Con profundo malestar, bronca contenida y algunos indicios visibles de enojo, el kirchnerismo duro recibió hoy el giro copernicano del Gobierno ante el posicionamiento de la Argentina en la ONU donde exigió al régimen de Nicolás Maduro que atienda las denuncias por violaciones a los derechos humanos y convoque de manera urgente a elecciones independientes.
Pocos minutos después de que el embajador argentino en Ginebra, Federico Villegas, anunciara que iban a abstenerse de votar una resolución de Irán y Siria que favorecía a Maduro y luego de que la Argentina votó a favor de un documento que cuestiona duramente la violación de derechos humanos en Venezuela, desde diferentes foros o grupos de WhatsApp del kirchnerismo empezaron a cuestionar las nuevas directivas de la política exterior argentina.
Mario Secco, el presidente del Frente Grande nacional y un aliado incondicional de Cristina Kirchner, expresó sin vueltas a Infobae: “Habría que preguntarle al canciller Solá por qué decidimos intervenir en las políticas internas de otros países en una decisión que se contradice con nuestra historia política y dejamos la puerta abierta para que Estados Unidos invada a Venezuela”.
A su vez, Eduardo Sigal, un destacado referente en política exterior del Instituto Patria que tiene cotidiana llegada con Cristina Kirchner, expresó que “lo mejor hubiese sido abstenerse en la ONU porque este tipo de declaraciones ponen en peligro una posible invasión en Venezuela que no compartimos”.
Sigal se refería directamente a la declaración que aprobó la Argentina junto con otros 21 países en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU donde se denunciaron graves violaciones a los derechos humanos por parte del régimen de Maduro y se instó a Venezuela a “tener pronto elecciones, transparentes y libres”.
La ex embajadora argentina en Venezuela durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, Alicia Castro, lanzó un furibundo tuit en el que señaló: “Argentina votó la Resolución del Grupo de Lima, condenando a Venezuela, con Bolsonaro, Duque, Piñera, Viscarra, en cuyos países se violan flagrantemente los Derechos Humanos. México votó con Venezuela. Un lamentable giro en nuestra política exterior”.
El mensaje de Castro, que está abiertamente enfrentada con el canciller Felipe Solá, a quien le endilga haberla vetado para ir como embajadora a Rusia, prendió fuerte en la interna kirchnerista.
El líder piquetero Luis D’Elía retuiteó desde la cárcel las señales de la ex embajadora en Venezuela y subió un mensaje en el que se preguntó: “¿Cuál de estos presidentes del Grupo Lima es el peor por las gravísimas violaciones a los derechos humanos que se registran en sus países?”. Y puso como ejemplos a Sebatián Piñera (Chile), Iván Duque (Colombia), Martín Vizcarra (Perú) y Jair Bolsonaro (Brasil). Es que precisamente la Argentina votó hoy junto con estos países en la ONU la condena contra Venezuela.
A la vez, D’Elía anunció que espera con ansiedad el pronunciamiento de Cristina Kirchner sobre la posición de la Argentina en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Al parecer, el hecho de haber votado junto a Brasil, Chile o Perú fue uno de los temas que mayor malestar generaron en el kirchnerismo duro: la idea de quedar “pegados” con presidentes de la derecha latinoamericana como Bolsonaro o Duque, entre otros, deja descolocados a muchos dirigentes.
Por otra parte, hubo conversaciones o intercambios de mensajes de algunos referentes del ala dura del kirchnerismo con la vicepresidenta para evaluar en los hechos los efectos de la votación en la ONU contra Venezuela. Según indicaron a Infobae algunos dirigentes del Frente Grande o de movimientos sociales, Cristina Kirchner no emitirá opinión alguna para evitar un nuevo enfrentamiento con la estrategia de Alberto Fernández. Pero aseguran que no se recibió con agrado el mensaje de Argentina en Naciones Unidas.
En rigor, buena parte del ala dura del kirchnerismo coincide con las expresiones polémicas que emitió la semana pasada el embajador argentino en la OEA, Carlos Raimundi. En una encendida defensa del régimen de Maduro el embajador argentino que responde al Frente Grande destacó que “Venezuela ha sufrido un fuerte asedio de intervencionismo” por lo que “hay una apreciación sesgada de lo que son las violaciones a los derechos humanos en determinados países”.
A lo largo de su intervención en el Consejo Permanente de la OEA, que monitorea la situación política del régimen populista de Maduro, Raimundi destacó que la Argentina “no hace una lectura ideológica de los derechos humanos. Nos centramos en la persona que sufre. No son los derechos humanos para mi país, un instrumento para tomar una posición ideológica”. Luego llegó el reto de la Casa Rosada y Raimundi tuvo que dar marcha atrás al sostener que su mensaje había sido malinterpretado.
El ex embajador argentino en Bolivia y alineado con la vicepresidenta, Ariel Basteiro, evitó hablar de la votación en la ONU. Pero remarcó ante Infobae que “el mensaje de Raimundi no se lo leyó como estaba planteado”.
La posición intransigente del ala dura del kirchnerismo colisiona abiertamente con el mensaje de Alberto Fernández sobre Venezuela.
Poco antes del voto en la ONU, el Gobierno argentino anticipó formalmente esta mañana que votaría a favor de la resolución que condena las violaciones de los derechos humanos en Venezuela.
Lo hizo mediante un comunicado en el que se indica textualmente que “el presidente Alberto Fernández dio instrucciones a la Cancillería sobre la posición a fijar por la representación argentina en Ginebra ante los proyectos de resolución en relación con la situación en Venezuela que se tratarán en la reunión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU”.
“Nuestro país mantendrá su liderazgo en la defensa global de los derechos humanos y sostendrá los principios de paz y resolución política de la crisis venezolana”, comienza el texto.
“Asimismo, valorará y apoyará con fuerza el trabajo realizado por la Alta Comisionada de las Naciones Unidas Michelle Bachelet. En ese marco, instamos al gobierno de la República Bolivariana de Venezuela a cooperar plenamente con el Consejo y todos sus mecanismos, y a implementar íntegramente las recomendaciones hechas por la Alta Comisionada en sus informes. Así como con su llamado a que conduzca investigaciones prontas, exhaustivas, independientes, imparciales y transparentes sobre las alegaciones de violaciones a los derechos humanos, lleve a los perpetradores ante la justicia y garantice una reparación adecuada a las víctimas”, se apunta en el documento.
En otro párrafo del comunicado, el gobierno de Alberto Fernández señala “la necesidad de reforzar la instalación de una misión permanente de la Alta Comisionada en Caracas, dotada de los recursos humanos y de los elementos que le permitan desplegar una acción remedial frente a dichas circunstancias y contribuir a encaminar soluciones apropiadas, liderando actuaciones complementarias que pueda estimar convenientes para tal propósito”.
Para muchos referentes del Instituto Patria, el kirchnerismo duro, el Frente Grande o los movimientos sociales, esta posición habilitará una injerencia de Estados Unidos en Venezuela o un apego a las políticas de la derecha latinoamericana.
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