El presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, organiza un congreso de su fuerza política para el segundo sábado de noviembre con el objetivo de consolidar ese espacio y al mismo tiempo hacer un llamado a otros sectores. En el marco de pandemia y camino al 2021, está convencido de que se debe “fortalecer”, “reforzar” y “ampliar” el frente conformado para el 2019 por sobre la grieta y la reeditada confrontación entre macrismo y kirchnerismo o peronismo y antiperonismo. “Más Frente de Todos”, dicen en su entorno después de analizar políticamente el contexto actual. Y advierten que no debe ser una táctica electoral circunstancial ni “fugaz” sino la construcción de una fuerza política con el suficiente poder y consenso como para encarar reformas necesarias para el país y frenar el intento de Juntos por el Cambio de recuperar poder.
Desde su rol en la Cámara baja, Massa esquiva los rumores y descarta que vaya a volver a ocupar el cargo que tuvo en el entorno presidencial como jefe de Gabinete. Apuesta en cambio a jugar como mediador y buscar consensos incluso con el ala más virulenta de Juntos por el Cambio, aunque suele preferir como interlocutores a sus amigos Horacio Rodríguez Larreta, Cristian Ritondo, jefe del bloque de diputados del PRO, y Emilio Monzó, su antecesor que acaba de volver a tener un cruce con el ex presidente Mauricio Macri. No pierde de vista que en su carrera política, a futuro, son competidores que apuntan a construir sobre la base del mismo electorado que bautizó como “la avenida del medio”. Está convencido de que las reformas necesarias requieren de una fuerza política, popular, pero amplia. Ese respaldo social, de un votante dual, es imprescindible, descuentan cerca de él, para aprovechar la oportunidad que dio una negociación ‘exitosa’ con los tenedores de deuda, acordar con el FMI y mejorar las perspectivas de cara al primer año de gobierno.
Con ese horizonte, el massismo encargó la coordinación del evento a dos mujeres: la ex diputada Carla Pitiot y la vicepresidenta del Correo, Mónica Litza. Massa por su parte se encarga del diálogo con gobernadores, a algunos de los cuales planea invitar, en el marco de las charlas que viene sosteniendo a días de la votación del Presupuesto 2021.
El titular de Diputados hace un doble juego: inició una serie de viajes a las provincias para un mano a mano personal con gobernadores al mismo tiempo que respalda la gestión de los integrantes del Gobierno que representan al Frente Renovador. Por ejemplo, el viernes pasado estuvo en Misiones con el gobernador Oscar Herrera Ahuad y el ministro de Transporte de la Nación, Mario Meoni. Herrera Ahuad pertenece al partido que lidera Carlos Rovira, el Frente Renovador de la Concordia, que en el Congreso actúa como aliado desde un lugar de independencia.
No descuida tampoco ni su propio territorio ni a sus aliados del Frente de Todos: coordina con el presidente Alberto Fernández la hoja de ruta parlamentaria y lo mismo con Máximo Kirchner, jefe del bloque de la alianza gobernante, con quien reparte roles. El jueves Massa y Kirchner estuvieron en La Matanza donde el intendente Fernando Espinoza firmó convenios entre el Ministerio de Transporte para el Plan de Obras de infraestructura ferroviaria. Obviamente también estaba Meoni, el ministro que puso en el gabinete nacional.
Massa aprovechó para hacer un discurso político y, así como la semana pasada pidió la vuelta a clases presenciales para quienes cursan el tramo final en primaria y secundaria (lo que el Gobierno finalmente habilitó) o antes planteó sus posturas sobre la inseguridad, en territorio matancero se mostró optimista. Sin mencionar el banderazo del 12 de octubre que tuvo fuertes reclamos al Gobierno, hizo referencia a la capitalización opositora de esa movilización que incluyó la reaparición de Mauricio Macri en varias entrevistas. “No nos van a vender el discurso de la derrota. Los argentinos vamos a salir, sabemos el camino. Los invitamos a arremangarnos, sin discursos de odio, en unidad, a recorrer el camino de la reconstrucción para volver a poner nuestra patria de pie”, volvió a defender la postura oficial.
En la misma línea planea el encuentro del 14 de noviembre, el primer congreso desde aquel donde se validó el acuerdo para conformar el Frente de Todos el año pasado. Fiel a su estilo, hará una muestra de presencia territorial y tecnológica. Con auditorios simultáneos promete mostrar presencialidad en los cuatro puntos cardinales del país y pluralidad de invitados, más allá de los propios. Aunque la lista aún no se comparte, podría haber gobernadores, algún embajador no peronista, referentes sociales, entre otros invitados. Todavía no se menciona la posibilidad de que participe el Presidente de la Nación.
“Más 2019 que nunca, más Frente de Todos”, insisten cerca de él, y aunque no hacen referencia al próximo turno electoral parece un mensaje para quienes piensan en listas con mayor presencia kirchnerista que profundizarían la grieta.
Para el massismo, la consolidación del Gobierno y la ratificación en las urnas, en la elección de medio término, requiere una estrategia que apunte a mantener el espacio central y evite lo que señalan algunas encuestas: que el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, se quede con esa mesa puesta y servida por la sociedad de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner cuando en mayo del 2019 decidió ungirlo y dar un paso al costado. Se habla incluso de intentar seducir, de manera más formal, a fuerzas políticas que en el Congreso actúan como aliadas sin ser parte. Es el caso de Consenso Federal, de Roberto Lavagna. Con el economista, sin embargo, no se hablan desde el año pasado.
“Conviene fortalecer la identidad partidaria”, argumentan en el Frente Renovador. La frase se acomoda a la elección del Presidente como jefe del Consejo Nacional Justicialista (este sábado en la conmemoración del 17 de octubre se dará el primer y más fuerte paso), al rol de Cristina Kirchner en el Senado y al propio de Massa.
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