Alberto Fernández cree que la Organización de Estados Americanos (OEA) es una torre de Donald Trump que recorre el tablero regional para ejecutar una agenda diplomática que responde sólo a los intereses geopolíticos de la Casa Blanca. Desde esta perspectiva de las relaciones internacionales, el Presidente decidió no apoyar dos resoluciones de la OEA que instaban a comicios libres y transparentes en Venezuela y Nicaragua.
La posición de Alberto Fernández profundizó el abismo que separa a la Argentina de sus socios del Mercosur (Brasil, Paraguay y Uruguay) y abrió un interrogante en el Grupo de Contacto (Unión Europea más ciertos países de América Latina) que busca encontrar una transición democrática ordenada en Venezuela.
Nicolás Maduro y Daniel Ortega controlan los procesos electorales y ya han demostrado su capacidad para cometer fraude y asegurar su permanencia en el poder. Maduro convocó a comicios legislativos para el 6 de diciembre de este año y Ortega busca su re-re re elección presidencial en Nicaragua hacia fines de 2021.
No hay una sola posibilidad de lograr transparencia electoral en Venezuela y Nicaragua si no se involucran la OEA, el Mercosur, la Unión Europea y las Naciones Unidas.
Alberto Fernández tiene profundas diferencias personales e ideológicas con Luis Almagro, secretario general de la OEA. El Presidente asegura que Almagro montó una operación de acción psicológica para facilitar la caída de Evo Morales. Y como evidencia de esa denuncia reenvía a ministros, periodistas y amigos un tuit de la cuenta @CELAGeopolítica que dice que “la OEA debería rendir cuenta por la politización de sus misiones electorales” y sostiene que Evo Morales no cometió fraude.
La posición diplomática de Alberto Fernández en la Organización de Estados Americanos fortalece la mirada del kirchnerismo duro y corre al Presidente hacia los bordes ideológicos del Frente de Todos, que apoya con vehemencia ciega a los regímenes dictatoriales de Maduro y Ortega.
Alberto Fernández fue respetado por Estados Unidos, el Mercosur y la Unión Europea cuando apoyó a la ONU en su informe respecto a las violaciones a los derechos humanos en Venezuela, y dos semanas más tarde pega un salto de mata y se pone al lado de Alicia Castro, Hebe de Bonafini, Luis D´Elía y Eduardo Sigal, ex cuadro del Partido Comunista.
Durante su larga conversación con Emmanuel Macron, Presidente de Francia, Alberto Fernández reiteró que apoya un proceso electoral transparente y libre en Venezuela. Macron coincidió con su colega argentino y ratificó su decisión política de enviar observadores europeos a los comicios convocados para el 6 de diciembre.
En ese diálogo que conectó Olivos con París quedó claro que Alberto Fernández y Macron coincidían en desconfiar del aparato electoral que maneja Maduro. Si el 6 de diciembre no hay control de transparencia en Venezuela, Maduro profundizará su régimen populista y autoritario.
- Si estás a favor de la transparencia electoral en Venezuela, ¿por qué autorizaste que no se apoyara la resolución de la OEA exigiendo comicios libres y transparentes?-, le preguntaron al Presidente.
- Las resoluciones de la OEA tienen un montón de adjetivaciones. Y yo no las voy a avalar, contestó Alberto Fernández.
- ¿Y por qué no negociaste el texto?, le insistieron al jefe de Estado.
- Ese era un texto del Grupo Lima (muy cercano a la Casa Blanca) y no vamos a seguir su lógica, replicó.
La estrategia del Presidente mejoró su relación con el kirchnerismo duro y lo alejó de la Unión Europea, la Casa Blanca y el Mercosur, que desconfían de Maduro y asumen que habrá fraude en los comicios del 6 de diciembre. Alberto Fernández apuesta a la caída del secretario Almagro para reconstruir la relación de la Argentina con la OEA, una hipótesis de trabajo con excesivo olor a wishful thinking.
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