El hecho de que no se hayan producido nuevos episodios de violencia en Villa Mascardi, a 35 kilómetros de Bariloche, donde la agrupación mapuche Lafken Winkul Mapu mantiene desde 2017 la ocupación de seis hectáreas que pertenecen a Parques Nacionales, lejos está de marcar el fin del conflicto.
Los vecinos de las propiedades linderas quieren paz. En diálogo con Infobae admitieron que no hubo ataques ni incendios intencionales en la zona –como se venían produciendo de manera constante- aunque sí denunciaron públicamente la intención de los mapuches de avanzar a territorios pertenecientes a privados, donde provocaron importantes daños en la forestación nativa y estructuras edilicias.
El gobierno nacional busca poner fin a la problemática a partir de la generación de distintos espacios de diálogo, que hasta ahora fracasaron por la negativa de la comunidad mapuche de llegar a un acuerdo.
“No sabemos qué es lo que quieren, porque tendrían que sentarse en una mesa y entre todas las partes buscar una resolución al conflicto”, dijo una fuente del Ministerio de Seguridad.
Mientas los espacios de diálogo fracasen, la resolución del conflicto parece alejarse. Es que desde Nación descartaron que exista una propuesta oficial para descomprimir la problemática.
El secretario de Articulación Federal del Ministerio de Seguridad de la Nación, Gabriel Fucks, desmintió de manera categórica que el gobierno haya ofrecido hectáreas en otro lugar para la instalación de las 30 familias que forman parte de la comunidad ni la cesión de las seis hectáreas del asentamiento desde la hora cero, donde está actualmente.
En la misma línea, la ministra de Seguridad, Sabrina Frederic, desmintió que el gobierno nacional vaya a dar tierras a la comunidad mapuche Lafken Winkul Mapu en Villa Mascardi, al asegurar que su cartera “carece de competencia alguna para entregar o disponer de tierras” y aseguró que el conflicto por la ocupación “está en una etapa de diálogo” entre las partes.
“Tenemos la convicción de que el diálogo puede generar soluciones pacíficas y que el uso de la fuerza debe ser el último recurso al que apelar”, dijo la funcionaria.
Ante el reclamo de seguridad de los vecinos de la zona, Frederic precisó que “en el marco del diálogo se dispuso un control de Gendarmería en la ruta y se trabaja en reforzar la presencia preventiva de fuerzas federales”.
Diego Frutos, propietario del complejo “La Cristalina” que está ubicado a pocos metros de la toma, consideró que “la presencia de Gendarmería Nacional a 12 kilómetros del lugar donde ocurren los hechos, no garantiza nuestra seguridad”.
“Los integrantes de la comunidad siguen saqueando propiedades, es fácil darse cuenta de eso, y nadie actúa, actúan con total libertad”, dijo y mencionó también los daños que provocan en la flora nativa del Parque Nacional Nahuel Huapi.
Para el vecino, la única solución al conflicto es “un desalojo planificado y organizado, aunque el gobierno no comulga con la idea de sacar a nadie de donde está". "La frase no queremos que corra sangre y fuego, ya es parte de los dichos que conocemos, pero que de ninguna manera sirven para encontrar la paz en Villa Mascardi”.
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