La decisión de podarle fondos a la Capital fue cerrada en Olivos y tiene el sello de Cristina Fernández de Kirchner. El oficialismo resolvió actuar en velocidad para que no queden dudas sobre la elección de esta batalla: primero un decreto presidencial y ahora un proyecto de ley que iniciará su camino el lunes en el Senado. Juntos por el Cambio respondió con una presentación ante la Corte Suprema. Y ya hubo una primera cita de autoridades de la Ciudad y legisladores para la pelea que se avecina en el Congreso. En paralelo, algunos gobernadores dan señales de recelo frente al manejo de los recursos con destino a la provincia de Buenos Aires. No queda frente por abrir.
Apenas una foto de compromiso recordó que siguen la pandemia y la agotadora cuarentena: Alberto Fernández, junto a Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof, reunidos en Olivos. Una charla breve entre los tres, un aparte frío entre el Presidente y el jefe de Gobierno porteño. Y ayer, un anuncio impersonal de Presidencia y las precisiones por separado en cada distrito. Pareció la actuación contendida de una disputa que ya involucra a los tres poderes. Y que proyecta sombras sobre el delicado cuadro económico.
En medios oficiales circulan dos especulaciones sobre la decisión de restarle fondos a la gestión porteña. La primera adjudica dramáticamente esa determinación a la falta de recursos propios para seguir asistiendo a la provincia de Buenos Aires, con demandas siempre gigantes y además urgentes en el marco de la protesta policial. La segunda apunta a presentarla como pieza de una estrategia superior, para asegurar el principal distrito en manos del oficialismo y, en particular, de CFK. En ese plano, aún con el riesgo de consolidar a Rodríguez Larreta como un referente nacional de la oposición.
Esa mirada más abarcadora explicaría el decreto y también el complemento del proyecto de ley enviado al Senado. El texto busca establecer un monto de recursos destinados a la policía metropolitana, con un sistema de actualización determinado y ya no un porcentaje automático de coparticipación. Una forma de condicionamiento en continuado.
El Presidente firmó el decreto y envió el proyecto. CFK garantiza con mayoría propia el trámite en el Senado, que ya agendó reunión de comisiones para el lunes a la tarde. Y Sergio Massa con Máximo Kirchner sumarán el tema al complicado juego de negociaciones con los legisladores que consideran aliados, aunque sin garantía automática de aprobación. Algunas señales desde esa franja de interbloques ya generaron preocupación en el oficialismo frente a la reforma judicial. Y se anticipa un esfuerzo renovado para reunir número en iniciativas sensibles como el “impuesto a las grandes fortunas”, que demanda mayoría especial para su aprobación.
También la oposición se prepara para una pelea que asoma sin chances numéricas en el Senado, aunque seguramente de muchos decibeles en los cruces con la ex presidente. Y que siempre resulta más dura en Diputados. Ayer mismo, Diego Santilli y los senadores y diputados de JxC compartieron un encuentro para conocer en detalle la presentación ante la Corte y ajustar una estrategia que, antes que nada, rompa el discurso del oficialismo sobre el privilegio porteño frente a las necesidades bonaerenses, la opulencia frente a las postergaciones.
La posición de JxC registra en primer lugar el desafío de evitar que el debate gire hacia un contrapunto porteño-bonaerense y más aún, de la Ciudad con el resto del país. Entonces, la discusión debería ser con el poder central y sobre los desajustes en el reparto con los distritos. Por supuesto, insistirán con los argumentos sobre la inconstitucionalidad de la poda de coparticipación y expondrán con cifras sobre el aporte de la Ciudad en relación con lo que recibe, entre otras cuestiones presupuestarias, de servicios y de circulación diaria.
Ese debate comenzará en el Congreso mientras se aguarda la evolución del doble planteo ante el máximo escalón de la Justicia, un amparo y la cuestión de fondo. La Corte queda involucrada así en la principal pero no púnica disputa política de estas horas. También estudia los reclamos de los jueces que fueron desplazados con una movida ejecutada por el oficialismo en el Senado y coronada por un decreto del Presidente.
La Corte además está en el foco de atención por el mensaje que representa de hecho el consejo consultivo dispuesto por Alberto Fernández para estudiar diversas reformas. La “Comisión Beraldi” ya comenzó a funcionar y se espera que formule también propuestas sobre el Consejo de la Magistratura y el Ministerio Público. Circula además la idea de una recomposición de la Corte, que por sí sola y aún sin definiciones concretas opera como una forma de presión en suspenso.
La creación del consejo asesor en esta materia surgió en simultáneo con el impulso al proyecto de reforma de la justicia federal, que fue aprobado en el Senado con cambios de última hora que multiplican cargos y presupuestos. La sola llegada a Diputados provocó una fuerte y ruidosa crisis en esa cámara, que demandó un gran esfuerzo de negociación para formalizar un nuevo acuerdo de funcionamiento. Con ese marco, el proyecto sobre la Ciudad difícilmente mejore las cosas.
Como siempre, el armado de mayoría oficialista requiere compromisos con los propios gobernadores. Ocurrió incluso en el Senado con el reparto de tribunales que expuso el texto de “reforma judicial” finalmente aprobado. En este caso, el de los recursos de la Capital, el interés se mediría en plata.
El decreto presidencial ya había repuesto el tema de la coparticipación, insinuado sin demoras por algunos jefes provinciales del PJ y al menos un aliado, a tal punto que Alberto Fernández dijo que en el ministerio del Interior se está estudiando la creación de un fondo para asistir a las provincias el año que viene. No precisó con qué ingresos.
La inquietud advertida por el Gobierno trasciende la coparticipación. En rigor, las miradas propias y de la oposición están puestas en el reparto de partidas extras. Más de la mitad de los giros extraordinarios fueron a la provincia de Buenos Aires. Entre los distritos que menos recibieron se encuentran la Ciudad de Buenos Aires y Córdoba, este último un dato nada menor. Juan Schiaretti era visto como importante aliado a futuro por Alberto Fernández, pero está en la mira de CFK desde hace rato.
El conglomerado de gobernadores del PJ no se mueve como una liga pero es un factor de peso. No hubo un esfuerzo de Olivos para buscar algún tipo de entendimiento antes de podarle recursos a Rodríguez Larreta. Y menos, un acuerdo trabajado entre la Nación y la Capital, como se supone que debe ser en términos institucionales. Eso fue discutido hasta el inicio de la cuarentena y reapareció ahora como decisión unilateral. Tampoco hubo un trato entre todos los distritos y la Nación, al estilo de un pacto fiscal. El resultado: quiebre político, tensión proyectada al Congreso y un conflicto que llega a la Corte.
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