Habrá dos premisas claras durante la temporada de verano en la costa atlántica. La primera es que el Estado, bajo la tutela de Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires, estará presente en todas las localidades turísticas. Lo hará con hospitales modulares, consultorios externos, comités de emergencia y personal médico, policial y civil en las calles y playas de los municipios. ¿El objetivo? Prevenir el contagio de coronavirus y accionar con rapidez con aquellos turistas que den positivo de covid-19. La segunda es que aquellos que se enfermen, serán evacuados con rapidez hacia sus localidades de origen. De esa forma, el sistema sanitario de las ciudades de la costa no se saturarán.
El armado de la temporada de verano se asemeja a la construcción de un mecanismo de relojería. Un conjunto de piezas -engarzadas por los tres niveles de gobierno- que deben hacer funcionar el sistema turístico con suma precisión. Se terminó la discusión, entre oficialismo y oposición, sobre privilegiar la economía sobre la salud o viceversa. El gobierno bonaerense se enfrenta al desafío de mantener un fino equilibrio durante el verano. Deben, y quieren, empujar la actividad económica en ciudades que durante el año viven de lo recaudado durante la temporada pero, al mismo tiempo, tienen que preparar una estructura sanitaria que permita enfrentar pequeños brotes de coronavirus. Resolver y seguir adelante.
En diálogo con Infobae, el viceministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, definió en una frase la voluntad del Gobierno: “El objetivo sanitario va a ser mucha prevención, diagnóstico bien rápido y derivación logística de los pacientes”. Es una cadena de decisiones políticas con impacto sanitario. Por eso en La Plata están ultimando detalles sobre el plan de acción que llevarán adelante a partir del 1 de diciembre, cuando se lance la temporada, y hasta el 4 de abril, cuando, el domingo de Pascuas, se termine.
El gobierno bonaerense no centró su trabajo en generar una enorme capacidad asistencial de alta complejidad en la costa. La intención no es montar una superestructura de camas de terapia intensiva y respiradores para atender pacientes con el virus en las ciudades turísticas, sino realizar un trabajo basado en la prevención y en la detección rápida de los contagiados. Diagnóstico rápido, identificación de contactos estrechos y evacuación de los casos positivos.
Los turistas que den positivos de COVID-19 deberán regresar a sus lugares de origen. Si lo pueden hacer por sus medios -porque se encuentran en un buen estado de salud- regresarán a sus casas. Si el cuadro es más complicado, serán trasladados a otros hospitales de la provincia. Si no pueden trasladarse por una cuestión de logística, serán aislados en centros montados en los municipios. En el caso de que vivan en las localidades donde están de vacaciones o se hayan mudado allí durante la temporada, podrán cumplirla en su domicilio. Los que den negativo, podrán seguir disfrutando de las vacaciones.
El trabajo con sello del Estado será buscar con rapidez los contactos estrechos de aquellos que dieron positivo. Para ese trabajo serán clave los datos que los visitantes suban a la aplicación Cuidar Verano: cantidad de personas que viajan, vinculo, lugar de residencia y tiempo de permanencia. Esa información marcará la hoja de ruta en el rastreo del virus. El ministerio de Salud de la provincia apuesta a realizar ese trabajo en 24 horas. Quizás un poco más. Pero en un tiempo menor a dos días. Testear a la persona que tenga síntomas, confirmar el diagnóstico y buscar los contactos estrechos.
“El objetivo es tener el diagnóstico en el día. La gente debe recurrir rápido a los centros sanitarios. A los hospitales que ya están y a los centros que vamos a montar. Si no hacemos ese trabajo, va a ser un descontrol”, explicó Kreplak. Trabajarán con test rápidos y PCR. Se aplicarán distintas estrategias. Están analizando la utilización del test antígeno. Es una prueba que detecta antígenos del coronavirus y que entre sus ventajas tiene la rapidez del resultado y su bajo costo. Se lo harán solo a las personas que tengan síntomas. “Tenemos que lograr que para la gente no sea un incordio hacerse el test. Que si siente un síntoma recurra a un centro, se haga el test y definamos si es positivo o no. Si es positivo se debe ir. Tiene que ser rápido”, explicó el funcionario provincial.
El gobierno de Kicillof va a disponer que en cada playa haya un representante del ministerio de Salud que sirva como fuente de consulta. El objetivo es que los turistas sepan cómo actuar frente a cualquier duda que puedan tener en materia sanitaria. Que esa persona les explique cuáles son los síntomas que pueden ser compatibles con el coronavirus y a que centro médico pueden ir según el cuadro que tengan. Buscan que la gente tenga acceso con facilidad al sistema médico estatal. En ese esquema, el personal que esté en la playa será un eslabón más de la cadena. A esa secuencia se suma una serie de gazebos que se pondrán en la puerta de los hospitales. Servirán como centro de información y asesoramiento.
Otro eslabón será la instalación de modulares que serán utilizados para consultas febriles. Un lugar donde se pueda atender con rapidez a aquellos que tienen síntomas. Son modulares de observación y consulta, no de internación. Tres hospitales modulares estarán instalados en Mar del Plata, Villa Gesell y Monte Hermoso. Quizás agreguen otros en algunas de las ciudades más grandes, pero aún no está definido. La intención es instalar junto a esos módulos un laboratorio. Así el proceso de consulta, hisopado y estudio se podrá resolver en un mismo lugar.
Cada municipio tendrá un Comité Operativo de Emergencia (COE) compuesto por cuatro integrantes. Uno del ministerio de Salud, otro del ministerio de Gobierno, otro del ministerio de Producción y Turismo, y un cuarto del gobierno local. Esa mesa operativa tiene como objetivo garantizar el cumplimiento de los protocolos estipulados y generar una cadena de mando que sea resolutiva y tome decisiones inmediatas. Esa metodología fue la que el gobierno bonaerense utilizó cuando tuvo que armar operativos de urgencia para contener la expansión del virus en Villa Azul y Villa Itatí.
El diseño del operativo sanitario incluye que en cada municipio se pueda hacer un diagnóstico veloz y certero sobre los casos de coronavirus. Que los turistas no tengan que ser derivados a otras localidades para saber si tienen o no covid-19. “La idea es que en cada municipio tengamos la tecnología para hacerlo. Poder hacer la PCR y los test rápidos en todos los distritos", sostuvo Kreplak, que entiende que el trabajo, para ser efectivo, debe ser completamente sincronizado con los municipios.
En La Plata analizan la posibilidad de que en el verano los locales puedan usar las mesas que tienen en el espacio cerrado. Si lograran avanzar en esa apertura, uno de los protocolos clave que deberían controlar es la ventilación. Sobre todo la utilización de los aire acondicionado. El aire hace que el virus recircule y que el contagio pueda diseminarse rápidamente. Si se avanzara, el protocolo indicaría que las ventanas deben abiertas y la utilización del aire, prohibida. “Hay modelos en China y Corea sobre que muestran que una persona tose en un lugar, el aire acondicionado lo chupa, lo tira a la otra punta de un salón enorme y contagia a uno que está en la otra punta”, explicó el viceministro de Salud ante la consulta de este medio.
Otro de los ejes del operativo será el Servicio de Atención al Turista (SAT). Se reforzará la logística con el traslado de médicos y personal de salud a la costa. Médicos que trabajan en el AMBA se instalarán en los lugares turísticos durante la temporada. Además, se enviarán ambulancias, con chofer y médico, se aumentará el personal en las guardias y pondrán a disposición los dos helicópteros sanitarios que tiene la provincia de Buenos Aires. También se reforzará la Unidad De Pronta Atención (UPA) que está instalada en Lezama, localidad ubicada sobre la Ruta 2, en el camino hacia la costa. Va a ser el principal centro de traumatología para derivar a las personas que sufran accidentes de tránsito.
El plan DetectAr también se llevará a cabo en todos los municipios de la Costa, al igual que se está aplicando en otros lugares del país y, en especial, en la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense. Por último, y como anunció el lunes el ministro de Turismo, Matías Lammens, se pondrá en marcha un plan de control de la situación sanitaria llamado “semáforo”. Lo que se busca es marcar la situación sanitaria de cada municipio. Verde es que está bien, amarillo es una señal de alerta y rojo significa que atraviesa un momento complejo en lo que respecta al nivel de contagios.
El Gobierno analiza por estas horas implementar un protocolo para poner un límite a los cupos de gente en las playas. La idea es marcar unas pequeñas parcelas, con aros o hilos, que limiten el lugar en el que se mueve cada grupo familiar. Si hay 100 parcelas en la playa, la persona encargada del balneario podrá informar con facilidad si hay lugar o no para que ingrese más gente. Con eso se busca limitar el acceso y utilizar todos los balnearios que hay a lo largo de la extensa costa argentina. Los intendentes lo ven como una posibilidad viable, pero aún no está definido.
El diseño de la temporada está casi listo. Los protocolos también. El 1 de noviembre volverán los dueños no residentes a sus casas en la Costa. El 1 de diciembre la provincia de Buenos Aires comenzará a vivir una nueva normalidad.
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