"Si buscamos una frase para resumir la vocación, la obsesión, la pasión de Simon Wiesenthal podría ser ‘el odio no termina acá'”. Esas fueron las palabras que utilizó el vicedecano de la Facultad de Derecho de la UBA, Marcelo Gebhardt, para cerrar el homenaje a uno de los hombres más extraordinarios del siglo XX, a 15 años de su muerte. Lo explicó más tarde el director del Centro Simon Wiesenthal para América Latina, Ariel Gelblung. “El no podía entender cómo el odio seguía tan fuerte, con una presencia tan importante después de la Segunda Guerra Mundial, cómo el nazismo había dejado su huella, por eso este homenaje es tan necesario para cumplir su legado”, fue lo que dijo hoy.
El acto fue convocado por el coordinador de la Cátedra Libre sobre Holocausto, Genocidios y Lucha contra la Discriminación de la Facultad de Derecho, Roberto Malkassian. Y disertaron la presidenta de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la costarricense Elizabeth Odio Benito, el juez de la Suprema Corte Federal de Brasil, José Antonio Dias Toffoli, la embajadora argentina ante la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA), Silvia Fernández de Gurmendi y el propio Gelblung, organizador también e impulsor de este homenaje excepcional por la calidad de las ponencias y con figuras “de todo el continente”.
Fernández de Gurmendi, quien también fue presidenta de la Corte Penal Internacional, destacó especialmente el aporte de Wiesenthal en el desarrollo de la justicia penal internacional. “Sin su trabajo, lo que se denomina justicia retributiva o punitiva, centrada en las víctimas, que no supone que no se produzcan más atrocidades, pero sí hay un reconocimiento de que debe hacerse justicia”, explicó.
El brasileño juez Toffoli, por su lado, subrayó que"la justicia aparece como la luz ante la guerra y el genocidio" y no se privó de señalar que “el terrorismo es fruto del odio, algo que los argentinos sufrieron especialmente en el ataque a la Embajada de Israel en 1992 y en el ataque a la AMIA en 1994”.
La costarricense Odio Benito definió a Wiesenthal como “un hombre excepcional” y se enfocó en la manera en que se dedicó a que “la impunidad no fuera la norma” y buscó justicia “como acto reparador y de preservar la memoria histórica de las víctimas”.
Luego fue el turno de Gelblung, quien primero abordó un asunto sobre el que muchas veces fue consultado Wiesenthal, su concepto del perdón. Y recordó una anécdota de uno de los cinco campos de concentración en los que estuvo, cuando un jerarca nazi estaba por morir y pidió que le llevaran un judío. “Le voy a pedir a usted, en nombre de todos los demás, que me brinde su perdón por aquéllos actos que llevé adelante. Pero él contestó que podía perdonarlo de las cosas que le había hecho a él, pero no por las cosas que le hizo a otro. ‘No está en mis manos poder hacerlo’, dijo, ‘mucho menos en nombre de los que están más allá’”.
El director del Centro Wiesenthal para la región también detalló cómo está siguiendo el legando, trabajando en la prevención y poniendo atención en lo que sucede en la sociedad en estos momentos complejos, donde las redes sociales muestran la intolerancia, la xenofobia, la discriminación. “Estamos muy presentes en las redes sociales, donde el odio tomó un despliegue enorme, buscando que se diferencie entre lo que me molesta de lo que dice otro que piensa distinto de quienes tienen lenguajes ofensivos”, dijo.
Consultado por Infobae sobre cómo están trabajando con el Gobierno al respecto, Gelblung destacó que “la adopción de la definición de antisemitismo propuesta por la IHRA que se hizo por Decreto oficial lo nos facilita, a partir de ahí, que gobiernos provinciales y municipales podamos desarrollar un trabajo muy puntual”. Contó que la semana pasada el Congreso -con la firma de Cristina Kirchner y Sergio Massa- resolvió adoptar la misma definición como parte del reglamento de ambas Cámaras y confió en que el programa “Herramientas para la tolerancia” que presentó ante el ministro Nicolás Trotta antes de la pandemia, pueda incluirse en las aulas una vez normalizada la práctica escolar.
Para el cierre, Malkassian destacó la importancia “la tremenda crueldad que todavía existe” y se lamentó de que “el pueblo armenio que sufrió el genocidio en 1915 todavía no ha podido encontrar responsables”.
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