Alberto Fernández sintió como propio el triunfo electoral del Movimiento al Socialismo (MAS) en Bolivia. Haber cobijado a Evo Morales a lo largo de estos últimos meses ante un contexto regional adverso le permite aventurarse a vislumbrar un escenario de equilibrio ideológico frente a las diferencias que guarda con sus pares de los países vecinos.
Los resultados oficiales vienen a paso lento pero la propia mandataria interina Jeanine Añez felicitó a primera hora de la madrugada del lunes al candidato del MAS, Luis Arce. Por ello, si bien apenas se había escrutado el 15% de los sufragios, Alberto Fernández llamó exultante ayer por la mañana a Evo Morales para saludarlo por la victoria de su delfín. En el intercambio telefónico que duró unos minutos, el Presidente y el dirigente boliviano que se encuentra refugiado en Argentina analizaron los primeros números de la contienda electoral. El debate y los festejos se trasladaron por la noche a la Quinta de Olivos. El mandatario argentino lo invitó a cenar y Evo, sumamente agradecido, no dudó en aceptar.
En medio de un clima de crisis política y social, Morales tuvo que renunciar a la presidencia de Bolivia tras los conflictos provocados por la sospecha de fraude en las últimas elecciones. En diciembre llegó a Buenos Aires en calidad de refugiado. El Gobierno argentino le dio asilo a él y a su familia, y desde el exilio se le permitió dirigir la campaña de su partido para las elecciones que se llevaron a cabo el último domingo y en las que Morales no podía competir.
El ex presidente boliviano está agradecido con Alberto Fernández porque políticamente le “salvó la vida” y le permitió su resurrección desde Buenos Aires. En su exilio, el Gobierno argentino le permitió realizar actos de campaña y puso a disposición el aparato estatal para la realización de los comicios -se estima que concurrió a votar más del 45% del padrón electoral, unos 142 mil bolivianos que residen en la Argentina-. El apoyo no solo fue logístico, el rol activo del kirchnerismo y de los movimientos sociales en respaldo del MAS generó la queja formal de parte de la diplomacia de Bolivia. Dos protestas presentadas por la embajada boliviana en Argentina ante la Cancillería, jamás recibieron respuestas de Felipe Solá. El Ministerio de Relaciones Exteriores siempre desconoció a Añez como presidenta de Bolivia.
“La Argentina no reconoció nunca a los golpistas transformados en gobierno de facto. Hace un año, la decisión de los presidentes @alferdez y @lopezobrador_salvó la vida de @evoespueblo. Recordemos para valorar”, tuiteó ayer el canciller argentino.
Este lunes por la noche, Alberto Fernández recibió a Evo Morales en la Quinta Presidencial de Olivos. No fueron los únicos comensales. Cerca de las 21 horas se sentaron a la mesa los diputados del Frente de Todos Eduardo Valdés y Hugo Yasky. A los cuatro los une el afecto que se tienen el uno por el otro. Además de la estrecha relación que guardan el Jefe de Estado y Valdés, el titular de la CTA y el ex mandatario boliviano tienen una amistad que se fortaleció estos meses en los que el Gobierno cobijó a Morales. De hecho, con ironía y entre risas, se comentó que Yasky se puso contento del triunfo de Arce “porque tenía miedo que Evo lo desplazara como titular de la CTA”.
Un plato de salmón acompañado de una copa de vino, fue el menú que se compartió en “la cena de amigos" -como definieron en Olivos-. Además de brindar por el triunfo de la fórmula Luis Arce - David Choquehuanca, analizaron el contexto de América Latina, la situación particular en Bolivia, cómo se dará la transición para que el MAS termine de recuperar el Gobierno una vez que estén los resultados oficiales de los comicios, y cómo se llevará a cabo el regreso de Morales a su país cuando las condiciones estén dadas. Los cuatro retrataron el encuentro con una foto en la que se coló Dylan, el perro presidencial.
Para Alberto Fernández el triunfo del socialismo y el retorno de Morales le significó algo de oxígeno en el ámbito de las relaciones exteriores ya que servirá para generar una suerte de equilibrio ideológico frente a los mandatarios de derecha que dominan la región: Jair Bolsonaro, Sebastián Piñeira y Luis Lacalle Pou. El Gobierno se anota este triunfo también mirando hacia adentro tras las críticas que recibió de un sector del Frente de Todos por su posicionamiento frente a la ONU condenando la violación de derechos humanos por parte del régimen de Nicolás Maduro.
El equilibrio entre las posturas tan extremas como insólitas que priman en la Argentina entre la oposición que dice “vamos rumbo a Venezuela” y el kirchnerismo marginal que cree que Maduro es el Hugo Chávez del “no al ALCA”.
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