En el panel “Justicia y República" que se realizó en la segunda jornada del 56º Coloquio de IDEA, la presidenta de Transparencia Internacional y el abogado Alberto Garay coincidieron en criticar los intentos de manipular al Poder Judicial, criticaron el proyecto de ampliar los miembros de la Corte Suprema y reclamaron una agenda de consenso que garantice la independencia y designación de los jueces para dar un salto en la calidad institucional en la Argentina.
Bajo la moderación del periodista Diego Leuco, la argentina Delia Ferreira Rubio arrancó desde Berlín puntualizando que “los temas institucionales no se agotan en los estudios de abogados, sino que tiene que ver con el día a día a gente, no son temas de expertos, ni de derechas ni de izquierda, sino de todos, aunque no sé si hablar de todos en la Argentina significa de una parte”. Pero insistió en destacar que “el dinero que se va en corrupción no le llega a la salud, a la educación, por eso nos afectan a todos y todos somos parte de la solución”.
En forma presencial, el abogado del estudio Carrió & Garay hizo foco en “la independencia (judicial) es central en un estado de derecho. Si no tenemos jueces independientes, nuestra libertad, todo queda a merced del poder, todo es contingente, puede cambiar y así es muy difícil programar hacia el futuro”.
Y realizó un breve racconto de los intentos de atropellar esa independencia, “algo que se viene haciendo hace 70 años más o menos, cuando se hizo el juicio político a cuatro integrantes de la Corte Suprema en el del 46, menos al quinto, que era ideológicamente afín porque había ingresado con el golpe de 1943”. A partir de entonces, recordó Garay, la Corte Suprema fue modificada en el 56, 58, 73, 76. En el 83 se pensó que se llegaba a un punto distinto, porque se eligió una Corte que ideológicamente era heterogénea, hasta que llegó Menem y también quiso tener su Corte y la amplió".
“El derrumbe institucional fue impresionante y pensé que lo iba a frenar Kirchner con el decreto 222 (que estableció un proecedimiento público y con participación ciudadana para designar a los miembros de la Corte), pero al final también lograrán tener su propia Corte si se amplía, es una constante”, agregó.
Por otro lado, ante una pregunta específica de Leuco, Garay consideró “injustificable” que todavía el Máximo Tribunal no haya dado su opinión sobre la ley que regula el funcionamiento del Consejo de la Magistratura, lo que podría hacer “aún en disidencia”. “Es inexplicable que algunos temas de esta trascendencia sigan sin tener sentencia”, dijo.
En cuanto a los remedios para salir de la actual situación, Ferreira Rubio destacó la importancia de la transparencia y el respeto a las instituciones. “No es una cuestión de idioma, muchos países vecinos de la Argentina rankean muy bien en el índice, como es el caso de Chile y Uruguay, que nos llevan una ventaja notable”, aseguró. También dijo que “Argentina mejoró un poco su perfomance, está actualmente en 45 sobre 100, pero nada garantiza que siga así”. Y propuso la fórmula de las cuatro I: más Información, más Integridad, menos Impunidad, menos Indiferencia.
Garay, por su lado, dijo que “el camino es la vuelta a la Constitución” y recordó que “ya tuvimos un poder judicial respetable (antes de que se le hiciera el juicio político a la Corte Suprema), no arrancamos de cero”. Y aunque reconoció que “venimos de un pasado problemático y violento, hemos ido mejorando (en los últimos tiempos). El error argentino es pretender que en el tiempo que dura un gobierno se pueden solucionar todos los temas, y no se puede”.
La titular de TI dijo que “necesitamos un liderazgo claro, que asuma la responsabilidad de poner punto final a la politización de la justicia. Yo no veo eso hoy”. En cuanto a los empresarios se lamentó que no haya “un consenso entre lo que está bien y lo que está mal, un consenso que está roto”.
Garay, por su lado, propuso que “el título de este coloquio -Qué País Queremos Ser- debe guiar la respuesta sobre la justicia que quieren las empresas. Deben reflexionar si quieren un país on justicia dependiente o independiente, si es más llevadero organizar negocios con reglas claras o dependiendo quién está influyendo en ese juez. Le agrego otra I a lo que dijo Delia, lo que tienen que hacer los empresarios es involucrarse, ellos y su empresa, observar cómo funciona el poder judicial, estar alertas de la injerencia del poder político, ver cómo se designan los jueces”.
A la hora de las preguntas, también coincidieron los disertantes. La primera fue si tiene reformarse la Constitución. “Por favor no”, contestó Ferreiro Rubio. “La revolución sería que cumplamos la que tenemos. No sabemos qué se cuela en una reforma de la Constitución. No es la mejor del mundo, pero si la cumpliéramos sería magnífico”, sintetizó.
“No”, se apuró a contestar Garay. Y para finalizar, volviendo a la visión histórica, expresó que “hemos tenido épocas peores, hay una consolidación de una Corte Suprema más independiente. Es mejorable, pero no tenemos mucho más para pedirle, porque nuestro presente es pura y exclusivamente producto de nuestra historia institucional”.
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