El próximo martes se cumplirán 10 años del fallecimiento del ex presidente Néstor Kirchner. Una fecha muy simbólica para el peronismo y, en especial, para el kirchnerismo y Cristina Kirchner. También se cumplirá el primer año de mandato del Frente de Todos. Un año atrás, la dupla Fernández-Kirchner le ganaba a la que formaron Mauricio Macri y Miguel Pichetto.
Para ese 27 de octubre el gobierno nacional prepara un acto que tendrá como eje central la instalación de una estatua del ex jefe de Estado en el Centro Cultural Kirchner (CCK). La escultura estaba en la sede de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), en Quito, Ecuador, y fue sacada el 26 de septiembre del 2019, luego de que la Asamblea Nacional de Ecuador, durante el mandato del presidente Lenin Moreno, decidiera quitarla.
El acto no solo tendría una carga simbólica importante por el aniversario de la muerte de Kirchner y del triunfo electoral, sino también porque Alberto Fernández y Cristina Kirchner volverían a mostrarse en público juntos luego de dos meses. La última vez que lo hicieron fue el 31 de agosto en el anuncio de la restructuración de la deuda. Ambos fueron la cara visible de la comunicación oficial en el Museo del Bicentenario.
Desde ese momento hasta la actualidad el Gobierno atravesó fuertes turbulencias en el plano económico y de política exterior. Padeció la pérdida vertiginosa de reservas del Banco Central y el aumento de la brecha cambiaria, a la par de que se vio obligado a avanzar en la profundización del cepo. Restringió, aún más, la compra de la moneda norteamericana.
En materia internacional, el posicionamiento sobre la situación en Venezuela generó una grieta interna en la coalición gobernante. El embajador ante la OEA, Carlos Raimundi, rechazó el informe de la ONU que prueba la represión ilegal en el régimen de Nicolás Maduro, el Presidente lo desautorizó y, finalmente, Argentina votó a favor de la resolución de las Naciones Unidas que condena las violaciones de los Derechos Humanos en Venezuela. La discusión sobre el posicionamiento se hizo pública y dio lugar a que voces identificadas con el kirchnerismo más duro cuestionaran la decisión de Alberto Fernández.
En esos dos meses, Cristina Kirchner no hizo pública su postura sobre los más trascendentes de la agenda política del oficialismo. No los crítico, no los respaldó. Se llamó a silencio y no participó de ningún acto más con el Presidente. El 17 de octubre, día de la lealtad peronista, la vicepresidente tampoco participó de los actos que se hicieron en el país y que buscaron ser leídos como una señal de respaldo clara a la gestión de gobierno. Una contramarcha para frena la presencia en la calle de las múltiples manifestaciones contra el Gobierno impulsadas por la oposición.
En ese contexto ambos volverían a compartir el acto central del 27 de octubre. En la Casa Rosada aún no se animan a confirmar la presencia de Cristina Kirchner en el acto. Tratan de manejarlo con cuidado y esperan que ese día la foto de la dupla presidencial tenga la estatua de Néstor Kirchner de fondo. El eje central de esa celebración será la instalación de esa estatua que llegó a la Argentina en los primeros días de octubre y que estuvo un año guardada en un galpón, junto a otros artículos que forman parte del patrimonio de la Unasur.
La estatua de Kirchner fue realizada por el escultor Miguel Gerónimo Villalba que, en la actualidad, la tiene en su casa. Es que el gobierno nacional le pidió que la restaure, la vuelva a bañar en bronce y la deje en las mejores condiciones posibles para que sea instalada en el CCK. La intención es que no se mueva más de ese lugar. Esa es la voluntad que tiene Alberto Fernández y que comparte Cristina Kirchner.
Esta mañana el Presidente anticipó lo que sucederá la próxima semana. “El 27 de octubre vamos a poner la estatua de Néstor en el Centro Cultural Kirchner (CCK) y todos los argentinos podrán ir a verlo”, expresó durante una entrevista radial. En una situación normal, sin pandemia, por el museo pasan unas 12 mil personas por día. Fernández quiere que la estatua sea un ícono histórico que pueda ser visitado por todo el mundo.
La gestión para traer a la Argentina la estatua la llevó adelante Matías Capeluto, que está a cargo de la Casa Patria Grande Néstor Kirchner y que trabaja en la Secretaría presidencial, área dirigida por Julio Vitobello, un dirigente de la mesa chica albertista. Las negociaciones comenzaron un año atrás. El resultado final recién se verá la próxima semana cuando se descubra la estatua en el museo. El año de tardanza está vinculado a la pandemia, que interrumpió el plan de acción gestionado desde la Casa Rosada.
La estatua fue retirada después de que la Asamblea Nacional de Ecuador (Parlamento) aprobara su remoción. El gobierno de Mauricio Macri no se pronunció oficialmente en ese momento sobre el retiro de la escultura, que fue un regalo del gobierno de Cristina Kirchner a la entidad a finales de 2014. Esa donación tuvo un costo estimado en 114.000 dólares.
La crisis en la Unasur se inició en 2017 cuando los doce Estados miembros no pudieron ponerse de acuerdo sobre un nuevo secretario general, se agravó por las posiciones encontradas sobre la crisis venezolana y entró en una fase crítica cuando, en abril de 2018, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú suspendieron su participación y financiación. La organización nació en 2008 con doce estados miembros de los que ahora solo quedan Bolivia, Guayana, Surinam, Uruguay y Venezuela.
Además de la estatua, también llegaron otros artículos que forman parte del patrimonio de Unasur. La intención del gobierno nacional es que la movida política sea también un nuevo punto de partida para reamar esa entidad de la que Néstor Kirchner era Secretario General. A la llegada del patrimonio y la reinauguración de la estatua del ex presidente, se le suma la victoria de Luis Arce en Bolivia, el candidato respaldo por Evo Morales.
Un nuevo impulso será un posible triunfo en elecciones presidenciales de Ecuador, en febrero del próximo año, del partido que conduce Rafael Correa. Un encadenamiento de símbolos vinculados a una línea ideológica y política que tuvo su época de esplendor en América Latina durante la primera década del milenio. Esa idea atraviesa hoy las oficinas de la Casa Rosada. Aunque es demasiado prematuro y son cautos sobre el posible regreso de la Unasur.
Por el momento Unasur no volvió a funcionar, pero Argentina será quien guarde parte de su patrimonio. Lo que es seguro es que la estatua del ex mandatario quedará instalada en el CCK. Lo que resta saber es si la figura del ex presidente podrá oficiar como custodio de un acercamiento público entre los dos líderes que tiene el gobierno nacional.
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