Jorge Burgos, abogado y ex ministro del Interior del gobierno de Michelle Bachelet en Chile, pronunció duras críticas contra la Argentina y contra su presidente Alberto Fernández -a quien calificó irónicamente como “profesor”- en una columna de opinión publicada el fin de semana en “La Tercera”, uno de los diarios locales con mayor cantidad de lectores.
En el texto, Burgos repasó los alarmantes datos sobre pobreza e indigencia de la Argentina informados hace pocos días por el Indec y los contrastó con los del resto del continente, aunque planteó que esas estadísticas que avergüenzan al país no son responsabilidad exclusiva del gobierno actual.
“A primera vista, pensarán que estoy nombrando números de una nación que ha tenido, o acaba de tener, un conflicto armado, una revolución o algo así como Chávez. No, hablo de Argentina, nuestro vecino más importante, quizás el país con el que tenemos más similitudes culturales. Esa es la imagen que tiene hoy; el mismo país donde el genio y el coraje de San Martín han hecho posible la emancipación de nuestra América como ninguna otra, la misma república que ha tenido cinco premios Nobel, dos de ellos en el campo de la medicina, y que en estos días se despide y llora a Quino y con él a la insustituible Mafalda”, introdujo.
El ex funcionario sí apuntó directamente contra el jefe de Estado argentino al analizar la difícil situación que atraviesa la Argentina con el coronavirus, con un número alto de contagios y una cifra de letalidad en aumento, especialmente luego de que la provincia de Buenos Aires reconociera 3500 fallecidos que hasta el momento no habían sido registrado en la base de datos oficial.
“Hoy los datos de letalidad, mortalidad y tasa de contagios van diciendo que allende Los Andes en esta área no hay mucho que enseñar, solo resta la esperanza que las cosas vayan mejor. Que caro se paga cuando se ejecutan en un país políticas que depredan los fondos de pensiones, cuando la certeza jurídica no vale nada, cuando se desprecian las políticas fiscales, cuando la autoridad monetaria recibe órdenes del encargado del gasto, cuando la máquina de emitir funciona sin límites, cuando no se paga lo que se debe, cuando se desalienta la inversión extranjera o a los que están se les hace la vida imposible. Que nos sirva de lección ahora que se nos aproximan tantas e importantes definiciones para el futuro de nuestro país”, señala Burgos.
Y completa: “Profesor, menos Zoom dando recetas, mejore sus asesores internacionales, menos desgaste intentando artilugios para evitar que la justicia sancione a los corruptos, aunque corra riesgo su dupla gobernante. No vaya a ser cosa que termine pareciéndose al maestro del tango “Chorra” profesor de cachiporras”.
La frase alude a las primeras conferencias de prensa realizadas por el mandatario argentino en el inicio de la cuarentena, cuando comparaba el avance del virus en la Argentina con lo que sucedía en otros países de la región. En más de una ocasión, el jefe de Estado Argentino aludió a Chile para destacar las políticas sanitarias impulsadas por su gabinete.
Ese tipo de presentaciones con filminas y gráficos son cosa del pasado. Las últimas dos veces que el gobierno decidió extender la cuarentena -que ayer cumplió 200 días- difundió videos y mensajes en redes sociales con menor pomposidad. No es para menos: hoy la Argentina es uno de los países con más contagios en el mundo y hay provincias que están transitando situaciones complejas.
El análisis del ex funcionario provocó una respuesta filosa del embajador argentino en Chile, Rafael Bielsa. El diplomático publicó una columna de opinión en “El Mercurio” titulada “El comediante Burgos" donde plantea: “Es cierto que mi país, por desgracia, nada tiene que enseñar a nadie respecto de la pandemia del coronavirus. Sólo que Burgos, obnubilado, pretende condenar la atropofagia comiéndose al caníbal, dado que se resiente de lo que él considera un agravio e incurre en el mismo tipo de conducta que critica”.
Bielsa no sólo acusó en varias oportunidades a Burgos de falsear la verdad, sino que además que contó que está transitando la enfermedad y expuso con una prosa particular su agradecimiento al pueblo chileno: “En estos momentos , estoy contagiado con la enfermedad. El tratamiento y el seguimiento del seremi asignado a mi caso han sido de excelencia. Otra deuda que, en caso de sobrevivir, tendré con Chile”.
La columna completa de Burgos (publicada en La Tercera)
El profesor Fernández
Dieciocho y medio millones de personas bajo la línea de la pobreza, el 56% de los niños menores de catorce años en esa condición; cuatro millones de habitantes sin acceso al agua potable y alcantarillas, prácticamente sin mercado de compra y venta de divisas, una inflación anual por sobre el 50%, en recesión, y una caída del PIB de algo más de 19 puntos en el último trimestre.
Ustedes creerán a primera reacción que doy cifras de una nación que está o recién sale de un conflicto armado, de una revolución o donde hubo algo parecido al Chavismo. No, estoy hablando de Argentina, de nuestro principal vecino, acaso el país con que más similitudes culturales poseemos. Esa es su fotografía actual; el mismo país en que el genio y valor de San Martín posibilitara, como ninguno, la emancipación de nuestra América, la misma República que ha tenido cinco premios Nobel, dos de ellos provenientes de la medicina, y que despide y llora en estos días a Quino y con él a la insustituible Mafalda.
Culpar al profesor Fernández de este estado de cosas sería un exceso y como tal injusto; son largos años de acumulación de errores en políticas públicas, pero por Dios que ha hecho poco por salir de este estado. A comienzos de su gobierno -la verdad, bien compartido con la vicepresidenta- poseedor de una votación más que respetable, se recetó el tono pausado, algo pedagógico, lo ocupó tanto en lo doméstico como en lo internacional y a nosotros nos tocó una cuota del tonito, primero a partir de los acontecimientos post 18 de octubre, siempre con algo así como “yo sabía que iba a pasar”, y luego en comienzos de la pandemia, poniéndonos como ejemplo de un mal enfrentamiento de la peste.
Hoy los datos de letalidad, mortalidad y tasa de contagios van diciendo que allende Los Andes en esta área no hay mucho que enseñar, solo resta la esperanza que las cosas vayan mejor. Que caro se paga cuando se ejecutan en un país políticas que depredan los fondos de pensiones, cuando la certeza jurídica no vale nada, cuando se desprecian las políticas fiscales, cuando la autoridad monetaria recibe órdenes del encargado del gasto, cuando la máquina de emitir funciona sin límites, cuando no se paga lo que se debe, cuando se desalienta la inversión extranjera o a los que están se les hace la vida imposible. Que nos sirva de lección ahora que se nos aproximan tantas e importantes definiciones para el futuro de nuestro país.
Profesor, menos Zoom dando recetas, mejore sus asesores internacionales, menos desgaste intentando artilugios para evitar que la justicia sancione a los corruptos, aunque corra riesgo su dupla gobernante. No vaya a ser cosa que termine pareciéndose al maestro del tango “Chorra” profesor de cachiporras.
La respuesta de Rafael Bielsa (publicada en El Mercurio)
El abogado Jorge Burgos publicó en La Tercera una nota titulada “El Profesor Fernández” (03/10/20). En ella manifiesta que el Presidente Alberto Fernández ha hecho poco por remediar “largos años de acumulación de errores en políticas públicas”. Deseo referirme a sus opiniones, que no puedo pasar por alto.
La descripción que hace de la situación económico-social de mi país no es mentirosa. Tampoco es injusta su afirmación de que “…culpar al profesor Fernández de este estado de cosas sería un exceso”. Sin embargo, la nota no termina allí. Hubiera debido recordar a Miguel de Cervantes: “…advierte que es desatino,/ siendo de vidrio el tejado,/ tomar piedras en las manos,/ para tirar al vecino”.
Siento, como prácticamente todos los argentinos, un dolor y una comprensión profundos por mis compatriotas que padecen semejantes aflicciones, cada uno en su esfera. Al mismo tiempo, agradezco lo que he aprendido en estos escasos meses de estancia sobre el país de Jorge Burgos, y la vida en términos generales.
Chile y sus habitantes me imparten todos los días lecciones que me permiten reflexionar, que me interpelan y me enriquecen. Desde el plano cultural al cotidiano; desde el institucional al afectivo. No digo esto por ser diplomático: embajador o no, me gusta llamar a las cosas por su nombre, y no me parece un sentimiento vergonzante la gratitud. Ya me tocará demostrarlo con actos.
Decía que la nota no termina allí y es una lástima que haya continuado. El abogado Burgos afirma que el Presidente Fernández se refirió a los episodios del 18-O con “…algo así como ‘yo sabía que iba a pasar’”. Eso es lisa y llanamente una mentira.
Añade que el Presidente puso a los chilenos como “ejemplo de un mal enfrentamiento de la peste”. No hace falta ser retórico para saber la diferencia que hay entre decir “estamos haciendo las cosas bien” —y reafirmarlo citando países que tenían distintas recetas y distintos resultados—, y decir “Chile está haciendo las cosas mal”.
Esto no supone validar las comparaciones. Incluso las autoridades argentinas se excusaron públicamente cuando existió un error. Pero sí denuncio el uso impropio del lenguaje para hacerle decir a alguien lo que no dijo. Aun en el caso de que lo que hubiera dicho estuviera mal.
Es cierto que mi país, por desgracia, nada tiene que enseñar a nadie respecto de la pandemia del coronavirus. Solo que Burgos, obnubilado, pretende condenar la antropofagia comiéndose al caníbal, dado que se resiente de lo que él considera un agravio, e incurre en el mismo tipo de conducta que critica.
En estos momentos, estoy contagiado con la enfermedad. El tratamiento y el seguimiento del seremi asignado a mi caso han sido de excelencia. Otra deuda que, en caso de sobrevivir, tendré con Chile.
Por añadidura, y aun dando por bueno que Argentina depredó “los fondos de pensiones”, hace falta una tortuosa contorsión silogística para relacionar dicho pecado con el abordaje sanitario al virus SARS-CoV-2. Hasta donde sé, los días jueves no se comparan con peras, sino con otros días de la semana. Me cuesta mucho encontrar el hilo de relación que vincula el “tonito” del Presidente Fernández, la política económica del Gobierno y la situación epidemiológica de mi país. Para ser exhaustivo, tampoco encuentro cómo todo esto se asocia con nuestros cinco premios Nobel y con el genio desconcertante del mendocino Quino. Es que Burgos, por hablar de problemas de política doméstica chilena, no mira cuando maneja. Como el hombre del Reino de Qi en la fábula china, que robó oro a la vista de todo el mundo. Cuando fue detenido, el oficial le preguntó por qué lo había hecho delante de tanta gente. El hombre que tenía sed de oro contestó: “Cuando tomé el oro, no vi a nadie. No vi más que el oro”.
Luego, el abogado Burgos afirma que en Argentina una enorme cantidad de cuestiones se hacen peor que en Chile, con un énfasis consanguíneo del ensañamiento. Luego de enumerar algunas, remata: “que nos sirva de lección ahora que se nos aproximan tantas e importantes definiciones para el futuro de nuestro país”. Ya han tomado nota sus compatriotas, señor Burgos.
Luego de aleccionar al Presidente Fernández sobre lo que debe hacer (“Profesor, menos Zoom dando recetas”, etcétera), cree haberse corporizado en Momo, la personificación de la agudeza irónica en la mitología griega, y cierra inspirado: “…no vaya a ser cosa que termine pareciéndose al maestro del tango ‘Chorra’, profesor de cachiporras”. La lección inmediata anterior, la enésima, decía: “…menos desgaste intentando artilugios para evitar que la justicia sancione a los corruptos, aunque corra riesgo su dupla gobernante”. Una alusión directa a Cristina Fernández, que sería intolerable si Burgos fuese un caballero. Me abstendré, por respeto a mí mismo, de recordarle la letra de la cueca “El Hocicón".
Oscar Wilde, alguien que no buscaba ser gracioso, sino que su genio bromeaba a pesar de él, supo decir que “el humor es la gentileza de la desesperación”. Se refería a la ironía, no a la burla. Debo esta bella referencia a un amigo chileno, como tantas otras cosas.