Alberto Fernández y sus principales ministros asumían que Cristina Fernández de Kirchner ya había decidido faltar al acto de mañana en el CCK para honrar la memoria de Néstor Kirchner a 10 años de su sorpresiva muerte en la Patagonia. Pero en la Casa Rosada y en Olivos jamás esperaban que la vicepresidente aprovechara la ocasión política para hacer un balance de la gestión del Gobierno y ajustar cuentas con figuras claves de la administración del Frente de Todos.
En Balcarce 50 no anotan un solo párrafo que elogie la actual gestión de Alberto Fernández. Sí hay un reconocimiento a su decisión de inaugurar la estatua de Néstor Kirchner y el recuerdo de sus constantes críticas a CFK cuando renunció como jefe de Gabinete.
“En este 27 de octubre, quiero agradecer a todos cada uno de los argentinos y las argentinas, las muestras de reconocimiento, cariño y amor hacia quien fuera mi compañero de vida. (...) Y especialmente a Alberto, tanto por la decisión de repatriar la figura de bronce de Néstor que alguna vez emplazamos en la sede de la UNASUR en Quito, allí en la exacta mitad del mundo, como la de su nuevo emplazamiento en el hall del Centro Cultural Kirchner. Sinceramente, es una caricia al alma”, escribió la vicepresidente.
Respecto a la actuación del Gabinete, sin hacer nombres propios pero recordando sus comentarios anteriores en la intimidad de Olivos, el Senado y el Instituto Patria, interpretaron en Balcarce 50 que CFK avanzó sobre Santiago Cafiero -jefe de Gabinete-, Marcela Losardo -ministra de Justicia- y Matías Kulfas, ministro de Producción.
“En este marco de derrumbe macrista más pandemia, quienes idearon, impulsaron y apoyaron aquellas políticas, hoy maltratan a un Presidente que, más allá de funcionarios o funcionarias que no funcionan y más allá de aciertos o desaciertos, no tiene ninguno de los “defectos” que me atribuían y que según no pocos, eran los problemas centrales de mi gestión”, opinó Cristina Fernández de Kirchner.
Sin demasiados inconvenientes semióticos, en Gobierno y Olivos, encontraron referencias casi directas a Sergio Massa y Vilma Ibarra. Los dos, en su estilo y formación ideológica, cuestionaron hace años a la actual vicepresidente. El titular de la Cámara de Diputados arremetió contra CFK en 2013 evitando su re-re, y la secretaria Legal y Técnica escribió un libro de interpretación discursiva que aún se puede hallar en las mejores librerías de Buenos Aires.
“En cuanto a lo de “rencorosa” y “vengativa”. A nosotros nunca nos movió el rencor ni la venganza. Al contrario, la responsabilidad histórica y el deber político para con el pueblo y la Patria guiaron todas y cada una de nuestras decisiones y acciones. No hay demostración más cabal de ello que haber decidido con el volúmen de nuestra representación popular, resignar la primera magistratura para construir un frente político con quienes no sólo criticaron duramente nuestros años de gestión sino que hasta prometieron cárcel a los kirchneristas en actos públicos o escribieron y publicaron libros en mi contra. Deberán esforzarse mucho para encontrar en la historia argentina ejemplos similares”, escribió CFK en su cuenta de Facebook.
Desde la mirada de ciertos ministros, secretarios de Estado y diputados oficialistas, Martín Guzmán tampoco pudo escapar a la ira críptica de Cristina Fernández de Kirchner. La vicepresidente no está conforme con el plan económico y considera que sirve de poco irrumpir en las cuevas de la city financiera con la Gendarmería para controlar el dólar blue y el Contado con liqui (CCL).
“El problema de la economía bimonetaria no es ideológico. No es de izquierda ni de derecha. Ni siquiera del centro. Y no hay prueba más objetiva de esto que la alternancia de modelos políticos y económicos opuestos que se operó el 10 de diciembre de 2015. Todos los gobiernos nos hemos topado con él. Unos intentamos gestionarlo con responsabilidad, desendeudando al país en un marco de inclusión social y desarrollo industrial. Otros de orientación inversa -como el de Mauricio Macri- siempre han “chocado la calesita” con endeudamiento y fuga. Pero lo cierto es que ese funcionamiento bimonetario es un problema estructural de la economía argentina”, explicó CFK en su carta abierta.
En el escenario económico también puede encontrarse una crítica velada a Miguel Pesce, titular del Banco Central. Pesce había dicho que narcos y delincuentes son los que compran dólares en el mercado paralelo. Cristina no lo perdonó.
“Tampoco es una cuestión de clase: los dólares los compran tanto trabajadores para ahorrar o para hacer una diferencia que mejore el salario, como empresarios para pagar las importaciones necesarias para hacer funcionar su empresa, para ahorrar y también, bueno es decirlo, para fugar formando activos financieros en el exterior, siendo esta última actitud una de las que más han contribuído a las crisis cíclicas de la Argentina”, consideró la vicepresidente.
Y por último, en las cercanías de Alberto Fernández sintieron que masticaban arena cuando leyeron que la vicepresidente asignaba toda la responsabilidad de la gestión al Presidente. Ya no es un secreto de Estado que CFK interviene en la toma de decisiones de poder, sólo hay que preguntarle a Massa, Guzmán o Cafiero.
“Segunda certeza: en la Argentina el que decide es el Presidente. Puede gustarte o no lo que decida, pero el que decide es él. Que nadie te quiera convencer de lo contrario. Si alguien intentara hacerlo, preguntale que intereses lo o la mueven”, consideró Cristina.
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