Silvia Majdalani, la ex número 2 de la AFI durante el macrismo, negó este jueves ante la Justicia federal de Lomas de Zamora haber dado órdenes para realizar espionaje político “a nadie” y advirtió: “No soy ni jamás fui la jefa de una asociación ilícita”, aunque admitió que pudo haber habido “cuentapropismo” entre algunos espías. En su indagatoria, la ex funcionaria habló de una “persecución política” por la “fiebre de denuncias” contra la gestión de la AFI macrista y la “aparición de discos rígidos olvidados en cajones”. También vaticinó que ningún organismo de inteligencia mundial va a querer trabajar con la Argentina, después del “papelón” (sic) de la revelación de la identidad de agentes que quedó expuesta en el marco de esta causa.
“No me están perjudicando a mí, a pesar de que me mortifica que mi nombre esté involucrado en todo esto; pero no me están haciendo un daño a mí porque yo no tengo importancia –lanzó–. Lo que están haciendo con esta persecución permanente es dañar a la Argentina, dañar a la inteligencia nacional de la República, y eso no se va a poder subsanar ni siquiera cuando yo salga sobreseída de las causas”. En sus palabras, “el daño que se hizo hoy es internacional” y los servicios de inteligencia en el exterior no van a querer trabajar más con la Argentina. “¿Por qué se hace? ¿Por una pelea política?... Señores. Primero está la Patria, después vemos las peleas políticas”.
Sobre el caso puntual que se sustancia en Lomas de Zamora, Majdalani afirmó que ninguna prueba concreta la compromete directamente. “Yo estoy acusada en esta causa solo por dimes y diretes, por testimonios de testigos reservados que fueron presionados para declarar. No comprendo por qué en esta causa hay testigos reservados, porque no debería haberlos. Fui acusada porque existían cinco grupos de Whatsapp, de los cuales no solamente a la gran mayoría de los participantes no los conozco y a los que conozco fue en un brindis en la agencia. Nunca participé en esos grupos. Leí todos los Whatsapp, uno por uno; en las pocas ocasiones en que se me menciona es ‘dijo la ocho’. ¿Eso es una prueba?”.
Leyó el nombre de cada una de las víctimas del espionaje político que se le atribuye: aparecían Cistina Kirchner, Horacio Rodríguez Larreta, Diego Santilli, Nicolas Massot, Emilio Monzó y Hugo y Pablo Moyano. “Todo eso es falso. Y es inexacto que haya habido tareas de espionaje o seguimiento sobre el doctor Martín Irurzun (juez de la Cámara Federal). Ninguna de esas tareas estuvo bajo mi conocimiento”.
De esta manera, Majdalani cumplió con la indagatoria frente al juez Juan Pablo Auge y los fiscales Cecilia Incardona y Santiago Eyherabide. Mañana será el turno del ex titular de la AFI Gustavo Arribas. Con esto, se completó una ronda de indagatorias que incluyó a una veintena de ex espías, la ex encargada de Documentación Presidencial Susana Martinengo y el secretario privado de Mauricio Macri, quien esta semana también rechazó las imputaciones.
La causa de Lomas de Zamora consta de tres patas: el espionaje político a afines y opositores, descubierto a través de la pista dada por el narcotraficante Sergio “Verdura” Rodríguez; el espionaje a presos kirchneristas; y las vigilancias a Cristina Kirchner en el Instituto Patria.
A criterio del Ministerio Público, Arribas, Majdalani, Nieto, Martinengo y una veintena de espías conformaron “una asociación ilícita que funcionó y se desarrolló dentro de varios organismos del Estado nacional y que tuvo múltiples finalidades ilícitas, principalmente la de desplegar operativos de espionaje ilegal”. Allí se sostuvo que la maniobra desplegada “no podría haberse llevado a cabo sin un acuerdo de voluntades que garantizara silenciar todos los controles que podrían activarse en el largo proceso entre la orden impartida, la obtención del producido de los espionajes ilegales y la posterior entrega a los requirentes”.
Silvia Majdalani comenzó a las 10:30 de la mañana, vía Zoom, su indagatoria. Primero cumplió con dar sus datos personales. Cuando le preguntaron si tenía algún proceso anterior, la ex funcionaria respondió: “Estoy procesada en la causa 5056 (por las vigilancias del Instituto Patria) que llevan ustedes”.
Cuando el juez Auge le preguntó si iba a declarar, respondió: “Doctor Auge, voy a declarar a pesar de seguir sosteniendo que usted no es el juez natural”. No obstante, su exposición no incluyó responder preguntas. Hizo un repaso por su currículum, su tarea como legisladora, su rol como vicepresidenta en la comisión bicameral de seguimiento a los organismos de inteligencia y su función como la primera mujer que llegó a ser número 2 de la AFI.
“Hoy me encuentro acusada en esta causa de ser la jefa de una asociación ilícita. Es decir, se quiere plantear que la AFI existió una banda de delincuentes y eso yo no puedo permitirlo. No puedo permitir que se ningunee y se falte el respeto al trabajo serio y honesto de tanta gente”, afirmó. Señaló que en más de 1.600 agentes pudo haber existido, “sin duda, cuentapropismo, algún autoemprendimiento, porque es así en cualquier institución”.
“Pero de ninguna manera –afirmó– hubo una banda de delincuentes, ni una asociación ilícita. Ni mucho menos fui yo la jefa de esa asociación”. En ese marco aseguró que nunca usó su cargo para “cometer un delito” o dar una orden “fuera de la ley”. Y así añadió: “Nunca supe que existiera espionaje ilegal, espionaje político, mientras yo conduje la subdirección general del a AFI”. La ex funcionaria afirmó que “es falso que algún agente me haya entregado un informe ilegal” y que todos los testigos la involucraron por oídas.
En otro orden, la ex funcionaria protestó porque la fiscalía, que la acusa, tiene acceso a toda la prueba, a diferencia de su defensa, y señaló que “en las fechas de los peritajes siempre tienen algún inconveniente”. “Doctor, ¿eso es impartir justicia?”, deslizó. Pero también avisó que, así como de su primera indagatoria se enteró por los medios, ahora las filtraciones fueron “cada vez peor” y “se puso en riesgo la vida de muchas personas, agentes y sus familiares, además de poner en ridículo a la Argentina y tener problemas con toda la comunidad mundial”.
“Quiero ratificar que de ninguna manera en mi gestión jamás tuve conocimiento ni indiqué que se realizara espionaje político a nadie. No soy, jamás fui la jefa de una asociación ilícita”. Con esta frase, cerró su declaración indagatoria. Ahora, el juez Auge quedó en condiciones de definir si dicta su procesamiento. Como ella misma recordó, el magistrado ya la procesó en otra causa anexa por impartir órdenes al espía Alan Ruiz, del área de Contrainteligencia, para llevar adelante "tareas de inteligencia y espionaje ilegal” sobre Cristina Kirchner.