En Chile, el 18 y el 19 de septiembre se celebra la conformación de la Primera Junta de Gobierno. Es, para los trasandinos, como nuestro 25 de mayo. Y también sucedió en 1810, hace 210 años. En Buenos Aires, por primera vez, tiene lugar la “Semana de Chile en la Argentina”. El embajador chileno en nuestro país, Nicolás Monckeberg Díaz diálogo con Infobae y se esperanzó en que el festejo “se transforme en una tradición que perdure en el tiempo. A pesar de la pandemia, hicimos muchas actividades. A partir del lunes pasado, muchos edificios públicos llevan los colores de la bandera de Chile. Simultáneamente, hemos organizado talleres de gastronomía chilena, otros para aprender a bailar la cueca -que como el tango se baila con el corazón-, hicimos un duelo binacional de payadores, desde la historia hasta Messi y Vidal, y el domingo finalizará con un acto cultural en simultáneo en el Teatro Colón y el Teatro Municipal de Santiago donde la Orquesta Filarmónica del Colón será dirigida por el maestro chileno Maximiano Valdés”.
Por supuesto, el embajador tendrá durante la charla un recuerdo especial por la gesta de la independencia, cuando “O’Higgins, tras perder la batalla de Rancagua, se dirige con sus tropas a Mendoza, las unifica junto a las de San Martín, y emprenden la gesta libertadora. Como digo, uno no elige la familia, pero sí la relación que quiere tener con ella. Con el abrazo que se dan luego de la batalla de Chacabuco, ellos se convierten en los padres de la hermandad entre Argentina y Chile. Y es responsabilidad de nosotros, sus hijos, mantener vivo ese espíritu, que no tiene nada que ver con las diferencias políticas que tengan en algún momento los gobiernos. Lamentablemente, algunos convierten al patriotismo en nacionalismos extremos. Chile tiene mucho que agradecer a la Argentina. No sólo por San Martín, sino desde la educación con Domingo Faustino Sarmiento hasta el fútbol y el rock”.
-¿Cómo están en estos momentos las relaciones bilaterales?
-Son muy estrechas en lo político, institucional y social. Hay mucho contacto, por ejemplo, entre gobernadores de ambos países, muchos desafíos que se hacen juntos. Hay diferencias que se leen en el plano público que no existen. Pero la verdadera integración tiene que ver con la agenda del futuro. En tres áreas fundamentalmente: el desarrollo científico en el área astronómica y espacial nos transforman en una potencia, se puede convertir en una plataforma para ofrecer al mundo. El medioambiente: hoy vamos hacia la innovación de compartir un parque binacional: el Vicente Pérez Rosales y Nahuel Huapi con administración conjunta. Y el área energética: compartimos el mismo sol y la cordillera, y el mundo demanda energías limpias y renovables, podemos ser una potencia exportadora de ellas si trabajamos en conjunto. Y hay más. El hecho de que Chile haya sido el primer país en América Latina en lanzar la licitación para la tecnología 5G, que va a generar los trabajos del futuro, nos obliga a trabajar juntos con Argentina, Brasil y Perú. Al igual que el cable interoceánico con Australia y Asia.
-Sin embargo, lo que más se habla en estos días son de las dificultades que atraviesan empresas de capitales chilenos, como Falabella. ¿Cómo observan ustedes este proceso? ¿Ven que habrá una salida o es una reorganización?
-Tal como lo ha dicho la empresa, se trata de una decisión que tomó el directorio después de analizar distintos escenarios, y que tiene que ver con las dificultades en el desarrollo del negocio. Lo han explicado con claridad, y les ha implicado el cierre de ciertas tiendas, y respecto de otras, la búsqueda de un socio estratégico que les permita continuar con sus negocios en la Argentina.
-¿Cómo percibe precisamente el clima de negocios?
-Es evidente que la economía argentina viene enfrentando serias dificultades desde hace un período importante de tiempo. Eso genera vicisitudes para el desarrollo de ciertas operaciones comerciales tanto de empresas extranjeras como nacionales. Y la pandemia ha dificultado aún más muchas de estas operaciones. Por supuesto que, como todos los gobiernos en el mundo, el de Argentina debe enfrentar este tema con especial cuidado, porque además de los efectos propios de la pandemia, ya arrastraban una recesión anterior a ella. Espero y confío que las autoridades tomen las decisiones correctas en el momento oportuno para que la economía argentina se ponga de pie, que es lo que todos queremos. Y que se recupere la inversión.
-¿Cuando Latam decidió cerrar sus operaciones en nuestro país, ustedes fueron consultados?
-Todo el rol que corresponde a una embajada en ciertos casos, a través de las agregadurías comerciales, no ha sido distinto que en otras oportunidades. Se prestó toda la colaboración necesaria para facilitar las conversaciones, eventuales acuerdos o las decisiones que la empresa adoptó. La pandemia ha golpeado muy duramente las economías y las expectativas de inversión en todo el mundo, pero esperamos que en los próximos meses haya señales claras de recuperación. En el caso de Argentina se agravó porque ya venía, como dije antes, con recesión económica. Esperamos que no sea la excepción y que el país, cuanto antes, vuelva con sus pequeños empresarios y las empresas. Talento le sobra al pueblo argentino.
-Nombró a la pandemia. ¿Cómo se encuentra Chile? ¿Sigue creciendo la curva de contagios o la aplanaron?
-Definitivamente, llevamos varias semanas de caída en la curva de contagios y fallecimientos. Esto permitió flexibilizar y desconfinar ciertas comunas, en un plan paso a paso, pero siempre con cuidado, porque sabemos que las posibilidades de un rebrote son posibles. La tasa de positividad no supera el 5%, que es bastante baja y se hacen 130 mil testeos por millón de habitantes, lo que permite diagnosticar a tiempo los focos de contagio.
-¿Es el país con más testeos de la región?
-Entiendo que si. Desde marzo, desde el primer momento, apostamos a hacer muchos test de diagnóstico para tomar las decisiones más rápidas y focalizadas. La idea es mantener esa estrategia.
-En mayo usted zanjó vía Twitter una diferencia con el gobierno argentino, cuando el presidente Alberto Fernández expresó una cifra errónea sobre letalidad en Chile en una conferencia de prensa. ¿Lo pudo hablar con él?
-Sí. He tenido varias conversaciones con el presidente Fernández y con distintos ministros del gobierno. Debo reconocer que tengo una relación fluida con ellos. Y aquella diferencia que se produjo fue zanjada. En primer lugar, el gobierno argentino reconoció rápidamente el error con un pedido de disculpas y explicaciones. Ambos presidente tuvieron un contacto inmediato. Aquí lo que debe primar siempre es un espíritu de colaboración entre los dos países y no de comparación. Ese episodio se dio por superado. En la agenda binacional, puedo asegurar que la relación es estrecha. Las relación entre los presidentes es de Estado, no tienen espacio las militancias políticas de ellos. Es más, ningún país de América Latina tiene ni los recursos ni los apoyos para condicionar las relaciones de sus países a diferencias políticas.
-Más allá de las distintas miradas que puedan tener…
-Las diferencias políticas que pudieran tener Piñera y Fernández, o las de cualquier mandatario, no deben interferir nunca. Al presidente Piñera, en su primer gobierno, le tocó lograr importantes acuerdos con mayoría de presidentes de América Latina que no compartían su visión política. Es tremendamente importante. No se puede condicionar la relación de los países a las coyunturas de las elecciones internas. Los países y las instituciones quedan, y los presidentes se van. Desde ese punto de vista, yo destaco esta virtud en el presidente de Chile, que gobernó dos veces en escenarios muy distintos, con presidentes más afines y menos afines, y logró acuerdos con independencia de ello.
-El 25 de octubre Chile tendrá un plebiscito sobre la reforma de la Constitución. ¿Qué se define allí?
-Lo importante es dar una señal clara de avanzar hacia una Constitución que una a los chilenos. Es fundamental para que la Democracia salga fortalecida y que el pacto social marque una nueva etapa para un país al que aspiramos desarrollado, sin pobreza y donde las oportunidades lleguen para todos. Chile ha crecido y mucho. La pobreza cayó del 68 al 8,6%. Pero tenemos desafíos nuevos. Legítimamente los ciudadanos han demandado, y debemos hacer los debates con diálogo y unidad.
-Habrá visto el spot de quienes se oponen a la reforma de la Constitución en el que un taxista argentino compara a Chile con la Argentina en detrimento de ésta. ¿Qué le pareció?
-No me gustó ese spot ni en su contenido ni en la forma. Los países latinoamericanos no están para compararse, sino para colaborar. Cuando los países entran en la lógica de la comparación, pierden. En cambio, cuando colaboran, los beneficios son mutuos. Esas formas de poner las cosas en negro y blanco no ayudan ni a Chile ni a la Argentina.
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