en la Argentina de hoy” en alusión a las tres iniciativas que apuntan a modificar la ley orgánica del Ministerio Público Fiscal.
La semana pasada, con esos tres proyectos Oscar Parrilli convocó a la comisión de Justicia y Asuntos Penales con el objetivo de avanzar sobre el plazo del mandato del procurador, que ahora es vitalicio, y la forma de remoción. “Estas notas de retiro de expedientes en trámite fueron presentadas después de que convoqué a una reunión de la comisión de Justicia y Asuntos Penales para tratar estos proyectos”, contó Parrilli, quien además reveló que había llamado a ambos senadores y se había puesto de acuerdo para tratarlos en comisión.
“El viernes a la mañana aparecen estas notas”, recordó. “Lo que nosotros queremos hacer es comenzar a resolver un problema de la gestión del presidente Mauricio Macri”, continuó. Y recordó que antes de que ocupara el cargo de procurador Eduardo Casal, en forma interina, Alejandra Gils Carbó fue elegida por 60 votos en el Senado.
Parrilli recordó también que hubo senadores del macrismo que presentaron proyectos para bajar la obligación de los dos tercios exigidos para designar al jefe de los fiscales. “Con los salvadores de la República llegamos a media República, porque quedamos con un procurador interino”, reprochó.
Por Juntos por el Cambio había hablado Ernesto Martínez. “El sentido que se le otorga al artículo 137 del reglamento no tiene tal extensión y no hay antecedente alguno de un proyecto retirado por el autor que reciba tratamiento y luego pueda ser aprobado, eso no existe en 150 años del Senado”, intentó sin éxito convencer al pleno.
Cristina Kirchner se retiró después de la votación y justo antes de que arrancaran los homenajes a su marido, el ex presidente Néstor Kirchner. Antes de irse advirtió: “Una hora y media transcurrió entre los tres oradores y la votación”.
No escuchó el recuerdo de varios senadores oficialistas ni tampoco el sentido homenaje, a pesar de la discusión, de Luis Naidenoff. El radical recordó las críticas que recibió por saludar al peronismo el 17 de octubre. “Estamos enfermos de intolerancia”, consideró, y solicitó “poner en valor” la figura de Kirchner a diez años de su muerte.
Seguí leyendo: