Adolfo Pérez Esquivel fue recibido por primera vez por un presidente argentino y no fue en cualquier ocasión, sino en un homenaje que el Gobierno le hizo al cumplirse 40 años de que le otorgaran el Premio Nobel de la Paz. El acto fue emotivo, porque contó con las palabras del papa Francisco, el teólogo Leonardo Boff y ex presidente brasileño Luis Inacio “Lula” da Silva, además de algunos tramos de su propio discurso ante la Academia Sueca, un tiempo muy difícil de la Argentina y muchos países de América Latina, que vivían bajo el sometimiento de dictaduras militares.
Hasta Alberto Fernández se emocionó cuando habló de la historia del Premio Nobel argentino, cuando recordó que lo había conocido varios años después de 1980: "Me impresionó que siendo Premio Nobel siempre fuiste un militante de la paz y la no violencia, después de lo que la dictadura te hizo padecer. Sos la mejor expresión del cristianismo, te lo dice alguien que te admira mucho”, dijo y se le entrecortó la voz.
Sin embargo, la conmoción se produjo después, cuando quien ganó el Premio Nobel de la Paz por su lucha a favor de los derechos humanos contra la dictadura militar a través de un inclaudicable compromiso con la no violencia, hablando con los periodistas acreditados en Casa Rosada, al ser consultado si se violan los derechos humanos en Venezuela, afirmó: "Creo que tiene dificultades, pero pensar que es una dictadura, no”. Infobae quiso profundizar su postura y le preguntó si había visto el informe realizado por Michelle Bachelet para las Naciones Unidas, y Pérez Esquivel contestó: "Primero hay que ver lo que está pasando en Venezuela, yo no me guío mucho por eso”. Y repreguntado, aseguró que “el informe Bachelet tiene muchos problemas, es parcial”.
También contó que aún no conversó al respecto con el Presidente: "Lo voy a hablar en el momento que pueda, pero no era posible en un acto como el de hoy”. Y precisó que "en Venezuela no tiene que haber injerencias, ni bloqueos, hay que respetar las decisiones de los venezolanos, porque hubo intentos de golpe de Estado de los Estados Unidos, lo que es grave”.
Pérez Esquivel reconoció que habló con Axel Kicillof sobre la situación en Guernica. “Están viendo las posibilidades de reubicación, pedimos que las cosas sean consensuadas, porque no solo en Guernica, hay muchos asentamientos, por eso es necesario que se generen condiciones de trabajo en el interior del país”, dijo. El Gobernador de la provincia de Buenos Aires fue uno de los presentes en el homenaje que se hizo en el Salón Blanco porque, según trascendió, tiene un vínculo de hace varios años con el Premio Nobel por su militancia en los derechos humanos.
El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, el ministro del Interior, “Wado” de Pedro, la ministra de Justicia, Marcela Losardo, el ministro de Defensa, Agustín Rossi, el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla, la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra y la titular del INADI, Victoria Donda, fueron algunos de los funcionarios presentes. Además, se la vio a la fundadora de Madres de Playa de Mayo, Nora de Cortiñas, y el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, obispo Oscar Ojea, el rector de la UBA, Alberto Barbieri, y el ministro de justicia y derechos humanos de la provincia, Julio Alak. Su esposa Amanda Guerreño, con quien está casado hace 65 años, y sus hijos, también lo acompañaron en la ceremonia.
En el homenaje, Pérez Esquivel recordó que recibió el Premio Nobel “en nombre de la lucha de los pueblos de América Latina que luchan por un nuevo amanecer”. Y transmitió que “tenemos que vivir como si fuéramos eternos, la única forma de cambiar es insistir”. Agregó que “el Gobierno tiene un enorme desafío en medio de esta pandemia mundial, no puede cambiar todo, pero tiene luchar todos los días, es un hacer cotidiano”. Finalmente, anticipó que "la antigua casa de la resistencia (situada en la calle México, barrio de San Telmo) contra la dictadura la pusimos en mano de la UBA, pero no quise un museo Pérez Esquivel, sino para todos los premios nobel latinoamericanos, de formación, de conciencia, de críticas y valores para las generaciones presentes y futuras”.
Volviendo al diálogo con los periodistas, respecto de la movilización que se realizó el pasado 12 de octubre, dijo que “en una democracia la gente se puede manifestar, aunque tengamos en cuenta que el Gobierno está lidiando con una pandemia que es global, observen que países que tienen grandes capacidades tecnológicas y económicas tienen miles de muertos. Si la gente no observa la cuarentena, los casos se van a disparar". En relación a los problemas que está pasando la Argentina, dijo que “el más grave es el de la deuda externa, la esclavitud no terminó, creo que tiene otro rostro y es el del Fondo Monetario Internacional, son los buitres”.
El Premio Nobel de la Paz habló del law fare en Brasil, Bolivia, Ecuador y, consultado acerca de si Cristina Fernández de Kirchner también era víctima del law fare, dijo que “sí, lamentablemente sí, ceo que la reforma judicial es necesaria, porque no puede ser un poder judicial aliado del poder político, tiene que ser una de las instituciones independientemente, es un poder sometido al poder político”.
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