No fueron las filminas de otras épocas, ni un spot de Presidencia o la foto rodeado de Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta. Tampoco hubo esta vez un mensaje buscado con mandatarios de diferentes colores políticos y mucho menos una conferencia de prensa. Al rítmo del reconocido hartazgo social por la cuarentena, la estrategia de comunicación de Alberto Fernández para anunciar la nueva etapa de aislamiento social por el COVID-19 cambió rotundamente a un esquema más frío, distante y que apuntó directamente al interior del país.
El anuncio que hizo hoy el Presidente de la nueva etapa de cuarentena lanzado desde Misiones al lado del gobernador, Oscar Herrera Ahuad, formó parte de la nueva etapa que se viene en el Gobierno: la necesidad de mirar hacia adelante con medidas de reactivación económica, salir de la lógica de la “eterna pandemia” y apuntalar, no obstante, la necesidad de cumplir a rajatabla el aislamiento social ante el incremento de contagios ya no en el AMBA sino en el interior.
El Presidente tampoco mantuvo esta vez la habitual reunión previa con su grupo de especialistas en epidemiología para anunciar el nuevo esquema de aislamiento que regirá desde el lunes. Hubo algunos llamados cruzados con referentes del equipo de médicos que acompañan siempre al ministro de Salud, Ginés González García. Pero no más que eso.
El mismo Alberto Fernández remarcó en la videoconferencia que compartió ayer con ocho gobernadores que para bajar la “meseta alta” de casos que se viene dando en provincias como Santa Fe, Córdoba, Neuquén, Río Negro, San Luis, Chubut, Mendoza y Tucumán, entre otras, “lo único que ordena es que la gente circule menos”, dijo.
En el anuncio desde Misiones, el Presidente reiteró que la estrategia de cuarentena se concentrará en esas ocho provincias y en el AMBA continuará el esquema de aperturas paulatinas.
En la Casa Rosada el equipo de comunicación que comanda Juan Pablo Biondi evaluó que esta vez no hacía falta detenerse en un anuncio con filminas o comparaciones con otros países. Se buscó apuntalar el esquema de aislamiento en el interior del país, el “mensaje federal” que le dicen, y puntualmente en esas provincias donde se concentran hoy el 55% de los casos de COVID-19.
Hay mucha preocupación por el aumento de ocupación de camas de terapia intensiva que en algunas localidades supera el 90% y se corre el riesgo de una saturación del sistema sanitario.
La preocupación clara de Alberto Fernández está puesta en el interior y de allí que se buscó –no casualmente– dar un mensaje desde una “provincia ejemplar” como Misiones, donde se cumplió estrictamente el protocolo de aislamiento y la cantidad de casos no aumentó. En ese distrito hay actualmente 207 casos de coronavirus, apenas nueve casos más que los que había un mes atrás.
En este sentido, el ministro de Salud remarcó “la conducta ejemplar” de Misiones y pidió “no bajar lo brazos”. No sólo esto. Se buscó remarcar que Misiones es otra provincia que no está manejada por un gobernador del PJ y que corre con la desventaja de estar al lado de Brasil donde la frontera es porosa y los niveles de COVID-19 son muy elevados. Así y todo, el gobernador Herrera Ahuad logró controlar que no se disparen los contagios.
Por el contrario, en la provincia de Buenos Aires y la CABA habría una mayor flexibilización de actividades porque se vislumbra una merma en la curva de contagios. De allí que en la gobernación bonaerense resaltaron ante Infobae que la modalidad de Alberto Fernández de mostrarse sin la compañía de Kicillof y Rodríguez Larreta al lado se repitió en los últimos tres anuncios.
La relación del Presidente con el jefe de Gobierno porteño no pasa por el mejor momento después de la quita de coparticipación federal y es razonable que no se muestren juntos. La etapa de buenas relaciones para paliar la pandemia quedó atrás.
De todas maneras, ayer por la tarde y durante la mañana de hoy Alberto Fernández, Kicillof y Rodríguez Larreta se cruzaron llamados telefónicos y mensajes de WhatsApp para afinar los lineamientos de la nueva cuarentena en el AMBA.
Está claro que en la nueva estrategia comunicacional del mensaje del Presidente para anunciar una nueva etapa de cuarentena también pesó fuerte el hartazgo social por el encierro y la falta de una salida superadora.
En la Casa Rosada circularon en los últimos meses diversos sondeos que grafican ese estado de ánimo de la sociedad en su conjunto. Una encuesta de Giacobbe & Asociados revela que la imagen negativa de Alberto Fernández está en el orden del 52,9% y ha crecido sistemáticamente en los últimos tres meses.
Esto viene atado al hartazgo social por la cuarentena. La aprobación social de las medidas de aislamiento social marca una tendencia en baja constante. En los últimos 10 días cayó otros tres puntos y representa el 30%, mientras que asciende a 58% el nivel de desaprobación de estas decisiones.
Alberto Fernández explicó a los gobernadores que dialogó con el premier francés, Emmanuel Macron, esta semana y le comentó que se está viviendo una segunda oleada de contagios en Europa que hizo retroceder en los sistemas de aislamiento social. Este es un indicador de que la variable en el sistema de apertura o regreso a Fase 1 es un fenómeno mundial y no está atado solo a la política sanitaria de la Argentina. También este ejemplo de Francia sirvió para el Presidente a fin de mostrar que la Argentina “marcha por el camino indicado”, como deslizan en el Gobierno en forma reiterada.
Ginés González García está convencido de que las medidas que se tomaron hace 14 días fueron “oportunas”. Y remarcó sin vueltas: “Se debe continuar por este camino porque hay lugares en los que el cumplimiento no es efectivo”.
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