Luego de un largo silencio que mantuvo desde que dejó el poder, la ex gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal dio claras señales de que regresará al primer plano de la política y, además, de que lo hará nuevamente en la provincia de Buenos Aires. “No me fui a ningún lado, mi vocación sigue intacta y queremos empezar otro ciclo”, afirmó durante un Zoom con militantes y dirigentes de Juntos por el Cambio del partido de San Isidro.
En diálogo con Ramón Lanús, referente del PRO de aquel distrito, Vidal se mostró preocupada por el aumento de la pobreza como consecuencia de la crisis económica y por “la enorme crisis de seguridad, en donde hay más delito, más droga, una sensación de desamparo y de que no hay ley ni quien la puede hacer cumplir”.
Sostuvo que “vienen tiempos muy duros” y llamó a participar en política porque “la mitad de la Argentina es pobre y hay que caminar esos barrios y estar al lado”. “Es el momento de recuperar nuestro involucramiento", dijo, luego de lo cual se mostró proclive a ampliar la coalición opositora: “Queremos ser más, que vengan de otros espacios, distintos pero con los mismos valores. No es un rejunte lo que tenemos que hacer, sino una construcción”.
“Juntos por el Cambio tiene que demostrar aprendizaje”, dijo en otro momento y por eso pidió “ser menos dogmáticos, no creer que siempre tenemos la razón”. Y allí hizo su propia autocrítica de su gestión: “A lo mejor los docentes sintieron que había dejado de escucharlos, que en la discusión con los dirigentes sindicales perdí mi vínculo con ellos -admitió la ex gobernadora-. En cuatro años hay muchas cosas para cambiar, pero yo quería hacer todo rápido, enseguida, y en realidad hay cosas que necesitaban tiempo".
“A pocos días de que se cumpla un año para la elección del 25 octubre y cinco años de la de 2015, es un buen momento para volver a ponernos de pie y comenzar una nueva etapa para un espacio político que le diga a los argentinos que hay compromiso, hay futuro y hay honestidad. Acá estamos, no bajamos los brazos, no nos dimos por vencidos. Y queremos ser más, queremos otros que vengan de otros espacios, distintos pero con los mismos valores. Porque aprendimos, porque queremos empezar otro ciclo. Estamos juntos y de pie”, añadió.
En su intervención, antes de las preguntas de los participantes, Vidal aportó las siguientes definiciones:
* "Vivimos un momento desafiante, sobre todo los que tenemos vocación por lo público, por transformar la realidad, que no nos gusta quedarnos pasivos e indiferentes frente a lo que pasa. Es una enorme oportunidad para cambiar definitivamente. Y siento que este momento se compone de muchas crisis al mismo tiempo. Primero la crisis de la economía, la sensación de inestabilidad, de que estamos peor que el año pasado, de no encontrar un rumbo que nos dé la certeza de que estamos en la ruta correcta. Sentimos que no hay una dirección”.
* “Hay una profunda crisis social que viene con la crisis económica. Lo que nos está pasando tiene consecuencias que van más allá de un número. No se trata de si la pobreza es del 35, 40 o 45%, son personas y es una deuda enorme de casi 40 años de los argentinos que no terminamos de saldar y que, lejos de mejorar, se agravó en el último año y nos interpela a futuro. Porque cuando estas crisis suceden, como en 2001, las consecuencias duran décadas. Hoy todavía tenemos más de un millón de chicos que no trabajan ni estudian, esos son hijos del 2001. Los que hoy están naciendo en hogares pobres no van a salir de la pobreza de un día para el otro”.
* “Me preocupa mucho, y cada vez más, la enorme crisis de seguridad, que no es sólo que haya más delito y más droga, como me dicen todas las madres de todos los barrios pobres con las que hablé en esta pandemia cada semana. Tiene que ver con la sensación de desamparo, de que no hay ley ni quien la pueda hacer cumplir. Esta sensación de que no hay diferencia entre el que cumple y el que no cumple. Que cuando no hay ley ni quien la haga cumplir entonces no hay verdadera libertad porque no hay límites. Porque hay verdadera libertad cuando hay una diferencia entre lo que está bien y lo que está mal, entre ser policía y ser delincuente, entre ocupar algo que no es tuyo y no hacerlo para inscribirte en un programa de vivienda, aunque eso suponga esperar muchos años. No da todo lo mismo. En la vida no da lo mismo y en la política tampoco. Pareciera que no hay un mensaje claro sobre eso y genera angustia y desamparo. Entonces, cuál es el límite, quién nos protege si hay anarquía, si no hay ley ni quien la haga cumplir. Cada día estoy mas preocupada por eso”.
* “La libertad no es sólo que todos podamos expresar lo que pensamos, sino también que alguien pueda ir a ver a una provincia a un pariente que está enfermo o se está muriendo, que podamos salir de casa sin que nos maten, que no tengamos que dejar de dormir de noche si un hijo nuestro tiene que llegar más tarde. Esa es la libertad, no sólo de lo que está escrito en la Constitución, los derechos, las instituciones, es lo mas básico de lo que nos pasa cada día y no es algo lejano. Cuanto menos diferencia haya entre lo que está bien y lo que está mal, menos libertad vamos a tener. Y frente a esa situación y ante la pandemia, donde hay incertidumbre, hoy todo está discutido, no sólo las políticas sino también los datos, no saber dónde estamos parados. Sin información no se pueden tomar buenas decisiones que nos protejan, que nos cuiden, que nos den seguridad. De eso se trata gobernar: darle seguridades básicas y libertades al otro. La seguridad de que si se enferma va a tener una cama, un respirador y un médico que lo atienda, de saber en qué grado de avance está la enfermedad, de cuándo se prevé de verdad que habrá una vacuna disponible. Seguridades básicas en eso y todo lo demás”.
* “La realidad de hoy nos interpela, no alcanza con estar cansados, decir que se vayan todos, que la política no sirve, que no hay que comprometerse. La política es el club de los mismos mientras otros no quieran entrar. No es algo ajeno, de otros, es nuestro, ahí se toman las decisiones sobre nuestras vidas. Después no nos quejemos si no nos involucramos. Le dejamos el problema a otros cuando no somos parte. Siento que es el momento de recuperar nuestro involucramiento, de ser parte más que nunca, porque para ser parte no hace falta un despacho ni un cargo ni una chapa ni hace falta estar en ninguna lista. Hace falta querer ser parte y dedicarle energía, tiempo y, más que inspiración, transpiración. No conozco otro camino en la vida para lograr cosas”.
* “Hay tres valores clave que nos diferencian. Uno es el compromiso. Algunos tocan la cacerola, otros se envuelven en una bandera y salen, otros se suben a un tractor, como en Entre Ríos, para que no les tomen un campo, otros cocinan para otros, otros preguntan en el edificio si hay algún adulto mayor sólo para alcanzarle algo en la pandemia, otros alzan la voz. Hay miles de maneras de involucrarse sin un cargo. Es una decisión”.
* “Otro punto es recuperar el valor de futuro que siempre representamos. No somos el espacio político que mira por el espejo retrovisor. La política se la pasa buscando diagnósticos y culpables, pero no ofrece respuestas ni mirada de futuro. Fuimos gobierno porque la gente pensó que podíamos trabajar con ellos por un futuro mejor. Hoy sólo hay presente y es difícil imaginarse hasta saber qué va a pasar la semana que viene. Nadie habla de futuro y tenemos que recuperar esa idea del futuro, del país posible”.
* “El tercer valor es clave, indispensable: la honestidad. De saber que caminamos por la calle tranquilos porque podemos explicar quiénes somos, qué hicimos, cómo vivimos. La honestidad de saber que no robamos, que no nos quedamos con nada que no fuera nuestro, nunca, en ningún lugar. La honestidad de decir la verdad, aunque sea difícil, porque esa capacidad de decir la verdad es lo que da la coherencia, y la coherencia tarda más tiempo pero al final paga. Y la honestidad que da la convicción, cuando uno sabe que lo está defendiendo está bien, no hay nada más poderoso que eso. No hace falta hablar lindo ni escribir bien cuando uno sabe que lo está defendiendo está bien y lo defiende desde la tripas. Convence porque el otro también se da cuenta. No hacen falta estrategias políticas ni de marketing. Es el poder de la verdad que siempre se termina imponiendo, y cada uno de los bonaerenses y de los argentinos lo saben”.
* “A lo largo de estos meses estuve en varios lugares de la Provincia de Buenos Aires, de Córdoba, de Río Negro, Corrientes, La Pampa, Chubut, y es impresionante la cantidad de argentinos que hay soñando lo mismo. Y tengo la convicción de que, más allá de todo lo que haya quedado por mejorar, y de que nos faltó tiempo para hacer cosas en la provincia de Buenos Aires, hay algunas que están ahí y que demuestran por qué valio la pena. Cuando veo en el conurbano una ambulancia del SAME y pienso todos los traslados que se deben haber hecho por Covid, digo que valió la pena. Cuando pienso en todas las guardias que están en condiciones para recibir a quien lo necesite, digo que valió la pena. Cuando veo las obras en días como estos en que llueve y todavía hay lugares que todavía se inundan, y pienso en todos los lugares de la provincia que no se inundan más y en toda la gente que duerme tranquila porque sabe que no va a perder todo en una noche, digo que valió la pena. Cuando parece imposible que la reelección indefinida vuelva atrás porque nadie se anima a votar en contra en la Legislatura porque sabe que la gente no quiere eso, digo que valió la pena. Entonces cada una de esas peleas, cada una de las veces que una madre me dice «vuelvan porque estaban peleando en serio contra la droga», hace que yo sienta que vale la pena volver a empezar, seguir adelante y comenzar otra etapa”.
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